Anthony Hopkins supera con nota su encarnación del maestro del suspense en aquellos días en los que decidió poner en marcha la adaptación al cine de "Psicosis", porque "Hitchcock", lejos de ser una biografía al uso, se centra sólo en una etapa del director, al estilo en el que "Capote" retrató el periodo de la escritura de "A sangre fría".
Es una película amable, no demasiado exigente, que tiene muchos guiños para los que conocen los detalles de la biografía de Hitchcock, pero sin llegar a ser exhaustiva. Se habla de su obsesión por las rubias y del papel fundamental de su esposa Alma, incluso hay escenas que recuerdan a sus apariciones en televisión, pero no hay nada mucho más allá de las obsesiones, miedos y aciertos de un genio que siempre quiso añadir un peldaño más a su escalera.
Y es que, probablemente, a pesar de la buena labor de guionistas y actores, no hay mejor manera de conocer a Hitchcock que tragarse todo su ciclo de películas, algo que, ahora que lo pienso, no descarto hacer un día de estos.