Revista Cocina
Aunque parece que este año el calor se resiste, no tengo duda que llegará, y nos acompañará durante un largo tiempo. En esos días de intenso calor, tomar horchata es de las mejores cosas que, a mi juicio, se pueden hacer, pues además de ser una bebida refrescante, también es estimulante, como digo en el título de la entrada. A la chufa pequeño tubérculo (cyperus esculentum), del que se tienen referencias desde el antiguo Egipto, se le han atribuido históricamente poderes medicinales, por ser una bebida energética y diurética, fundamentalmente, por su riqueza en minerales y vitaminas (C y E). Aunque se cree que originariamente la, conocida hoy como, horchata era de agua de cebada, en la Comunidad Valenciana, como decía, la horchata se ha elaborado siempre de la chufa. Se hace limpiando los pequeños nudos, alargados o más redondos, que proceden de la juncia avellanada, llamada así por la forma de su fruto parecido a la avellana. Para después pasar a un molino donde es triturada, tras un periodo de tiempo, para que macere, se prensa varias veces, hasta conseguir el extracto final, al que se le añade, por último azúcar, entre 100 y 150 gr. por litro, para enfriarla inmediatamente a 0º. El Consejo Regulador de Denominación de Origen Chufa de Valencia, cuyo Reglamento se aprobó por Orden de la Consellería de Agricultura y Medio Ambiente de la Generalidad Valenciana, el 25 de septiembre de 1995, regula el proceso de elaboración con todo detalle. En la Comunidad Valenciana, es muy típico acompañar la horchata, con el conocido como fartons, sobre todo en el municipio valenciano de Alboraya, en definición del maestro-panadero, Francisco Tejero, se trata de un brioche, en forma de colín, de unos 25 cm de largo, que se elabora con: harina de trigo, sal, agua, aceite, azúcar, huevos y levadura, se decora con baño de azúcar lustre (glasa). www.chufadevalencia.org