Todo empezó en la cuineta. Vamos a situarnos. Setenta y cinco años atras, en el Hostal La Plaça, "la Doloretes" cocinaba para los pasantes que iban y venían de Barcelona y hacían parada y fonda en Cabrils. Por entonces era la Fonda Josep Mas, "Ca la Doloretas" para los amigos. La duras posguerras obligan siempre a salir adelante con pocos recursos por eso por entonces los platos eran sencillos, aunque bien hechos, ya que su cocina enseguida empezó a coger fama. Poco a poco, alentada por la burguesía barcelonesa de la época que los fines de semana salía fuera de la ciudad Doloretes se atrevió con platos algo más sofisticados.
Ella fue la emprendedora, la bisabuela de Arturo que es quién hoy gestiona el hostal. Aunque ella, genio y figura, estuvo allí en todo momento porque no quería separarse de lo que al fin y al cabo, era su vida. Por eso vemos algunas de las estancias del Hostal la Plaça decoradas y mantenidas lo más fieles posible a como eran en origen.
Pero el Hostal La Plaça ha sabido mantener la armonía entre las antiguas estancias y las nuevas que se han ido añadiendo para ampliar poco a pocos sus habitaciones. Como si se tratara de una colcha de retacería (patchwok) hecha de retales, el conjunto final que consigue es una lugar único, con personalidad y mucho encanto en el que casi se respira el esfuerzo que toda una familia ha hecho para llegar hasta hoy.
Un negocio familiar que ha sido gestionado por varios de sus miembros ya que la familia es grande. Padres, hermanos, hijos, primos...es curioso porque cuando esto pasa es fácil que un negocio como este se vaya disolviendo poco a poco como si fuera una pastilla efervescente en un vaso de agua, pero Hostal La Plaça se ha salvado y Arturo, joven, con muchas ganas y con muchos planes de futuro no olvida de donde viene para enfocar muy claramente hacia donde va.
Enamorado del negocio hasta la médula, apuesta por seguir adelante para que el hostal de Cabrils cumpla muchos años más y siga siendo un referente de cocina tradicional catalana como lo es hasta ahora, aunque no olvida que es necesario evolucionar.
Por eso encontramos en la carta su afamado Canelón de verduras con pasta fresca, pesto, tomate confitado, parmesano y piñones; guisantes cuando es la época, Steak tartar de solomillo de ternera con tostaditas, y una surtida carta de arroces y fideuà que también reparte a domicilio por la zona. Pero también vemos dados de salmón marinados con sopa de mango y coco, bacalao a la romana con miel y crujiente de plátano macho o pulpo cocino 12 horas a baja temperatura con parmentier de patata.
Como menús encontramos varias opciones. En primer lugar, el que este año sirve para celebrar su 75 aniversario formado por seis platos y con un precio de 19,90 € para el que ha recuperado platos sencillos de toda la vida y que forman parte de su larga historia.
Pero hay otras propuestas que demuestran la variedad de la cocina del Hostal La Plaça. Un menú diario de lunes a viernes con siete primeros, siete segundos en el que vemos bacalao, pies de cerdo, trempó o arroz que resulta una clara representación de su carta. El menú preparado para el fin de semana no se queda atrás y muchos de los platos son comunes con su menú diario aunque otros cambian como es el caso de su Solomillo de ternera con salsa Café de París. En cambio, si lo visitamos por la noche, el formato es diferente al ofrecer 4 primeros para compartir y un segundo a escoger. En todos ellos, la variedad de postres a elegir es grande, entre seis o siete dependiendo del menú, pero todos caseros. Otra gran tentación.
Es cierto que fórmulas existen muchas, pero lo interesante es que todas incluyen platos con alma. Aunque todo dependerá del gusto de cada uno, lo que no podemos negar es que 75 años al pie del cañón y seguir siendo un lugar de referencia, tiene que tener una razón de ser. Imaginaos la cantidad de platos que se han cocinado en esos fogones, la de kilos y kilos de verduras, carne y pescado que se han consumido, la de platos que se han lavado y la cantidad de gente que por allí ha pasado y, sobre todo, disfrutado. Todos ellos no pueden estar equivocados, como tampoco lo puede estar el público que a diario les visita, o que los fines de semana vueve para repetir sin faltar al ritual, o todas las familias que han decidido celebrar con ellos sus mejores momentos.
Este aniversario ha servido para que muchos de los que no conocíamos Hostal La Plaça lo hayamos hecho y lo guardemos como uno de aquellos sitios a recomendar y a volver en cuanto tengamos oportunidad. Quedan muchos años por delante para seguir en el candelero como un gran "must" del Maresme, porque lo merecen, porque lo valen y porque cuando algo se hace bien, el éxito está asegurado.
Hostal La Plaça: 75 años de historia en el Maresme Click to Tweet