Revista Libros

Hotel alegria

Publicado el 19 mayo 2011 por Lacoleccionistadeespejos
Hotel alegria

O el laberinto de la felicidad


Dorelia Barahona R.


Como la Felicidad y la alegria se parecen,


a veces pensamos que son iguales


El saber es la parte más considerable de la felicidad. Sófocles

Mi Belleza, Del, me remitió a este texto y me pidió, muy de ella el favor de re-escribir sus anotaciones porque dice que últimamente sus pensamientos en desorden no le permiten comunicarse bien… yo creo que ese desorden es en realidad una visión que la antecede y de ahí el problema de la comprensión, de comprenderse, su mente es demasiado inquisitiva, y esta acostumbrada a deshilvanar los textos como cuando canta por los bajos... Vamos a intentar implementar aquí un juego de ideas, de su armario personal que espero poder ordenar bien
Las esperanzas de los idiotas son despojos de la razón… Demócrito

A esta autora tengo muchos años de leerla.
Hay cosas suyas que me gustan y otras que no.
Me resentí con ella por un comentario que hizo sobre Premios Nacionales en la prensa, y cuando ya estaba dispuesta a ponerla con todos
los demás, y ya sabes que casi nunca retrocedo con mis posiciones, o Carmen Martín Gaite. ̶¿El Cuarto de atrás?... Sí. Y a Rima de Balbuona; Mundo mujer y demonio, me hicieron pensar en el sutil emblema del arquetipo de ser mujer y escribir desde una realidad diferente cada vez y que: más allá del anima y del animus, se abren nuevas puertas que sin atravesar el fuego del conocimiento, todos nos juzgan, pero tu no puedes ni debes hacer lo mismo sin hacer el intento decir cruzar la mirada, dice Martín G., detenerse es necesario y piensa desde lo que ella ve, y entonces... me puse a pensar ¿Qué cosas me hacen feliz, a mi en particular? ¿Existe algo que pueda hacerlo a un@ enteramente feliz, y sí es así en donde los encontraría?

Cualquier lugar es bueno para comenzar: yo diría que mirada detrás del espejo, la desesperanza, la angustia, la soledad son el mejores puntos de salida a buscar la felicidad...

Quizás. Anoche mientras escuchaba a Luis Fallas, para mi uno de los mejores facilitadotes de la filosofía entendida hacia una visión onírica de la realidad del escritor que sabe interactuar con la fantasía y sus demonios personales y por tanto, sabe abrir esos portillos a los reacios a la idea del pensamiento individual del escritor, por tanto un acierto como presentador, pensé en el pensamiento de la felicidad, y de que era preciso comenzar por la soledad, buscar lo esencial, la primera palabra, eternidad, la esencia que es este cuerpo, vació, que no es otra cosa que angustia y que seria la angustia sin la soledad de la felicidad? Y es que mientras los otros me dan la impresión de que existo, la soledad vive sin mentiras revelándome la nada que so(mos)y, la vanidad el vacío en mi, de mi misma....

Feliz es aquel al que, como suele decirse nada más le cabe esperar. André Paul Guillaume Gide, dijo una vez que deseaba morir totalmente desesperado, porque sería morir feliz, porque del mismo que Dante; inscribiera a las puertas de su infierno personal, -¿Quién entre aquí que abandone toda esperanza!; para ellos la esperanza es esperar de la felicidad.... ¿Qué importa lo que imaginé sentada en sobre la silla, la espalda contra la silla, mientras apaciguaba el nada que temer ni esperar de un libro más; si la felicidad nos da alas, y quién lo pierde se vuelve ligero, creo?...

Y es que mucho antes de que enviara la invitación a este evento, ya había leído el libro y escuchado mis voces interiores, y llegué al convencimiento de que tener esperanza era esperar, pero la felicidad comienza cuando ya no se espera, e ineludiblemente existe algo que la activa...
En alguna parte de los Apocalipsis esta, Los días que han de llegar cantaremos... Todo culto cualquiera que sea funciona por la esperanza, y gran parte de la felicidad esta hecha de ella La felicidad es ilusoria, el optimismo la cadena de los tiranos. Sin embargo fue Marx, quien dijo que renunciar a felicidades ilusorias es la exigencia que formula la felicidad real, pero la única felicidad real es la felicidad presente... La esperanza es también opio que nos hace felices. De una forma o de otra todos buscamos escribir nuestra propia forma de lograr felicidad, y no importa el precio sino lo que tenemos que decir: en la tradición celta, las brujas eran castigadas por su conocimiento nominal de la vida, y uno de esos conocimientos era la capacidad de expresar su sentimiento a través de la palabra, que venía casi siempre contenida en un sueños, cuyos conjuros probablemente son una forma de llamar la felicidad, solo que desde la mirada del observador que sueña…

Es curioso que hayas pensado en brujas en relación con la felicidad, su misión precisamente, es esa, sin embargo, la relación entre la palabra hotel y la felicidad son tan parecidos como un rizo a un panal de abejas: comencé a sentir intriga porque para mí cada una de las habitaciones del hotel, de este hotel, eran iguales a las de las colmenas y ese dulce comenzaba a gustarme como algo más que un simple postre, degustado a oscuras, de pie, en soledad y desesperanza frente a la puerta de un mundo maravilloso donde apenas se adivina la luz y sin embargo… por fin silencio, por fin soledad, el despertar de los sentidos...

En cierto modo, es lo que traemos adentro lo que da vida a este tipo de lectura. Gustave Coubert, solía decirles a sus alumnos que para encontrar la claridad en un cuadro había que buscar el tono más oscuro que hubiese, después de indicar el lugar aplicar ese mismo color con espátula o con pincel, atacando gradualmente los matices menos intensos, intentando poner cada cosa en su lugar finalmente ya no tendrás más que dar luz a los tonos más claros. También esto vale para el pensamiento del escritor, donde es necesario comenzar por lo más común, buscar el vació y lo desnudo para progresivamente dejar que esa luz, que se aparece bajo la puerta se convierta en la noche, la puerta, que siempre es necesario abrir. En caso contrario no habría necesidad de pensar. Por eso hay que comenzar con la desesperanza…

La desesperanza, Cal, es parecido a la llegada de la noche, bajo la lluvia, en un lugar desconocido, mientras buscamos refugio… de pronto vemos un hotel, me pasó con vos, ¿ Recuerdas?, y por la desesperación de entrar, de ese egoísmo particular del deseo, en sí, otra forma de felicidad, empujamos a un lado los estorbos de la puerta para tener acceso cuando lo más conveniente hubiese sido romper la eternidad del silencio y decir cualquier cosa antes de entrar a nuestra soledad, eso también me hace feliz a mi, mi soledad de escribir y leer como quiera. La noche al caer nos trae muchas veces desesperanza, pero desesperanza no es tristeza, sino que es tristeza contra desesperanza; pues la tristeza no es sino la decepción de una esperanza previa.

La noche está en nosotros, en nosotros la luz, Del.


De entrada, es necesario comenzar con la noche baldía y vacía, pues antes de la primera noche hay muchos amaneceres y antes de la eternidad del silencio, es preciso comenzar con la soledad, como dices, la lectura. Lo demás nos distrae, nos divierte, nos aleja de lo esencial, la crítica del libro, desde tu punto de vista, ¿Cuál es?...

En el libro, Hay un efecto de catarsis. Liberador...
-¿Por qué hay con mayúscula?¿Será que existe un respecto que es temido?

Solo le temo al innanis, al vacío, la ataraxia (del griego ἀταραξία, "ausencia de turbación"), que he leído mucho últimamente en textos de autores "consagrados", o noveles que creen saberlo todo por la alabanza de sus amigos, en este todo queda reemplazado por la imaginación, el placer en reposo...
-Lo contrario de desesperar, según Kierkergaard, es creer... La gran tentación de todo escritor es la mentira, querer engañar. El arte de ese engaño, es el miedo de reconocer la verdad, si es que la hay, ante sí mismo. En ninguna parte esta escrito que el deshago no sea también una verdad que nos da felicidad

Es un Hotel, ya sabemos, de los antiguos. De los que cuando uno entra todo es de un color distinto. Se respira melancolía y un pez de sombras entrando por los boca-techos de cristal suspendidos entre el tiempo y la memoria. El polvo, nunca es igual en este tipo de lugares. El libro de visitas pule todo a su alrededor a fuerza de ser tan usado por la soledad del silencio. Solo tiene diez habitaciones, una por cada emoción importante, una por cada historia propia e inigualable. Del otro lado del mostrador, la campanilla sonando con risita de hada juguetona, convoca a una encargada entrada en años, de esas que enviudan jóvenes y saben muy bien como hacer su voluntad frente a las marasmas del tiempo. Lenta. Cuidadosa. Revisa cada detalle antes de entregarme la llave...


Nuestra cultura androcéntrica nunca pudo asumir laedad de los laberintos; y que en realidad fueron construídos por las mujeres para escapar de la espectativa convencional de someterse a las reglas sociales... Conectora, nutricia, este libro es, por cierto, dador de inteligencias múltiples que rae consigo el surgimiento de una escritora conswciente del esquema universal de los nuevos tipos de conciencia


¿Entrar o simplemente reflexionar en lo que veo?...


Como en Carmen Martín Gaite, el libro tiene una estructura de ciruelos en flor: fiel exposición de la problemática de la sociedad que les circunda, del mismo que Woodman habla de la nutrición inconsciente, que ofrece casi siempre la mujer que es capaz de discriminar si el alimento que da a los de su alrededor es adecuada o no, y si el receptor puede o no dirigirlo


Es decir, que estamos frente a una autora que es capaz de dar: el autor terrible, cae fácilmente en el arquetipo negativo de los ciegos; que ni siquiera sospechan lo lejos que se encuentran de sus potencialidades; pues ignoran que los productos de su imaginación también deben ser cuidados y nutridos, porque son los que crearan el mundo que leemos a través de la mirada de lo que escriben


No hay dioses ni nada nuevo que esperar. Los mundos estan perfectamente enlazados a través del proceso de la observación; no se habla por hablar, y menos se escribe por escribir y nunca Hay una palabra asustada; porque todo es verdad. Los personajes tienen cada uno sus alas, y su viaje y su llegar a descansar.


El tropos, la inversión de las ideas, la metaforización y aún la form en que se encadenan las ideas, refuerzan un constante enfrentamiento con la idea de la búsqueda de cada personaje, porque en la medida que sentimos la causa de su tristeza nos alegramos cuando alcansa su felicidad


El hotel; casa, espacio, habitación, refugio, resguardo, todo sinónimos de laberintos que como en Icáro, representan la inmensidad del cielo, el libre albedrío que casi nunca reconocemos como tal. Nada los sujeta. No llevan piedras que los traigan a tierra en el momento menos esperado, simplemente deambulan por el laberinto donde pueden desplazarse sin salir de ellos mismos ni de su soledad, de su felicidad, de sus espacios y definiciones, de lo que es diferente para cada uno y los construye en cada secuencia como el camino después del túnel...


Cierto. Nunca piensa uno en lo que hay después de que sale uno de un tunel porque siempre se piensa que el camino sigue, ¿Y si no? ¿Y si nunca hubiese existido más que para el que quiere que exista?


Sociedad y mundo, también los contienen, y jamás los abandonan aunque cierren la puerta ruidosamente tras ellos, cambiando de lugar pero no de espacio. En ese laberinto pueden huir de todos sus miedos pero salvarse no, porque más allá no hay nada más que renunciar a la felicidad...


Ideas, confusas dijo que tenía; según Freud: La felicidad no es sino un sueño cuya realización es absolutamente imposible; todo el orden del universo se opone a ella; uno se siente inclinado a decir que no entra dentro de los planes de la creación que el ser humano, sea feliz...


Eso es lo que más te gusta hacer, por eso este es un libre recomendable para soñar con la felicidad


Para La Coleccionista de Espejos
Dlia Mc Donald Woolery; y Caleb Aguilar Figuls; 13 espejos magicos de azul y caoba


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Dorelia Barahona Riera, Madrid (España), 1959
Narradora, poeta y pintora costarricense
Poesías, Taller de Publicaciones de la Universidad de Costa Rica, 1971
Para qué cansarlos con el cuento (San José: Editorial Universidad de Costa Rica, 1989).
De qué manera te olvido (México: Ediciones Era, 1990)
Reconocimientos:
Revista Nacional de Cultural, México, segundo semestre de 1992.


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