Revista Cultura y Ocio

Hungría, cerveza y mala leche

Por Onsokumaru

¿Os acordáis del post acerca de las diferentes clases de castas en el Imperio Español?, ¿y de ese amigo que  iba de listillo y acabó con su erección por los suelos? Pues ahora con el mismo grupo de amigos me encuentro de viaje por Budapest y bebiendo en una de esas bonitas cervecerías de película.

Hungría, cerveza y mala leche

Budapest, destino turístico preferido después de Kabul


 ¡Qué bonito país! El hermoso río Danubio, poder visitar sus innumerables monumentos y es la cuna de la actriz Rita Faltoyano.

 

Hungría, cerveza y mala leche

Hablamos español y estamos receptivas

Muy tranquilo todo hasta que nuestro premio Nobel particular se erige en el Rey de la conquista femenina porque tres chicas húngaras, estudiantes de español, le han dicho "hola". Es tontería explicar como el tamaño de su falo aumentó de semejante forma que buscaba libertad dentro de la cárcel en la que se había convertido los vaqueros en donde se encontraban alojados.


Así que para mejorar el ambiente reinante quise darle unos consejos para agradar a esas chicas, recomendándole que usara la jarra de cerveza más grande del local, se pusiera en pie y gritara:
¡Viva el mejor país del Este de Europa!, que pronunciara  ¡Egészségedre! e intentara brindar con todos los húngaros posibles...
La escena siguiente  es que la mayoría de hombretones del bar intentaban meterle la jarra por el culo ano mientras le pellizcaban los pezones  gritando con una enorme vena hinchada en el cuello. Las tres chicas  se acercaron y le escupieron en la cara, y yo me dediqué a explicar al grupo (por supuesto está nuestra morena de escote generoso) el porqué del este bochornoso incidente:

Hungría, cerveza y mala leche

Ahora te toca beber por el culo ano



1º.- Hungría es un país centroeuropeo y se sienten insultados si alguien insinúa que están más situados en Europa Oriental que Bulgaria.

2º.- Uno de los idiomas más difíciles que hay en el Viejo Continente es, junto con el finlandés hablado por nuestro querido Simo Häyhä, el enrevesado húngaro. Y pensareis que soy tan hijoputa  bribón que le recomendé alguna palabra malsonante, no, la palabra que le indiqué significa "a tu salud", no me crucifiquéis. Lo malo es que es tan difícil pronunciar este idioma del diablo que se acaba diciendo algo parecido a "a tu culo". Me olvidé darle ese consejo.

Ya tenemos dos ofensas, pero la mejor viene ahora.

3º.- Pero primero una pesada breve reseña histórica para hacer boca:
Hungría era un país grande y fuerte en la Edad Media. Daba unas hostias bofetadas que tumbaban al más osado, pero ya conocemos como es de caprichosa la (H)istoria y en el año 1526 la corona pasa a manos de la familia Habsburgo, unos austríacos malos como la peste (versión hungara activada).
La nobleza húngara siempre fue conocida por ser unos rebeldes inconformistas e intentaron mediante numerosas revueltas independizarse del Imperio Austríaco... sin éxito. Pero llegó el momento ideal, un grupo de intelectuales (señores con mucho tiempo libre, gafas de pasta, palestino al cuello y parches del Ché en la chaqueta de pana) logró remover las conciencias de la mayoría de la población y propagaron sus ideas revolucionarias en el año 1848. 

Hungría, cerveza y mala leche

Isabel Coixet, prototipo de iniciar una revuelta húngara


Tras repartir mamporros a las tropas austríacas consiguen su ansiada independencia en 1849, pero poco duró ese subidón de alegría. El Emperador Francisco José I (el cobarde austríaco) pidió ayuda a su primo ruso y juntos doblegaron a las tropas húngaras. Por supuesto que reprimieron con dureza a las cabezas pensantes de todo aquello, una de las ventajas de ser el vencedor.

Hungría, cerveza y mala leche

Francisco José I, su cara ya habla de lo hijoputa amistoso que era


Fin del rollo (h)istórico.
Ahora viene lo bueno:
 Las tropas austríacas, después de vencer a los sublebados y ébrios de poder (con la inestimable ayuda de los rusos), colgaron a los generales rebeldes (mártires de Arad) mientras lo celebraban brindando con cerveza, chocando sus jarras, riéndose a carcajadas y seguramente mostrando sus penes en señal de burla. 
Aquello marcó para siempre el orgullo nacional, perjurando que si alguien osara a brindar con cerveza lo relacionarían con aquellos  austriacos cabrones  miserables.

Hungría, cerveza y mala leche

"Los Mártires de Arad",  y nuestro amigo haciendo mofa con la cerveza


Han pasado más de 160 años y la mayoría desconocen de donde viene esa aversión, pero mientras brindo con una copa de vino húngaro (reconocido desde el medievo por su calidad) con la morena de escote generoso, observo a mi infatigable compañero de viaje sufrir en carne propia el desinterés por las costumbres locales.

P.D. Desconocía hasta que punto el ano de un hombre puede dilatarse.


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