Revista Sociedad

Hygge

Publicado el 23 mayo 2017 por Salva Colecha @salcofa

Hygga? Higge? Giga? Higa? ¿Pero qué es eso alma de cántaro? Seguro que más de cuatro estáis pensando eso ahora mismo, a mi por lo menos  me pasó, incluso todavía dudo si no me tomaban el pelo. Pues no, el Hygge es un invento que viene de Dinamarca, el país más feliz del mundo según la ONU,  Hyggeque resulta hasta difícil de pronunciar pero viene a referirse a crear un buen ambiente en el que respirar a gusto, buscarte ese ratito de sosiego en casa donde ponerte cómodo y olvidarte del mundanal ruido. Algo sí como todo lo contrario a lo que nos ocurre en este país en el que no nos dejan en paz ni un momentito, cuando no son elecciones que no salen según lo previsto son escandaleras que, si fuésemos normales harían gritar a los muertos. Lo del Hygge es algo arrasa en Dinamarca y que amenaza con ponerse de moda en toda Europa. Pero bienvenidas sean la modas. Si adoptamos hasta el Halloween igual será bueno copiar algo que puede hacer algo para mejorar la existencia en esta locura en la que nos hacen vivir agobiados y acelerados como un Fórmula 1, sin tiempo a darnos cuenta de que existen esas pequeñas cosas que valen más de lo que cuestan y sin tiempo siquiera a parar y pensar lo que nos están haciendo.

El caso es que parece hasta gracioso que sean los daneses (pobrecitos, no ven el sol y andan paliduchos) los que nos dicen que desconectar de la rutina, buscar el confort físico y anímico, pasar buenos momentos y todo eso, es

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bueno. A bote pronto se me ocurre pensar que ¿Ellos que sabrán de un buen sarao? Pero el caso es que les funciona. Podíamos probar pero con nuestro estilo de vida mediterráneo, la cosa se complica. A nosotros nos gusta vivir en la calle, ver gente, juntarnos, relacionarnos, machacar a algún candidato de partido, burlarnos de otros. Puede que a los daneses les valga pero a simple vista parece que tenemos mucho que adaptar para que nos funcione, aquí tenemos más sangre, aunque si te paras a pensar, no somos tan distintos, nosotros también necesitamos algo de paz.

Al final todo esto se reduce a conseguir que nuestra cueva (si no se la ha llevado el banco, que esos también tienen delito) sea un refugio íntimo en el que desconectar ya sea uno

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solito, en familia o junto con los amigos, la idea es hacer de un lugar o un momento algo confortable, algo así como crear el ambiente contrario al que se vive en “La casa de las dagas voladoras”, la sede del PSOE. Eso de buscar pasar un buen rato ya va más con nosotros, ¿Verdad? Será porque somos más sociales que los amigos vikingos. No nos hace falta encerrarse a lo cartujo para encontrar la paz (aunque algunas veces puede ser necesario un rato de “desaparición”), también lo podemos pasar bien en casa con un un buen libro (una opción inmejorable), una peli, unos amigos, un album de fotos de antes, unos recuentos en la calle Ferraz…

A todos nos hace falta, en todo este maremagnum que padecemos, una muralla para poder protegernos un poco, un espacio en el que hacer lo que nos de la real santa

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gana, apagar el teléfono, no contestar a los mails del brasa del jefe o  incluso aburrirnos un poco. ¿Sabías que si no te aburres jamás tu creatividad va a quedar resentida? Resulta que al final el aburrimiento, eso que nos venden como un monstruo al que debemos huir como de la peste es necesario. Aburrirse puede hacer liberar recursos mentales, hacernos pensar un poco. Eso es bueno para “el aburrido” y malo para los que sacan algo de que vivamos agobiados sin tiempo ni a respirar, los que nos venden hasta “spinners” para que no nos aburramos, los que sacan provecho de hacernos creer de que necesitamos el último modelo de coche y esto y lo otro y de paso nos hacen sentir desgraciados.

Parece que el asunto del Hygge se resume en algo básico y fácil de entender, necesitamos mirar un poco más por nosotros (sin olvidar en ningún momento el Contrato

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Social, porque oye, tampoco esto puede ser una jungla). Mereces cuidarte un poco y disfrutar de momentos agradables porque son lo único que va a quedar después de todo. ¿Te has parado a pensar que sólo recuerdas lo bien que lo pasaste aquella vez en el cine, con una bolsa de palomitas? ¿A que no te acuerdas de lo que te costaron las entradas? Ya se que no somos ricos, pero de vez en cuando, no es malo intentar disfrutar un rato, si no sabes aprovechar la magia de los buenos momentos y si no intentas crearlos, te va a pasar la vida y al final, sólo al final, descubrirás que tu existencia no ha sido tan diferente a la de un mulo de carga. Y eso duele.

Los 12 pasos para incorporar a tu vida el ‘hygge’, el secreto de la felicidad danesa


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