Revista Vino

I Xemei

Por Jgomezp24
Collage Xemei
Stefano y Max Colombo. Hace ya algunos años que como en su restaurante, I Xemei (Passeig de l'Exposició, 85. Telf. 935535140) y creo que, ahora mismo, están dando "il sorpasso", el paso adelante que necesitaban para ser vistos y tenidos como lo que son: uno de los mejores restaurantes italianos de Barcelona. Mucho decir es eso, pensarán algunos, en una ciudad como la nuestra. Pero digo lo que siento tras mi última comida allí. Creo que Al Contadino sotto le stelle, junto con I Xemei, son los dos sitios más interesantes de la ciudad, aunque para ser sinceros, más que ser italianos, lo que son es hijos de su tierra. Quienes nos hemos pateado las islas y la península itálica sabemos que en Al contadino se come abruzzese y en I Xemei venezian, pero eso, ahora, es lo de menos. Se come muy bien, sin más. La decoración de "Los gemelos" sigue siendo la misma, como son ellos, como es Venezia: exuberante, excesiva, casi barroca, con una clara tendencia al horror vacui.
Stefano y Max también son así: grandes por dentro, abiertos, exuberantes, generosos, sinceros, dispuestos a todo para hacerte pasar un buen rato en su sala y con su comida. Quien busque moderación, recato, contención, poco ruido...que no venga aquí. En I Xemei la explosión es la del Mediterráneo puro. Sin concesiones y a fondo. Salieron de aperitivo unos extraordinarios, frescos, boquerones marinados en aceite y tomate. Tomamos (¡vengo de pasar unos días en Venezia!) el mejor bacalà mantecato de mi vida, delicado y suave, el mejor beso de la Serenísima. Culminamos con un espectacular risotto de espárragos verdes y cañaillas, del que tardaré en olvidarme. Muy en su punto, el contraste de consistencias y sabores de ese mar y montaña me atrapó. Menudo homenaje a la primavera...Nos aposentamos para una larga conversación con unos sencillos pero riquísimos tiramisú (contención, aquí sí, y una suavidad...) y crostata con mermelada de albaricoque (para mí, ahora, de los mejores de Barcelona).
Los vinos los puso un amigo de la casa (Stefano y Max saben bien -lo comentaron, ¡no en vano son discípulos de Mauro Lorenzon!- que el paso definitivo tienen que darlo con la carta de vinos: ahora tienen alguna cosa grande, sobre todo de la Enoteca d'Italia, ¡pero quieren y necesitan más!), Dominik Huber, de Terroir al Límit, con una muestra de lo que será Arbosssar 2009 (en un punto casi explosivo, delicioso, con mucha fruta, algo de carbónico todavía, con profundidad y largo recorrido: hay que seguirlo pero este nasciturus promete mucho) y un Les Manyes 2008 (ciruela madura, reposo, más discreción, balsámico, suave, flor de violeta, más mineral). Lo pasé en grande, por la comida, por la bebida y por la compañía, sobre todo. Es un sitio que, se diga lo que se diga, sigue creciendo (no en precio: pagué 40 euros por todo) y no tengo dudas: lo seguirá haciendo y yo, si los Dioses son benévolos conmigo, lo veré.

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