Para conseguir su principal objetivo de sobrevivir y dejar descendencia, los animales han desplegado gran diversidad de formas, colores, tamaños y comportamientos que según su hábitat y forma de vida les permitirán continuar en la carrera por la supervivencia. Uno de ellos es el mimetismo; un mecanismo mediante cual imitan a otro ser vivo.
Una reciente revisión de colecciones museísticas, aquellas que pueden parecer elementos que amontonan polvo en grandes edificios y sin embargo, son indispensables reservorios de biodiversidad, ha revelado diversos insectos imitadores de hormigas, algunos de ellos nunca antes catalogados.
Las hormigas del género Ectatomma (izquierda) son imitadas por las ninfas de la chinche de Texas Hyalymenus tarsatus (derecha).
Un montón de imitadores
Los imitadores de hormigas, o animales que se asemejan morfológicamente a una hormiga, no son en realidad muy extraños, es más, son tan comunes que los biólogos han acuñado un nombre para ellos: mirmecomorfos.
En términos numéricos, habría aproximadamente 2000 especies de animales que imitan a hormigas. Es más, los ecólogos estiman que en algunos hábitats tropicales estos particulares animales pueden representar entre el 1 al 2 % del total de la fauna de artrópodos.
¿Por qué este mimetismo es tan frecuente? Quizás es obvio cuando uno considera lo numerosas que son las hormigas. Las hormigas constituyen casi un cuarto de todos los animales en términos de peso, y en términos de individuos, pueden superar en número a nuestra propia especie en un factor de un millón.
La mayoría de los imitadores son insectos o arañas
Taxonómicamente, el parecerse a hormigas es algo ampliamente expandido entre los distintos órdenes. Hay arañas, ácaros, escarabajos, chinches, orugas, grillos, arañuelas entre muchos otros animales que imitan morfológicamente a las hormigas, lo que indica que este hecho ha evolucionado muchas veces y de forma independiente. No es de sorprender que la mayoría de los imitadores sean otros insectos o arañas, sugiriendo en cierta medida que un plan corporal bastante similar al de las hormigas sea un prerrequisito para poder ser un mirmecomorfo.
Los más imitados
Cuando se produce la imitación entre animales, los más imitados son los insectos como las abejas, las avispas y las hormigas. Esto se debe a que son poseedores de potentes mecanismos de defensa como por ejemplo los aguijones. Incluso las hormigas y abejas sin aguijones tienen defensas químicas: muchas hormigas pueden dispersar ácido fórmico desde su abdomen. Por otra parte, varias especies de hormigas son conocidas por ser desagradables al gusto para la mayoría de los depredadores.
En la gran mayoría de los casos, este mecanismo de imitar a otro ser vivo es empleado por animales sin esas posibilidades de defensa, siendo en este caso denominado mimetismo batesiano, porque si bien las especies son similares en apariencia, sólo una de ellas está armada con mecanismos de defensa frente a los depredadores.
Los trucos del imitador
Los imitadores de hormigas han desarrollado muchos trucos para imitar las características más sobresalientes de estos animales entre las que se destacan: el cuerpo constreñido que es negro o marrón y a menudo brillante; la cabeza grande con antenas prominentes y la ausencia de alas.
Imitador del género Cyphonia. Créditos Andreas Kay, Flickr.
Para los insectos, poseer estas características es relativamente sencillo, ya que las hormigas son insectos himenópteros y comparten similitudes con otros órdenes de insectos. Sin embargo, el mayor desafío para los imitadores es lidiar con las alas, ya que las hormigas carecen de ellas, excepto para las formas aladas. En esos casos, los insectos imitadores que poseen alas disimulan las mismas o en algunos casos llegan a deshacerse de ellas por completo. Por otra parte, aquellos que experimentan metamorfosis incompleta imitan a las hormigas solo durante estadios jóvenes en los que no poseen alas.
Algunas especies de chinches de las plantas, por ejemplo, imitan diferentes especies de hormigas, dependiendo de la etapa de su ciclo de vida en que se encuentran.
Y la similitud morfológica parece no ser el fin, y algunos imitadores van un paso más allá. Debido a que el comportamiento tiene que ser “tipo hormiga” muchos imitadores, por ejemplo, mueven sus patas delanteras del mismo modo que las hormigas mueven sus antenas.
El desafío de las arañas
Para las arañas, parecerse a las hormigas resulta un poco más desafiante, ya que su plan corporal difiere considerablemente del de los insectos: les falta la estructura tripartita habitual de los mismos (cabeza, tórax y abdomen) y tienen ocho patas en lugar de seis.
Para lograr su cometido, las arañas imitadoras de hormigas han desarrollado incisiones en su cefalotórax o en el abdomen para conseguir esa constricción corporal característica de las hormigas, y con el fin de convertirse en un animal de seis patas, llevan su primer par de patas de forma que parezcan las antenas de las hormigas. Por último, para disimular sus pequeños ojos, utilizan manchas de pigmentación para imitar los ojos más grandes de hormigas. Los resultados son asombrosos y si no, mira la imagen!!
La inofensiva araña de las especie Sphecotypus niger (izquierda – arriba) da la impresión de ser la robusta y agresiva hormiga Pachycondyla villosa, (derecha- arriba). La araña saltadora, por su parte, imita a las hormigas tejedoras del género Oecophylla. (inferior).
Un imitador particular
Un ejemplo particular de estos imitadores lo constituye un miembro de la familia Membracidae, la chinche denominada Cyphonia clavada. Se trata de una especie arborícola saltadora que habita en Centro y Sudamérica y se parece más a una criatura de la mitología griega que a un animal producto de la selección natural. En un principio, cuando observas este animal puede parecerte una hormiga, sin embargo, en una segunda mirada se vuelve evidente que la supuesta hormiga no es tal, sino una ilusión creada por una curiosa protrusión que se extiende desde la parte delantera del tórax del insecto.
Chinche Cyphonia clavata con su “disfraz”. Adaptado de Current Biology.
De manera notable, y a diferencia de otros imitadores, el cuerpo principal de la chinche está oculto bajo un “disfraz” de hormiga, que gracias a su color pálido similar a la vegetación es mucho menos evidente que el color oscuro de la hormiga que trata de imitar.
Además, las estructuras que le permiten “disfrazarse” e imitar a una hormiga están invertidas, con la cabeza del imitador ubicada en la parte posterior de la chinche. De esta forma, al moverse hacia adelante crea la impresión que esa “hormiga ilusoria” se mueve en realidad hacia atrás o en reverso y agita sus antenas en una postura defensiva, persuadiendo a los predadores. Para completar la ilusión, los segmentos terminales de las alas de la chinche tienen un color similar a una hormiga.
Es así que Cyphonia se diferencia de la mayoría de los imitadores de hormigas en que no es la totalidad de su cuerpo que se transforma en una hormiga, sino sólo algunas partes del mismo son las que adoptan un pequeño “disfraz”.
La selección natural ha brindado miles de seres vivos sorprendentes, muchos de los cuales quedan seguramente por ser descubiertos.
Bibliografía consultada:
-Maderspacher F, Stensmyr M. Myrmecomorphomania. Curr Biol. 2011 May 10;21(9):R291-3.
-Arañas que simulan ser hormigas. Argentina investiga. 30/09/08
por Cecilia Di PrinzioBiotecnóloga, docente y con ganas de hacer cosas para construir un mejor mañana.
@cecidiprinzio