También se pueden envenenar si las colmenas se encuentran ubicadas en el trayecto que siguen los humos de las fábricas que desprenden arsénico o flúor.
Los envenenamientos más frecuentes han sido ocasionados por los insecticidas destinados a la protección de cultivos.
Los arsenicales, conocidos desde hace tiempo, ya envenenaban las abejas. A partir de 1945, el DDT, el HCH, los éteres fosfóricos, los sistémicos y otros muchos insecticidas de síntesis han centuplicado los casos y la gravedad de las intoxicaciones.
Consecuencia de todo ello ha sido una legislación, modificada en numerosas ocasiones, que intenta proteger las abejas respetando los derechos de los agricultores.
La última norma legal, de 4 de enero de 1976, se extiende también a las disposiciones particulares concernientes a la protección de las abejas y de otros insectos polinizadores:
<<Se considerarán perjudiciales para las abejas todos los insecticidas a excepción de los que lleven en su envase la nota: "No peligroso para las abejas" cuando es conforme su autorización de venta.>>
<<Los tratamientos realizados por medio de productos considerados peligrosos para las abejas están prohibidos, cualquiera que sea el aparato utilizado en su aplicación.>>
1. Tanto sobre los frutales como sobre todos los cultivos visitados por la abejas durante su floración.2. Sobre árboles frutales y de alineaciones durante el periodo de producción de melaza que sigue a los ataques de pulgones.
3. Sobre cultivos de cereales durante el periodo de producción de melaza que sigue a los ataques de pulgón, entre la salida de la espiga del zurrón y la recolección.
<<Cuando las plantas melíferas en flor se encuentran debajo de los árboles o entre los cultivos que deban ser tratados con estos productos, serán cortadas o arrancadas antes del tratamiento.>>
Desde 1958 los espliegos y lavandas cultivadas han sufrido ataque de noctuidos que han necesitado de tratamientos. La inspección de la protección de los vegetales de Marsella ha señalado que los parásitos de la lavanda son vulnerables en todo momento, por lo que pueden ser tratados mucho antes de la floración.
O dicho de otra forma, los tratamientos insecticidas de las crucíferas oleaginosas y de las lavandas están prohibidos durante el periodo de su plena floración.
Esta lista contiene los productos en los que la característica <<no peligroso para las abejas>> ha sido reivindicada por las firmas que los comercializan, y reconocida oficialmente por el Ministerio de Agricultura. Pero la inocuidad de estos productos frente a los insectos polinizadores no es absoluta, y su aplicación en las horas más calurosas del día, en especial en tratamientos a bajo volumen, debe ser evitada.
Bromopropilato (A) Endosulfan (I) Quinometionato (A, F)
Clorfenamidina (A) Fosalone (I, A) Rotenona (I)Cyhexatin (A) Pirimicarb (I) Tetradifon (A)
Dicofol (A) Piretrina con sinérgicos (I) Tetrasul (A)
Dietion (I, A) Policlorocanfano (I) Tosafeno (I)
(I)=Insecticida (A)=Acaricida (F)=Fungicida
Las intoxicaciones por una causa artificial (humos de fábricas, insecticidas, etc.) tienen un responsable legal que los pacientes apicultores pueden, con el apoyo de sus organizaciones profesionales, tratar de encontrar.
Una acción legal es posible pero, generalmente dificultosa, lenta, costosa e incierta, en cuanto a sus resultados. En este campo, a menudo, un arreglo amigable es preferible a las actuaciones judiciales.
La historia de la lucha contra los enemigos de los cultivos conduce a clasificar los antiparasitarios o pesticidas en tres categorías o generaciones.
Los pesticidas de la primera generación, tales como los arsenicales, el azufre, el sulfato de cobre..., son productos simples, pertenecientes a la química mineral.
Los antiparasitarios de la segunda generación: DDT, HCH, ésteres fosfóricos ..., son sustancias orgánicas relativamente simples a las que debemos añadir los herbicidas, vecinos de las hormonas vegetales, tales como: el 2,4 D, el 2,4, 5T. Este último es un defoliante fabricado a partir de la dioxina, cuya extrema nocividad se manifestó en Seveso en 1976.
Una tercera generación de insecticidas se prepara. Se trata especialmente de la hormona juvenil y de sustancias próximas a moléculas orgánicas complejas, cuyos efectos sobre la abeja comienzan a ser estudiados. Las apropiadas medidas legislativas deberán intervenir para proteger a nuestras abejas frente a estos compuestos dotados de gran actividad.