¿Cuántas especies se conocían a finales del XIX? ¿Cómo estudiaban su morfología? Son preguntas que me hago cuando recuerdo mis clases de botánica (hace ya 15 años), donde se usaban herbarios o modelos de plástico. También recuerdo las clases de invertebrados, donde se recurría a la observación de organismos ‘fijados’ en formol*, completamente decolorados, deformes y opacos. Por suerte hoy en día hay material audiovisual excelente que hace más ameno e interesante el estudio de las diferentes formas vivientes.
Retomando las preguntas que me llevan a este post; ¿cómo se enseñaban las diferentes especies en las clases de las universidades o en los museos a finales del XIX?
Invertebrados de vidrio de Leopold y Rudols Blaschka (siglo XIX). Créditos fotos guidomocafico.com
Además de herbarios o ejemplares fijados en formol se usaban otros recursos, al menos en países como Inglaterra o Estados unidos, y uno de los protagonistas fue Leopold Blaschka, un interesantísimo artesano de la historia natural.
Leopold (1822-1895) nació en una localidad dentro de lo que ahora es República Checa. Como suele pasar en ciertas familias, su padre lo animó para que siguiera el negocio familiar especializado en la fabricación de joyería de metal, vidrio y piedras semipreciosas. Según la bibliografía consultada, Leopold siempre estuvo fascinado por la Naturaleza y, en 1853, pudo pasar horas y horas observando y dibujando diversas criaturas marinas, ya que se embarcó en un viaje por el océano camino a norteamérica.
Los Blaschka: a la izquierda Leopold (1822-1895) y a la derecha Rudolf (1857-1939). Foto tomada de Corning Museum of Glass.
En 1857 nace su hijo Rudolf (1857-1939) y la familia se muda a la cuidad de Dresen (Alemania). Allí Leopold comenzó a vender modelos de criaturas marinas, como las anémonas de mar. Estas creaciones, increíblemente realistas, se basaron en sus propias ilustraciones y observaciones de su viaje en barco. Estos modelos fueron esculpidos principalmente en vidrio, pero también incorporó otros materiales tales como alambre, el pegamento y las pinturas.
Sus obras eran detallistas y su trabajo se fue comentando y haciéndose famoso. Así, las cualidades de su arte llegaron a los oídos del curador del Museo de Historia Natural de su cuidad, quién decidió exhibir las anémonas de vidrio de Leopold, en vez de enseñar ejemplares fijados y dentro de frascos.
Dibujo de Leopold Blaschka. Tomado de Corning Museum of Glass.
A lo largo de esos años Leopold suministró ejemplares de vidrio a museos, acuarios y coleccionistas privados de toda Europa. Las técnicas de preservaciones de especies para ser exhibidas de ese momento degradaban mucho el ejemplar, mientras que sus obras eran más parecidas a las especies vivas, por sus brillos y formas translúcidas del vidrio.
A principios del 1880 Rudolf se incorporó al equipo como asistente de su padre. Realizaron réplicas de calamares, babosas de mar, pulpos, sepias, ascidias y un sinnúmero de tipos diferentes de medusas. Su trabajo ha sido descrito como “una maravilla artística en el campo de la ciencia y una maravilla científica en el campo del arte.”
Cefalópodo de vidrio de Leopold y Rudolf Blaschka, siglo XIX. Tomado de la Universidad de Cornell.
Hoy en día sus obras se exhiben en varios museos de todo el mundo, como en el Museo Nacional de Escocia (National Museums Scotland) y en el museo de Zoología Comparada de la Universidad de Harvard (Museum of Comparative Zoology). Por cierto, próximamente se exhibirán algunas de las obras de los Blaschka en el museo de Vidrio de Corning (Corning Museum of Glass). También sus obras están veladas en instituciones como la Universidad de Cornell, donde se dedican a su restauración y cuidado.
¿Serán tan distintos nuestros mares a los que vió Leopold? ¿Habrá visto especies marinas que ya no existen? En ese caso, su legado es un tesoro no solo por lo artístico sino como un registro de biodiversidad de finales del siglo XIX. Es fascinante saber que el equipo Blaschka nos dejó un registro, una especie de fotografía de vidrio de criaturas marinas existentes a finales del siglo XIX.
*La fijación de una muestra biológica consiste en aplicar un método para preservar la morfología y la composición química de la célula, tejido o ejemplar en cuestión.
Fuentes consultadas:
Fuente de fotografías de portada: www.guidomocafico.com
Web designmuseum.org
Web nms.ac.uk
Web mcz.harvard.edu
Web cmog
Bióloga comprometida con la educación y divulgación de las Ciencias.
@emma_obrien_e
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