Recientemente nos sorprendíamos con una noticia tan trágica como curiosa. Un hombre chino de 38 años se suicidaba arrojándose al vacío tras cinco horas de acompañar a su novia en una maratón de compras. Muchos hombres se sentirán dolorosamente identificados con la desesperación de la víctima, rememorando tardes y tardes cargando bolsas detrás de una incansable pareja o teniendo que opinar a desgana sobre tal o cual modelito.
Seamos claros y francos. Aunque por supuesto, se den excepciones la mayoría de hombres detestan ir de compras con sus parejas.
Si no os lo creeis, haced una prueba. Id a un centro comercial atestado y de rebajas y observar las caras de los hombres cuando las mujeres están mirando y probándose ropa.
Ellas preguntan:
- ¿Qué tal me lo ves, Pedro/Paco/Juan?
Ellos contestan algo así como:
- Gdfhdslkxdah.
Ellas:
- ¿Cómo dices? Habla más claro, no te entiendo.
Ellos (sin mirar):
- Sssssí, muy bien, muy bien. ¿Te queda mucho?
Ellas:
- ¡No estás haciéndome caso!
La expresión de amargura de ellos lo dice todo, especialmente si es un domingo a la hora del fútbol.
Algunos optan por la estrategia pasivo-agresiva: ¿Qué tal me queda esto? Bien. ¿Y lo otro?. Bien. ¿Y lo de más allá? Bien.
Otros se dan a los juegos mentales para poder sobrevivir: juegan mentalmente al Carmaggedon con el resto de la clientela como víctimas, fantasean con el divorcio, re-escriben Guerra y Paz o le miran el culo a las dependientas.
Unos cuantos más creen estar ganándose el “premio” y se lo recuerdan minuto sí, minuto también a la atareada pareja, que tiene en mente cualquier cosa excepto sexo con su novio esta noche.
Al preguntar a una serie de hombres divorciados qué era lo mejor de su nueva situación, 8 de cada 10 responden: “No tener que ir de compras con mi ex”.
Muchas mujeres piensan que pedir a su pareja que le acompañe a hacer compras es una manera de pasar tiempo del fin de semana juntos. Quizás no se den cuenta de que ese tiempo debe ser de calidad…para los dos. Si se trata de que uno imponga su pasatiempo a toda costa al otro, ya sea por la excusa de hacer más actividades en pareja, de que el otro no salga con los amigos o de que con la insistencia al novio de turno le acabe gustando algo que realmente aborrece, entonces ese tiempo de calidad es inexistente y en la relación, cualquier imposición es una toxina.
CONSEJOS PARA LOS DOS:
Si eres hombre: no seas tan sumiso. Si tu pareja te chantajea para conseguir imponerte su hobby aun a costa de despilfarrar tu propio y valioso tiempo libre, pon límites. Una persona que se autoanula para complacer a otra acaba por perder su respeto y sin respeto, no hay relación que valga. Sé individuo y no te sometas a nada que no quieras hacer. Una cosa es compartir actividades y otra muy distinta es padecerlas.
Si eres mujer: no seas egoísta. Si tu pareja aborrece ir de compras, ve sola o llama a una amiga. Te reirás más, estarás en mejor sintonía, podrás preguntarle cien veces si le gusta tal cosa o tal otra, no te meterá prisa, ni te pondrá cara de funeral y tanto tú como tu chico estaréis mucho más contentos. Y ya sabéis…personas contentas = buenas relaciones.