Se lo digo con sinceridad: es realmente excitante, para un amante de los vinos naturales (más: biodinámicos en este caso, desde 2008) tener a tiro de piedra en Barcelona a Jean-Paul Thévenet. Estamos en Villié Morgon (corazón del Beaujolais, appélation Morgon), en contacto directo con uno de los herederos espirituales de la persona que revolucionó (casi me atreviría a decir, "involucionó" por el tipo de prácticas que defendía tanto en viñedo como en bodega) el Beaujolais, Jules Chauvet. Sus otros tres compañeros de "armas": ni más ni menos que Marcel Lapierre, Guy Breton y Jean Foillard. Jean-Paul tiene (propiedad familiar desde 1870) apenas 5 ha de gamay en Le Clachet, en suelo granítico y con cepas de entre 45 y 100 años de edad. Thévenet está en el corazón físico y espiritual de la gamay y de Morgon y su cuvée "Vieilles Vignes" representa (en mi humilde experiencia), una de las mejores aproximaciones posibles al más puro, sencillo y viejo estilo de esta zona de Francia.
No les mareo con detalles (todo lo que la práctica de Chauvet y, ahora, de la biodinámica aconsejan, Jean-Paul lo sigue al pie de la letra, con una uva bastante madura, eso sí, y unas fermentaciones lo más largas posibles, hasta donde las bajas temperaturas las paren). Este "Vielles Vignes" 2010 tiene 12,5% y conviene tomarlo sobre los 15ºC con una buena ventilación previa de la botella (que no decantación, por favor). El corazón de este vino, sin duda, es el de la maceración semicarbónica. No sé cuánta uva habrá pasado por este proceso, no sé ni tan siquiera si ha pasado por él, pero el primer sorbo de vino te lleva, sin más, a ese carbómico que libera la fermentación y que la botella mantiene, aunque de forma muy tenue y casi en reposo. Cuero y brisa de la uva, chocolate con agua y zarzamora, son las primeras impresiones. Alma vegetal, agua y corazón de viñedo. Frambuesa ácida con más ventilación. Sarmiento y ceniza en invierno. Mina de grafito. Con el vino en copa y la botella abierta unas horas, el camino de la fruta se abre de una forma espléndida: en su alianza con el oxígeno, se convierte en un vino limpio, abierto por completo y muy bien perfilado. Tiene un tanino grande y voluptuoso y ofrece sensaciones de "vuelta a casa". Un vino serio y de pieza entera, sin aristas. Es un vino que reconforta y reconcilia con la naturaleza. Es un vino que te hace entender de forma clara que el camino no es otro que el del más profundo conocimiento de las tradiciones de cada lugar vitivinícola junto con el máximo respeto hacia la tierra que alimenta la cepa. Tenemos otra suerte por aquí...Jean-Paul tiene un hijo, Charly, que además de ayudar a su padre, vinifica en Régnié. ¡¡¡Próximamente en esta pantalla, su Régnié Grain et Granit 2010!!!
Compré esta botella de Jean-Paul Thévenet en La Part dels Àngels por unos 17€.