¡Hola, amig@s!
De las tres hermanas Brontë Anne era probablemente la más sosegada y melancólica, Emily la más enigmática y Charlotte la más pasional. Y es de ese apasionado carácter de Charlotte de donde surge la fuerza de una obra como Jane Eyre. Hoy, ya veis, le toca el turno a la institutriz por excelencia de la literatura. Es el turno de Jane Eyre.
Al igual que comentábamos para Agnes Grey (leer reseña AQUÍ), Jane Eyre contiene abundantes referencias autobiográficas- pero en este caso más noveladas y con un carácter más romántico del que Anne quiso imprimir en su novela- que iremos viendo.
De las numerosas biografías sobre las hermanas Brontë escritas hasta la fecha una de las más reconocidas, y que estableció las bases de la visión que de las hermanas se tiene aún hoy en día, es Vida de Charlotte Brontë, de Mrs. Elizabeth Gaskell (leer reseña AQUÍ). Es una gran biografía, muy recomendable sin duda, pero es verdad también que se han dado por buenas ciertas afirmaciones que ahí se hacen, y que no son del todo veraces, sobre el carácter de Charlotte en particular y la vida de las tres hermanas en general. Esa vida de soledad y dureza, por ejemplo, que no fue tan extrema, o al menos más que la de muchos de sus contemporáneos. Entre Charlotte y Elizabeth crearon el mito Brontë.
La razón de que Gaskell inclinase un poco la balanza y retratase a Charlotte como una mujer decente, ajustada al canon de la mujer victoriana y sin pensamiento poco femenino, viene motivada quizá por el ataque por parte de algunos grupos conservadores que tildaban de "ordinaria", "vulgar" y "poco delicada" la historia de Jane Eyre y a su protagonista. Como podemos observar la errónea disociación de femenino frente a feminista ya empezaba a trazarse por aquel entonces. Lamentablemente todavía hoy en día, pleno siglo XXI, hay quien sigue planteando la cuestión en estos términos.
Charlotte Brontë (1816-1855)
¿Cómo era entonces Charlotte Brontë? Hija de Patrick Brontë, clérigo irlandés y de Maria Branwell, tuvo cinco hermanos. El fallecimiento de dos de ellas, Maria y Elizabeth en Cowan Bridge- lugar que aparece representado en Jane Eyre por la institución Lowood, siendo Helen Burns la imagen de su hermana Maria- la convirtió en la mayor e hizo de ella una mujer siempre preocupada por el resto de la familia, de los que se sentía responsable. (Leer entrada sobre Cowan Bridge AQUÍ)Y era además una mujer, como ya dijimos, pasional, que en su estancia en Bruselas (1842-1843) se enamoró de un profesor ya casado, Héger- se dice que quizá Mr. Rochester sea un retrato de dicho profesor belga- por quien no fue correspondida y al que escribió encendidas cartas de amor.
Era también una mujer con ciertas inseguridades a nivel físico. A pesar de los favorecedores retratos que de ella se han hecho, como el que ilustra esta reseña, no era una mujer particularmente agraciada. Y lo sabía. Puede que por esto decidiese crear una heroína sin grandes atractivos físico pero que cautiva por su gran fuerza interior.
Y fue Charlotte un mujer victoriana que escribió una novela feminista, con un personaje inolvidable, un mujer en lucha por su propia identidad, por su independencia, por la igualdad.
Y es que actualmente en muchas ocasiones se ha simplificado y reducido Jane Eyre a una simple historia de amor. Pero el asunto no es tan simple. Es la historia de una mujer muy alejada de los convencionalismos de la época, que no sucumbe a la pasividad y a la mera observación, que piensa y actúa siguiendo su propia conciencia.
"I care for myself. The more solitary, the more friendless, the more unsustained I am, the more I will respect myself."
Jane, con un infancia de desarraigo, humillaciones y privaciones, se erige como una adulta segura, que no ceja en su búsqueda de esa independencia. Podría haber sido la perfecta heroína victoriana, la pobre Cenicienta que encuentra su príncipe azul en Mr. Rochester, el rico dueño de la casa, pero no se conforma: toma la iniciativa, le declara su amor, es evidente su atracción física hacia él, pretende igualarse a un hombre y de clase superior,... Y la llamaron ordinaria y vulgar...("A mí me importa lo que hago. Cuanto más solitaria, sin amigos y sin apoyo, más me respetaré a mí misma.")
"I am my own mistress."("Yo soy mi dueña")
Si Jane tiene méritos propios para conseguir lo que desea, es verdad que la fortuna le sonríe al llegar Thornfield Hall: su pupila es una niña encantadora, es tratada con respeto por aquellos con los que trabaja y Mr. Rochester resulta ser un hombre inteligente que sabe apreciar y valorar a Jane como ésta se merece...
"I grieve to leave Thornfield: I love Thornfield:- I love it, becaue I have lived in it a full and delightful life,- momentarily at least. I have not been trampled on. I have not been petrified."
Jane Eyre está contada en primera persona, con un lenguaje vivaz, enérgico pero sencillo y con frecuentes y poderosas imágenes, con abundantes elementos góticos y románticos, y en retrospectiva. No es hasta el último capítulo que sabemos que ya han pasado diez años desde los últimos acontecimientos. Y en el discurrir de esa historia somos testigos de la evolución desde una infancia de dolor y de encierro a una feliz madurez en libertad.("Me aflige abandonar Thornfield. Amo Thornfield; lo amo porque he vivido aquí una vida plena y encantadora, por lo menos durante algún tiempo. No me han pisoteado, ni me han anquilosado."
"I am no bird; and no net ensnares me: I am a free human being with an independent will."
Al tema del colonialismo y a la figura de Bertha Mason le dedicaré un análisis aparte en la reseña de Ancho mar de los Sargazos de Jean Rhys. Retomaremos entonces la figura de Mr. Rochester. Veremos la otra cara de la moneda.("Yo no soy ningún pájaro, ni estoy atrapada en ninguna red. Soy un ser libre con voluntad propia.")
¡Gracias por vuestros comentarios! Nos leemos...
Marcapáginas 186
(Ésta es la edición que he leído, World's Classics de Oxford University Press)