En varias ocasiones he hablado ya del oportunismo del jilguero, y de como es capaz de aprovechar buena parte de los recursos que la naturaleza pone a su alcance. Hace unos pocos días pude volver a comprobarlo cuando me encontré con un grupo de unos 30 ejemplares de este bonito paseriforme alimentándose en la playa de Bañugues.
Este grupo recorría la arena de la playa en la línea más cercana a la pleamar, picoteando de forma incansable entre los restos de marea.
Profundamente intrigado fui a dar un vistazo a la línea de marea y encontré la respuesta. La encontré llena de inflorescencias de aliso o humero, árbol que en esta época se encuentra en plena floración. Estas inflorescencias caen al arroyo y son arrastradas a la playa aún frescas, una vez allí los jilgueros aprovechan su plasticidad ecológica para alimentarse de ellas.