Revista Cultura y Ocio

Joanne Bertin

Por Eltiramilla

Joanne BertinJoanne Bertin nació en Manhattan, Nueva York, en el año 1953. Pero la isla en la desembocadura del río Hudson fue por poco tiempo su hogar, ya que, junto a sus padres, no tardó en mudarse a Stamford, Connecticut. Ya desde niña supo que quería ser escritora y comenzó a hacer sus pinitos en el mundo de la fantasía. Sin embargo no fue hasta su época de instituto cuando se convirtió en algo verdaderamente serio. El detonante fue un dibujo que realizó durante la clase de arte y cuyos personajes quedaron grabados en su mente hasta el punto de no poder dejar de pensar en ellos. Vivos en su imaginación, insistían es que su historia fuera contada. Así nació el universo de los Señores del Dragón, un mundo poblado por humanos, dragones y hombres-dragón capaces de cambiar de bestia a persona a voluntad. Contó la historia de todos los personajes del dibujo, excepto una, ya que no sabía quién era. Tardó años en descubrir su identidad, concretamente hasta Noviembre de 1989, momento en el que se le apareció en un sueño. Fue entonces cuando supo su nombre, Linden, un Señor del Dragón. Y no uno cualquiera. Nada menos que el protagonista de la saga con la que cumpliría su sueño.

Su primera publicación llegó en 1995 cuando uno de sus relatos cortos,Dragonlord’s Justice, fue aceptado para publicarse en una antología sobre historias de dragones. Tres años después, tras nada menos que veinte desarrollando el universo y cinco escribiendo y puliendo la que sería su primera novela, El último Señor del Dragón fue publicada.

Siempre rodeada de letras, ya no solo en casa sino también en la librería donde trabaja, en la que durante los descansos para el desayuno y el almuerzo desaparece entre las pilas de libros, portátil en mano, y escribe. Asegura poseer suficientes historias basadas en el universo de los Señores del Dragón como para mantenerse ocupada por bastante tiempo. Sin embargo, si alguna vez pudiera renunciar a su trabajo y poder escribir a tiempo completo, quizá daría rienda suelta a otros mundos y sociedades.

Continúa residiendo en Connecticut en una pequeña granja junto a su marido Sam, su hijo Matthew y un número cambiante de hurones conocido cariñosamente como la Patrulla Comadreja.

Obras en español: El último Señor del Dragón


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