Revista Vino
Soy un friki del vidrio en el servicio del vino (DRAE, avance de la 23 edición, en las tres acepciones que la que Fija acepta) y estoy firmemente convencido de que el material, la forma y la fabricación de copas y decantadores modifica la percepción del vino que tomamos o servimos con ellas. Lo he podido experimentar muchas veces, tanto en positivo como en negativo. Puedo admitir, incluso me puede hacer sonreir, que una marca decida hacer un guiño al consumo popular del vino proponiendo en su establecimiento el porrón como decantador "avant-la-lettre". Pero si me ponen un vino que necesita de veras decantación en un porrón, yo me levanto y me voy. Me gustan las formas adecuadas, me gusta que alguien se pase días, semanas, meses experimentando y probando cómo beber mejor un priorat, un burdeos, un mosela o un cornàs. Me gusta que un industrial trabaje con esa persona y sean capaces de llevar a la fábrica esas ideas. Me gusta comprar todo tipo de copas y de decantadores y hacer experimentos/experiencias para sacar mis propias conclusiones. Me gusta la elegancia de los decantadores y, en la medida de lo posible, me gusta que cada vino tenga su mejor copa y que cada copa encuentre su vino. De veras: aunque no los usara (que no es el caso), soy capaz de pasar horas mirando copas y decantadores en una tienda especializada. Si en vinos, soy un "geek", en vidrio (y otros materiales) soy un friki.
Sentada la afirmación y asumida la patología (lo que acabo de ahorrar en médicos...) , todo esto...¿a cuento de qué viene? Muy sencillo: mi revista de cabecera en temas de gastronomía catalana, Cuina (no, no me pagan por escribir esto, más bien pago yo que, con mucho gusto y provecho, estoy suscrito desde el número 1) propone para el próximo día 4 de octubre en un céntrico local de Barcelona, un "Joc de les copes". En colaboración con Matamala, Riedel y Vila, la revista va a demostrar de forma empírica cómo la elección de una copa u otra modifica y mejora la percepción del vino que bebes en ella. No se trata de una convocatoria de frikis, conste, porque nosotros ya estamos convencidos. Se trata de una convocatoria abierta a cualquier curioso que se sienta un poco Santo Tomás, como pensando "estos, claro, frikis, qué tonterías dicen y hacen con las copas de vino". Vengan (yo, aunque sea de los que ya puso el dedo en la llaga, estaré), experimenten y convénzanse. Creo que lo pasaremos en grande y, además, lo haremos con vinos (y sus hacedores) que forman parte de mi cabecera de imprescindibles: Alemany-Corrió, Pardas, Colet y Lustau. Ahí es nada...