Revista Moda
Jon Hamm está soltero. Repetid conmigo: SOLTERO. (Gritos, vítores, aplausos, hurras, bailes a lo Iceta) Saboreo el significado de cada una de estas sílabas entrelazadas, mientras imagino que tengo alguna (enloquecida) oportunidad de affaire. Sí, soy una ilusa, pero si a las modelos las encuentran en las cafeterías mientras piden un donuts, ¿por qué yo no voy a encontrarme cualquier día con Hamm? Una jornada cualquiera, mientras voy en autobús por la Castellana a alguna exposición moderna, aparecería Don Draper en la puerta con su bonobús dispuesto a enamorarse de mí. Así es como lo imagino yo, aunque reconozco que hay maneras más estupendas de que pidieran matrimonio o algo, una cita, sin más. No creáis, ya una vez me pidieron matrimonio mientras estábamos en ropa de casa, y así las cosas no se hacen, así que me vi obligada a decir que no. Pero esta es otra historia.
El 8 de septiembre se anunciaba que lo dejaba con su novia tras 18 años. ¿Que cómo se llama su novia desde el año 97? ¡Qué importa! Uy, si me pongo a pensar en este año, cuántas cosas podría contar, imaginad que contaba en mis carnes con una tempranísima edad. ¡Ay! (Suspiro) Prosigamos.
Ahora lo que nos interesa es que alguna de las mujeres del planeta puede acostarse con Hamm o con Don "soy-un-fucker-de-la-vida", ¿seré yo, Señor? Preguntaré al Altísimo como si de San Pedro se tratara.
¿Sabríamos diferenciar a Donald Draper de Jon Hamm? Mucho me temo que no, a quien amamos es al señor de la serie, al personaje que entraña, a las putadas que les hace a todas y todos, pero ¡cómo nos pone! ¿Sí o no? ¡Qué canalla el tío! ¡Qué cuerpo! ¡Qué sensualidad!
La parte positiva es que Draper, que no Hamm (que sepamos), copula con todo tipo de mujeres y de diversas profesiones abriendo una puerta a todas, sin discriminación. Otra duda es si queremos ser la esposa o la amante de Don. Amigas, no os escondáis, lo tenemos clarísimo: preferimos ser su querida. Cuando eres manceba y no oficial casi no hay peligro de sentir deseos o necesidad de querer salir al jardín de casa a matar pájaros con una escopeta. Todo ventajas.
Vale que se autodestruye, bebe y fuma como si de un yonki adinerado se tratara, que tiene la mente muy oscura y que no está programado para amar, pero, ¿quién le pide esto? Draper es maravilla. Tanto, que me dejaría castigar por su implacable rictus de hombre duro y dominante. Aunque esto es mucho decir, siempre he sido yo de las mandonas y no de las obedientes. Cada vez que encendía un pitillo sentía unos deseos irrefrenables de fumar, igual que cuando en The Good Wife la tía se mete esos copazos de vino o cuando Las Gilmore no paran de tomar café. Ya veis, soy una mujer fácilmente impresionable y pero no "traumatizable".
La noticia real es que Jon Hamm se llevaba anoche un Emmy en la categoría de mejor actor dramático por Mad Men (HBO) y lo recogía recordándonos las razones por las nos arrancamos medio pulmón cada vez que suspiramos por él.
En definitiva, nos va la marcha.