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José de ciria y escalante (1903-1924)

Por Malaventura

JOSÉ DE CIRIA Y ESCALANTE (1903-1924)
Sensible, abierto, entusiasta. Moderno, original, puro. Inquieto, brillante, generoso. Leve, efímero, malogrado. Rostro sonriente de juventud: Pepe Ciria, Pepín Ciria, Giocondo lorquiano. 

José de Ciria y Escalante nace en Santander (España) un lunes 28 de septiembre de 1903. Hijo de Dolores Escalante Peláez y José de Ciria y Pont, funcionario de hacienda instalado en la capital cántabra que se enriqueció con el comercio del carbón en la I Guerra Mundial. Infancia y adolescencia arropados por la holgura económica de su familia, alimentando inquietudes artísticas en una ciudad que comienza a abrirse al cosmopolitismo social y cultural, lugar de vacaciones estivales del rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. En 1913 José de Ciria inicia sus estudios de secundaria en el Instituto de Santander donde ejerció cátedra de Fisiología e Historia Natural su abuelo materno. A los 12 años, lo que dice todo sobre el interés por el conocimiento del chaval, se hace socio del Ateneo santanderino inaugurado el año anterior (1914) con la asistencia del rey Alfonso XIII. En ese tiempo se desarrolla su afición por el teatro. 

Para José de Ciria 1919 supone un año de cambios. Comienza su vida literaria publicando sus primeras colaboraciones en el diario local, conservador y católico, La Atalaya, donde coincide en la redacción con el periodista José del Rio Sainz (en 1922 sería nombrado director del periódico) quien ejerce una gran influencia en el jovencísimo escritor. El 15 de noviembre, el también poeta santanderino, curtido en los cenáculos vanguardistas, Gerardo Diego (1896-1987) pronuncia en el Ateneo de su ciudad natal una conferencia titulada "La nueva poesía" defendiendo la renovación artística y poética del nacido movimiento ultraísta, que desata la polémica vehemente de la intelectualidad local. A dicha exposición asistió receptivo Ciria y Escalante quién descubre su camino lírico y entabla amistad con Gerardo siendo habitual verles en animada conversación paseando juntos por el centro de la ciudad o por las playas de El Sardinero lugar de moda visitado por vecinos y turistas. En ese mismo año, sin abandonar sus vínculos con Santander donde el padre mantiene los negocios, la familia decide pasar los inviernos en Madrid, instalándose en el que en esa época quizás fuera el establecimiento más lujoso de la capital, el Hotel Palace.  

JOSÉ DE CIRIA Y ESCALANTE (1903-1924)
Acabado el bachillerato, José se inscribe como alumno libre en la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo y, también, se matricula en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid. Pronto, muy pronto, no se sabe cómo ni por la mano de quién, se introduce en los ambientes intelectuales madrileños. Figura formando parte de la directiva del Ateneo, ocupa el cargo de Secretario de la Sección de Literatura, ejerciendo el puesto con esmero e interés celebra diferentes actos y veladas. Asiste a la tertulia del Café Pombo, cerca de la Puerta del Sol, calle Carretas,4, entre escaparates de librerías y tiendas ortopédicas; en el sótano del local, en "la sagrada cripta de Pombo" como la denominaba su fundador Ramón Gómez de la Serna, alrededor de su figura se reunían los sábados por la noche artistas y escritores adscritos a las vanguardias. Visita la Residencia de Estudiantes donde conoce a Salvador Dalí (1904-1989), Luis Buñuel (1900-1983) y a Federico García Lorca (1898-1936) con quien establece íntima amistad. A estos nombres se unen otros muchos: Juan Larrea (1895-1980), Juan Guerrero Ruiz (1893-1955), Pedro Salinas (1891-1951), Jorge Guillén (1893-1984), José Bergamín (1895-1983), Juan Ramón Jiménez (1881-1958), Rafael Cansinos Assens (1882-1964), Max Aub (1903-1972), el pintor José Gutiérrez-Solana (1886-1945) cuyo estudio frecuenta y de quien escribe un artículo, etc. La etapa madrileña es el período en el que José de Ciria con resuelta vocación suscribe los principios del ultraísmo.  

El ultraísmo fue la respuesta española a las vanguardias artísticas y literarias europeas. En 1918 el poeta chileno, fundador del creacionismo, Vicente Huidobro (1893-1948) procedente de París regresa a Madrid donde retoma su amistad con Rafael Cansinos Assens; ambos comparten tertulia en el Café Colonial, calle Alcalá,3, (el "café de los artistas frustrados" como era conocido) origen del movimiento ultraísta. En enero de 1919, primero en la revista Cervantes y después en marzo en la revista Grecia se publica el manifiesto ultraísta, posiblemente obra de la inspiración de Cansinos Assens; en él se expone no sólo la transformación de la literatura y el arte sino también el cambio del pensamiento político, filosófico y científico. Esta corriente vanguardista, que apenas duró cinco años (de 1918 a 1923), se extendió por Hispanoamérica, siendo Jorge Luis Borges (1899-1986) su representante más conocido.  

JOSÉ DE CIRIA Y ESCALANTE (1903-1924)
Amén de colaborar en revistas como la sevillana Grecia y la madrileña Vltra, imbuido de ultraísmo, en diciembre de 1920 José de Ciria edita, financiada por su padre, la revista Reflector, Arte, Literatura, Críticia. A la cabecera de la publicación acompañando a la dirección del joven poeta y promotor (17 años), consta como Secretario de Redacción Guillermo de la Torre (1900-1971), poeta, ensayista, crítico de literatura y arte, esposo de la pintora Norah Borges (1901-1998) quien junto al autor del diseño de la portada, el pintor Rafael Barradas (1890-1929), también colabora en la revista con ilustraciones y grabados. A pesar de sus buenos deseos de apostar por la calidad literaria y artística, bien sea porque el progenitor mecenas se negó a seguir patrocinando o por desinterés del hijo editor, sólo vio la luz un único número de Reflector, suficiente para que se nutriera de una nómina de nombres rimbombantes que llegarán a figurar en el cuadro de honor de la literatura hispana del siglo XX. Revistas como Reflector, Cervantes, Grecia, Vltra, Horizonte, Cosmópolis, Tableros, Perseo, Alfar, aunque de vida efímera cumplieron una importante labor de divulgación de los diversos movimientos de las vanguardias europeas. 

El 28 de enero de 1921, José de Ciria y Escalante participa en la velada pública celebrada en el salón de espectáculos del Club Parisiana; restaurante-casino, sala de fiestas y espectáculos con amplios jardines, ubicado en el distrito de Moncloa, lugar de esparcimiento, diversión y reunión de la sociedad elegante madrileña. A partir de 1922, según se va desinflando el movimiento ultraísta el interés de José de Ciria por el mismo va decayendo. El 8 de diciembre en Santander pronuncia una conferencia titulada "Nuevas orientaciones del teatro actual". Cada vez más apartado de las vanguardias y reducida su actividad literaria, sin perder nunca su relación con la comunidad intelectual, se centra en terminar sus estudios universitarios, preparar una edición comentada de Tomás de Iriarte (1750-1791) para la colección de Clásicos Castellanos y planificar un trabajo sobre Alberto Lista (1775-1848). En el verano de 1923, acompañado de su amigo Melchor Fernández Almagro (1893-1966) viaja por tierras cántabras a la casona de José María de Cossío (1892-1977) en Tudanca donde coincide con Miguel de Unamuno (1864-1936). Ese mismo año colabora en un proyecto literario colectivo ideado por el periódico La Atalaya que consiste en publicar una novela por entregas de treinta capítulos y cada capítulo debe ser escrito por un periodista o escritor vinculado a Cantabria; el folletín de tono humorístico lleva el título de "Memorias del futbolista Zarzamora", Ciria redactará el tercer capítulo de los únicos seis que se publicaron.

JOSÉ DE CIRIA Y ESCALANTE (1903-1924)
Su apacible vida académica e intelectual en Madrid queda súbitamente truncada la noche del miércoles 4 de junio de 1924 cuando, infectado de tifus, José de Ciria y Escalante, antes de cumplir los 21 años, fallece de forma inesperada en su habitación del Hotel Palace. Ironías del destino, un muchacho rico muere en un establecimiento de lujo víctima de una enfermedad ligada a la pobreza y a las malas condiciones de higiene. Sobrecogidos por la pérdida, sus amigos poetas le dedican composiciones en homenaje a su memoria; Federico García Lorca un sentido soneto, Gerardo Diego una elegía, etc.; y con el apoyo económico de muchos de sus compañeros y conocidos, en el otoño de 1924, se publica una recopilación póstuma de su escasa producción poética. 

  "ALBA"

  Zumo de luna en la estancia 

  los poemas aún no nacidos

gimen

  bajo la lámpara.

  Y mis recuerdos en corro

dicen la buenaventura

a las estrellas ancladas.

  El silencio en el espejo naufraga 

  De mis párpados volaron

las mariposas del alba

y mis lágrimas 

  dormidas

ruedan hacia la montaña.

  Nubes blancas en hilera

momias de mis horas cándidas.

  Y un lucerillo extraviado

camino de la Vía Láctea. 

(José de Ciria y Escalante 1924)


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