“Europa sabe bien que el populismo es el hijo de la antipolítica, siempre con la coartada de la corrupción…pagamos un alto precio y pagaríamos un alto precio si no entendemos que ese cuento siempre acaba mal”.
José María Aznar hizo ayer un discurso de apertura digno de un líder, de un lñider que vuelve a corregir ciertos desvíos y a poner calma en la tensa situación interna y externa. El Partido Popular fué ayer, más que nunca, un Partido.
¿Pasó algo? ¿Se acabó el mundo? no, no pasa nada porque suban al atril diferentes opiniones, diferentes personas. No pasa nada, al revés, enriquece. Es bueno. Ayer se demostró que el PP de Aznar puede convivir con el PP de Rajoy…si Rajoy quiere.
Ayer José María Aznar habló de un partido que se abra más a la sociedad, pero sin perder valores. Sumando, sumando y sumando. Pero quitar partes de nuestro ser es restar. Es lo que se ha hecho mal, restar.
La mayoría de los afiliados cabreados que ayer entraron en la Convención Nacional, salieron menos cabreados y algo ilusionados. Porque hace años mucha gente decía que el PP aspiraba a cosas imposibles y ayer se recuperó ese espíritu, el de hacer cosas imposibles. Hacer posible que se recupere la confianza de los españoles es, sin duda, la piedra de toque del futuro del PP. Solamente ganando la confianza de la gente se podrá volver a trabajar por España.
No dejemos a las víctimas del terrorismo, no dejemos a los que luchan por acabar con tanto aborto, no dejemos a los que discrepan, no dejemos a los que dicen cosas diferentes, no dejemos a los que a veces no aplauden, no dejemos a los que critican…porque con ellos seremos más fuertes.
Yo sigo aquí.
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