Revista Cine

Joven y bonita (2013)

Publicado el 07 marzo 2014 por Rugoleor @rugoleor

Póster: Joven y bonita (2013)

Esta película del prestigioso director francés François Ozon destripa la sexualidad de una chica de 17 años (Marine Vatch) a través de cuatro estaciones y cuatro canciones, desde el despertar sexual hasta su primera vez, desde la inmersión en el amor a la búsqueda de su identidad. El film fue presentado en la sección oficial del Festival de Cannes del año 2013.

Calificación: 6,962.

Tráiler de la Película

Ficha:

Título Original: Jeune et jolie.
Director: François Ozon.
Guionista: François Ozon.
Intérpretes: Géraldine Pailhas, Charlotte Rampling, Frédéric Pierrot, Nathalie Richard, Johan Leysen, Marine Vacth, Fantin Ravat, Laurent Delbecque, Djedje Apali, Lucas Prisor, Jeanne Ruff, Carole Franck, Olivier Desautel, Serge Hefez, Akéla Sari.
Productores: Eric Altmayer, Nicolas Altmayer.
Fotografía: Pascal Marti.
Música: Philippe Rombi.
Montaje: Laure Gardette.
Diseño de Producción: Katia Wyszkop.
Diseño de Vestuario: Pascaline Chavanne.
País: Francia.
Lugares de Rodaje: Le Pradet; París (Francia).
Fechas de Rodaje:
Año: 2013.
Duración: 95 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 16 años.
Género: Drama.
Estreno: 07-03-2014.
Distribuidora: Golem Distribución, S. L.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España, Sitio Oficial.
Espectadores: 405.
Recaudación: 1.562,80 €.

Fotograma: Joven y bonita (2013)

Crítica:

07-03-2014 – ANTÓN MERIKAETXEBARRIA

Vivir su vida

Es obvio que “Joven y bonita” fagocita más las sutilezas de la novela ‘Las amistades peligrosas’, de Choderlos de Laclos, que las de sus versiones cinematográficas. Puesto que el inquieto director galo François Ozon nos ofrece el viaje hacia el conocimiento de sí misma de Isabelle, una preciosa muchacha, convertida en prostituta por enigmáticos motivos, que es precisamente lo que confiere misterio e interés a esta hipersensible película del máximo responsable de “Amantes criminales”. Un entorno familiar de raíz burguesa extraordinariamente difuso sirve de marco a la historia, representativa de una sociedad en crisis.

La película habla asimismo de las dudas sentimentales y sexuales de una adolescente caminando por un terreno pantanoso, que ella transforma en itinerario íntimo y secreto, donde el vil metal también cuenta. Sazonada acá y allá con toques rohmerianos, Ozon apuesta por una realización naturalista e intimista, al tiempo que invita al espectador a zambullirse en la vida interior de Isabelle, consciente de que estamos ante un ser humano representativo de una manera de ser y de pensar no tan inusual como en un principio pudiera parecer.

Singular personaje encarnado con sutil encanto por una actriz de nueva hornada, cuya innata rebeldía queda a veces reducida al gesto. Porque su personaje de Isabelle forma parte de una generación que se caracteriza por su escaso interés por la vida pública y política, por su rechazo de la charlatanería de vendedores de feria, marcada asimismo por el narcisismo exhibicionista y la firme convicción de que la edad adulta no es cosa suya. François Ozon no la juzga, sólo nos la muestra, con sus ambigüedades y contradicciones, a modo de símbolo de una concepción de la vida personal, intransferible y un poco triste, que encuentra en el bello rostro de Marine Vacht su perfecta encarnación.


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