"La amistad es el plato fuerte del banquete de la vida". Esta frase de Enrique Rojas resume a la perfección la filosofía del lugar. Se trata de un restaurante cercano y divertido para disfrutar con amigos en torno a unos platos que hacen las delicias de cualquier comensal y, como no, a un precio de risa. Me lo explica uno de los Juanes: "No buscamos vender por vender, queremos transmitir una experiencia, prestar todas las atenciones a nuestra clientela y ofrecerle la posibilidad de que prueben todos nuestros platos sin necesidad de que suponga un gran esfuerzo económico".
¿Cómo lo consiguen? En Juan y Juan juegan con los productos de temporada, combinándolos de forma sencilla para elaborar una carta lejos de la monotonía habitual, dinámica, asequible y de gran calidad. La simpatía de todo el equipo y el encanto del local hacen el resto para que uno realmente se sienta como en casa.
Los orígenes guatemaltecos son innegables en una carta que cambia constantemente y que bebe también de la cocina tradicional europea y asiática. Las opciones, ordenadas siempre por precio, pueden ir desde distintos tipos de brochetitas y pinchos hasta parrilladas de carne, rancheritas, fajitas o woks. Como platos muy especiales, el tartar de atún con ensalada de algas, un salmón con un toque único que hay que probar para creer, la presa ibérica o un espectacular risotto de setas. Los vinos, de la Rioja alavesa, son el maridaje perfecto y de postre, dejad que el chef os sorprenda con un surtido de dulces caseros tradicionales para los que hay que dejar hueco.
Juan y Juan consigue meter el mundo en una carta y a ofrecerlo en torno a unos 15 euros por persona. Entre semana, sus mesas se llenan de vecinos del barrio de Chueca asiduos a su económico menú del día, elaborado con platos de la carta por solo 11 euros por barba.
El buen ambiente se complementa a la perfección con una decoración cálida, de toques rústicos y detalles sorprendentes, como los mensajes escritos en sus paredes, que pueden abstraerte durante varios minutos. Juan y Juan es un lugar con encanto y personalidad, del que se habría enamorado seguro el mismísimo Hemingway. Él se lo perdió. Que no te pase a ti lo mismo.
Si quieres saber más y reírte un rato, escúchame en Edición Limitada de Gestiona Radio, con María Villardón. Click en la imagen, minuto 45.