Pocas veces hemos hablado en esta santa casa de cine japonés de fantasmas (lo que se conoce como Kaidan Eiga) y es algo que iremos remediando paulatinamente, teniendo en cuenta que los amos y señores de este escondrijo suelen disfrutar de este tipo de producciones como enanos.
Esta vez y sin entrar en clásicos indiscutibles como la cautivadora Cuentos de la Luna pálida de Agosto o la maravillosa Kwaidan saltamos a una obra más contemporánea pero que nos ha dejado un excelente sabor de boca.
Firmada por Hideo Nakata en 2007 (ese director que acabó zambullido por el fenómeno convertido en franquicia The Ring) Kaidan es una buena adaptación de una de las más influyentes historias del imaginario nipón que no es otra que la archiconocida obra de teatro kabuki Yotsuya Kaidan.
Si disponéis de dos horitas o como a yo, un resfriado os deja con un sofá como compañero de tarde os proponemos esta película. Ahora si, hablemos de la trágica historia de horror, locura, amor y fantasmas.
Hablemos pues de Kaidan.
A mediados del Período Edo, nos encontramos a Toyoshiga, una profesora
de shamisen que se enamora perdidamente de un joven vendedor de tabaco
llamado Shinkichi. Inician una intensa relación y descubren que
ambos tienen en común la pérdida de sus padres, algo que inevitablemente
les abocará a la tragedia debido a que el progenitor de uno mato al otro y este antes de morir le maldijo a él y a toda su familia.
Sin saber este pequeño detalle, su relación se deteriora por la inseguridad y la falta de confianza de Toyoshiga que ve en su diferencia de edad con Shinkichi un abismo incapaz de sortear. El joven por su parte se va agobiando y empieza a fijarse en alguna que otra alumna de su amante, lo que irá generando cada vez más tensión entre ambos hasta que su historia (tal y como suelen marcar este tipo de leyendas) esté sentenciada. Como testigo silencioso, el río embrujado Kasanegafuchi, protagonista de infinidad de dramas del país de sol naciente.
De metraje largo pero intenso Kaidan es una obra para fervientes del género y cinéfilos que no se inquietan con los ritmos propios de este tipos de historias que suelen ser pausadas pero de profundo calado si se saben apreciar.
Indiscutible en su apartado visual y con una excelente escenografía, sólo se le pueden discutir cuestiones de ritmo y algún que otro efecto especial pero no por ello vamos a infravalorar esta pequeña joya de Nakata.
Con su trailer y siete wasabis que guardan secretos que saldrán a la luz, nos despedimos por hoy.