(Varsovia, 18/12/2010, COLPISA, Paco Soto, corresponsal)
El autor del libro ‘Kapuscinski non-fiction’ desmonta la figura del famoso reportero polaco.
Artur Domoslawski es escritor y periodista y trabaja en el prestigioso diario polaco Gazeta Wyborcza. Especialista en América Latina y viajero empedernido, publicó el pasado mes de marzo en Polonia ‘Kapuscinski non-fiction’, un libro que desmitifica la vida y trayectoria profesional del gran reportero polaco Ryszard Kapuscinski. Los detractores del libro acusaron a Domoslawski de atacar la figura del mítico Kapuscinski y de destacar con demasiado énfasis su pasado de militante comunista convencido. El libro ha sido un gran éxito en Polonia, donde ha generado debates apasionados. España es, de momento, el único país europeo donde la obra de Domoslawski ha sido traducida y publicada de la mano de la editorial Galaxia Gutenberg. En esta entrevista, el periodista polaco explica los objetivos de su trabajo y aclara algunos aspectos polémicos.
PREGUNTA: ¿Con qué palabras definiría este libro?
RESPUESTA: Es la biografía y el retrato de un testigo magnífico y excepcional del siglo XX.
P: En Polonia, algunos críticos literarios, medios de comunicación y sectores sociales y políticos interpretaron ‘Kapuscinski non-fiction’ como un libro que ataca al periodista. ¿Qué piensa usted al respecto?
R: ¡Cuidado con esto! Como bien dice usted, ‘algunos sectores’. La verdad es que los detractores de mi libro son una minoría, pero muy ruidosa. La gran mayoría de las voces han sido entusiastas y elogiosas. Sobre algunos que han atacado el libro, creo que tal vez les gusten más las leyendas que las historias verdaderas. Tal vez algunos círculos intelectuales quieran apropiarse de Kapuscinski. Siempre o casi siempre, cuando uno se acerca al mito, provoca cierto revuelo. No importa si lo haces con empatía o sin ella. Yo lo hice con enorme empatía y admiración. Es el riesgo de cada biógrafo que se acerca a una gran figura, casi mítica, como es el caso de Kapuscinski. Desmitificar puede significar cosas muy distintas. Para unos, es sinónimo de destrucción. Para mí, desmitificar a Kapuscinski tenía solamente un significado positivo. Devolver el mito a la vida real, explicar y entender el personaje, y conocer su historia como ser humano: niño de la guerra, poeta adolescente, joven revolucionario, viajero, reportero, escritor, testigo, pensador, marido, padre, amante, colega, amigo...
P: La esposa de Kapuscinski, Alicja Kapuscinska, intentó impedir su publicación y le acusó de haber traicionado su confianza. ¿Ha conseguido reconciliarse con ella?
R: Lamentablemente no. Sobre esto que menciona, prefiero no comentarlo.
P: ¿Por qué motivos cree que su libro ha sido tan polémico en Polonia, pero también en otros países?
R: En otros países, pues creo que solamente porque no lo han leído. Y donde lo han leído, y de momento sólo en España, no parece que sea polémico. Los críticos en España, por lo que leo en la prensa de izquierda y de derecha, han recibido el libro bien o muy bien.
P: Usted manifestó: 'No creo que haya dañado la buena memoria de Kapuscinski. La verdad simplemente resultó ser más complicada que el mito que hemos creado. Yo sigo considerándolo mi maestro'.
R: Kapuscinski fue un hombre que causó un gran impacto en mi vida profesional. Nadie como él me impactó tanto.
P: ¿El hecho de que haya salido otro libro sobre el célebre reportero polaco, ‘Kapuscinski. Una biografía literaria’, de Beata Nowacka y Zygmunt Ziatek, puede interpretarse como una obra alternativa a la suya?
R: El libro que menciona es un trabajo académico sobre la obra de Kapuscinski. No es una biografía.
Aspectos siniestros
P: ¿Por qué es tan difícil bajar del pedestal a los mitos literarios, artísticos, intelectuales y políticos?
R: La tarea de un biógrafo no es bajar un mito del pedestal. Es contar la historia con compresión, en el contexto, a través de muchas fuentes diferentes. Cuando un biógrafo descubre información desconocida o llega a conclusiones distintas al pensamiento común, debe saber que está expuesto a la crítica. Cada sociedad o comunidad tiene sus mitos, y cuando siente que puede perderlos o siente que tiene que cambiar algo en su pensamiento, puede llegar a un estado de rabia. Pero en el caso de Kapuscinski sucede una cosa muy curiosa. Fue durante muchos años miembro del Partido Comunista. A mucha gente le molesta eso, y en una supuesta defensa de Kapuscinski dice: 'Tuvo que estar dentro del sistema para poder viajar. Sin eso no hubiéramos tenido al gran Kapuscinski reportero y escritor'. Pero esta gente, diciendo eso, está insinuando que Kapuscinski era una especie de cínico que vendió su alma para obtener sus fines profesionales.
P: ¿Y no es cierto que fuera un cínico o un oportunista?
R: Estoy totalmente opuesto a esta visión sobre Kapuscinski. Él fue fiel de verdad a sus ideales; era comunista por convicción, nunca fue un cínico. Es una verdad que algunos supuestos defensores de Kapuscinski no aceptan, no quieren reconocer. Aceptan con más facilidad la idea de que era un cínico y no aceptan que era un comunista verdadero. Eso dice mucho sobre la mentalidad anticomunista polaca. Yo estoy totalmente opuesto a este tipo de pensamiento y entiendo perfectamente porqué Kapuscinski tenía sus convicciones. Esto lo explico ampliamente en el libro. Es muy probable que yo, en su lugar, hubiera hecho lo mismo.
P: Pero de alguna manera, su biografía sobre Kapuscinski, aunque éste no haya sido su deseo, pone sobre la mesa los aspectos más siniestros de la época comunista y la colaboración de muchos intelectuales y profesionales con este sistema.
R: Decir que Kapuscinski colaboraba con el sistema me parece, discúlpeme que se lo diga, una broma. Kapuscinski no colaboraba con el Partido Comunista, él era comunista, formaba parte del aparato de la Polonia socialista. Y hay que entender el por qué tomó esta posición política y moral. Venía de la generación de la guerra, y para esta generación el socialismo parecía el futuro del mundo. Después, Kapuscinski viajó mucho como corresponsal de la agencia polaca PAP a los países en vías de desarrollo, que eran los países colonizados o neocolonizados de África, y también a países bajo dictaduras anticomunistas y capitalistas en América Latina. Pudo comparar la pobreza y las terribles condiciones de vida en esos países con las condiciones en la Polonia socialista. ¿Cuál pudo ser su conclusión? Pues que la Polonia socialista en aquella época no era un lugar tan malo, era mucho mejor que lo que Kapuscinski veía en los países capitalistas del Sur. Estoy convencido que es un pensamiento racional y legitimo.
P: En un país como Polonia, en su opinión, ¿de qué manera la sociedad, sin caer en el revanchismo y la venganza, puede saldar las cuentas con el pasado dictatorial más reciente?
R: Los críticos de la derecha me han atacado por haber limpiado la imagen de Kapuscinski, por haber justificado su posición. Si, lo hago, es porque entiendo lo que ocurrió en aquella época y también las decisiones de la generación de nuestros abuelos y padres. Creo que el tema de las cuentas con el pasado ya está cerrado en Polonia. En fin, estamos en un momento en que ya podemos contar las cosas del pasado libremente y sin el chantaje moralista de la derecha anticomunista. El tema del revanchismo se puede convertir simplemente en una farsa. Está llegando a la escena intelectual, cultural y política una nueva generación de jóvenes que tiene curiosidad por el pasado, pero está libre de sentimientos revanchistas. Mi libro es sobre todo para ellos.