La historia de Keith Richards está llena no solo de canciones míticas de la historia del rock, sino de un modo de vivir a caballo entre la élite musical y los calabozos y las comisarías. Se puede decir que Keith Richards las ha visitado en un puñado de países europeos, en Canadá y en Estados Unidos, que le han detenido en pubs, en su casa, en la carretera y hasta en el escenario; que se ha sentado tantas veces ante los jueces que es difícil hacer un recuento, que ha rozado la cadena perpetua por tráfico de heroína (falso), que a su alrededor han dejado este mundo gente que vivía peligrosamente junto a él, codo con codo, empezando por Brian Jones y que ha tenido a su lado, siempre, a pesar de todo, a su amigo de Dartford, a Mick, que nunca le ha dejado, ni en los peores momentos.
keith & Mick