¿Por qué digo esto?, pues porque Sabine, la protagonista de esta historia, es una chica a mi parecer bastante neurótica, como diría mi padre, "de una francesa eso primero que nada y después el resto". De esas chicas obsesivas, inseguras, habladoras, neuróticas que dan ganas de meterles la cabeza al water y cersiorarse que se ahogen ojala con algún mojón por ahí. Porque Sabine es una chica que tiene una vida sencilla: estudia artes en la universidad de Paris, trabaja en un anticuario, tiene amigos, una amiga Clarisse en particular que es su mejor amiga y con la que se lleva muy bien y un novio, Simon, un hombre mayor que ella, pintor y casado que le otorga placeres y alegrías. Pero de pronto la chica en cuestión decide que ya no quiere ese tipo de vida, que debería pasar de la gente que la rodea y concentrar todas sus energías, inclusive las que usaba para terminar la universidad, única y exclusivamente en la idea excesivamente "obsesiva" de casarse y con un chico totalmente distinto a su circulo social común y por lo tanto rico, porque ahora quiere ser ama de casa, vivir de las comodidades y nada más.
Para lo cual tiene que encontrar a la persona, sexo masculino, con el cual concretar ese sueño y de ahí en más comienza una carrera -al menos para mí-, desesperante de cazería. Por suerte y para desgracia, la víctima es siempre solo una persona, un encantador abogado, primo de Clarisse, de nombre Edmond, que no le presta la menor atención, mas que la necesaria para no pasar de mal educado y ella de la nada, más algunas musarañas que su amiga le mete en la cabeza, decide que este hombre es el mandado a ser para convertirse en su esposo. Y de ahí en más comienza una desesperante persecución, fundamentalmente telefónica hasta que un día se presenta en la oficina.
Los personajes de Edmond y Clarisse son muy agradables, pese a que a él se le nota igual que a mi, que en la superficie de su alma detesta a Sabine, como es muy educado prefiere hacerle el evidente vacio pero ella como esta obstinada no entiende nada. Lo único que podría entenderle a Sabine, de su obsesión por Edmond, es que realmente es un hombre hermosamente guapo, me recordó a Jorge Marrale, actor argentino, tenía los mismos rasgos faciales y esos ojitos luminosos y de color.
La amiga, Clarisse, también es encantadora y pese a ser francesa, mil veces más relajada y liviana para vivir la vida. También será como se lo echa en cara Sabine, que tiene el goce de pertenecer a un estrato social elevado en comodidades, aunque quien sabe eso me huele a resentimiento social y tengo la seguridad que se puede ser feliz con todo y sin nada, eso está en uno no en el grosor de tu bolsillo.La banda sonora es muy buena, lo curioso es que pese a ser los 80 franceses, parecía por la música que ponen y los bailes, que estuvieramos todavía encariñados con los 70. La ropa que usaban las mujeres, sobre todo Clarisse, era muy extraña, no tanto de mal gusto, como ridicula porque les encantaba usar vestidos como de princesas y digamos que por ahi no había carruajes, aunque si hermosos caserones que pasaban facilmente por castillos.
De todas maneras pese a lo que cuento, la historia se ve hasta el final, a Sabine la detesté de principio a fin, era la protagonista lamentablemente, pero todo el resto del elenco y las ciudades que mostraban, los viajes en tren, en auto, las campiñas, los árboles, vegetaciones varias y los caseríos campestres eran una preciosidad, que de alguna manera permitían continuar. También obviamente está la mano de Rohmer que hace de sus cintas algo siempre sencillo pero que uno las ve de principio a fin con gran deleite.Totalmente recomendada!!
SINOPSIS:
CALIFICACION:
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Título original: La beau mariage, Francia, 1981Título en español: La buena boda
Dirección y guión: Eric Rohmer
Reparto: Béatrice Romand, André Dussollier, Arielle Dombasle, Huguette Faget, Thamila Mezbah, Féodor Atkine mi septima pasion