Revista Cultura y Ocio

“La China que viví y entreví”, de Marcela de Juan

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

Prólogo de Marisa Peiró

«Las trepidantes memorias de una mujer sin parangón
en su tiempo, puente cultural entre China y España»

Cubierta de: 'La China que viví y entreví' Cubierta de: ‘La China que viví y entreví’ Marcela de Juan Marcela de Juan

“«Pero ¿por qué no te pones guantes para hablar?», le decía mi padre (que era chino) a mi madre (que era belga). Como buen chino, a mi padre le gustaba utilizar aforismos y metáforas, y mi madre, como buena belga, llamaba al pan, y al vino, vino. Al escucharles me parecía estar oyendo un diálogo de sordos. Pero ni pensar en explicárselo; ellos eran felices así de contradictorios, así de dispares.”

Esta es la sorprendente historia de una mujer a caballo entre la cultura china y la europea en el Madrid de mediados del siglo XX. Bien podría ser un cuento chino por su singularidad, pero es la historia real de Hwang Ma Cé, o Huáng Masài, 黄玛赛, cuyo nombre españoliza como Marcela de Juan como transcripción libre de Masai, y de su apellido paterno, Hwang. Hija del embajador de China en Madrid, pronto se habitúa a una doble identidad que pasa por evitar que el padre le vende los pies, según la horrenda tradición, o que la prometa a los tres años con un príncipe, pero también por que sea educada como una mujer independiente, políglota y cosmopolita.
Nacida en La Habana, de padre chino, el diplomático y mandarín Hwang Lü He, 黃履和 (también llamado Liju Juan) y madre belga, Juliette Broutá-Gilliard, y criada a caballo entre Madrid y Pekín, Marcela no solo se convertiría en una de las primeras y principales traductoras del chino al español, sino que sus singularísimas circunstancias, intereses y aptitudes la perfilaron como la verdadera pionera de la difusión cultural sobre China en España, tiempo antes del nacimiento de los primeros estudios sobre Asia Oriental —ahora, presentes en muchas de las universidades españolas.

La figura del padre, con su larga coleta y sus vistosos ropajes, lejos de pasar desapercibida, atraía amistades de toda índole: Pío Baroja, Emilia Pardo Bazán el escultor Mariano Benlliure o los políticos José Canalejas, el conde de Romanones y Natalio Rivas, ministro de Instrucción Pública; el torero Fuentes Bejarano o la actriz Rosario Pino, con la que su padre tuvo un idilio.

Marcela de Juan y su hermana Nadine, quién con los años se hará coronel de aviación del ejército chino, comienzan una segunda vida cuando la familia se instala en Pekín. La adolescente Marcela se inicia en la cultura china, frecuenta a intelectuales, estudia poesía y teatro, y vive acontecimientos como la boda del emperador Pu Yi o la visita del propio Mao a su casa. Una casa en la que, como ella recuerda en estas trepidantes memorias, «se desayuna a la francesa, se come a la europea y se cena a la china». En su vuelta a Madrid, esta sorprendente dama comienza una vida de mujer independiente como traductora del Ministerio de Asuntos Exteriores, conferenciante por toda Europa, ya que hablaba siete idiomas, y articulista y corresponsal para varios medios como Revista de Occidente, para la cual realiza en India una entrevista a Indira Gandhi.

Cosmopolita y políglota, fue una rara flor exótica en el oscuro Madrid de la dictadura.

Solo puedo decir una cosa, me ha parecido un libro apasionante.

Lee y disfruta de las primeras páginas del libro.

“La China que viví y entreví”, de Marcela de Juan

Foto de juventud en Madrid

La autora:
Hija del diplomático y mandarín Hwang Lü He 黃履和 y de Juliette Broutá-Gilliard, fue una pionera de la traducción, periodista y divulgadora de la cultura china en España. A los pocos meses de nacer en Cuba, la familia se traslada a Madrid tras el nombramiento del padre como embajador de China. Aunque educado en la tradición, pronto se adapta a las costumbres y la mentalidad españolas.
En 1913, la familia se traslada a Shanghái y Pekín. Allí Marcela estudia en la Universidad de Qinghua, trabaja en un banco, escribe artículos y se sumerge en la cultura del país. Trató a escritores y ensayistas como Hu Shi, Lin Yutang o Han Suyin y a personalidades europeas, entre ellas Vicente Blasco Ibáñez en su viaje a China.
Tras la muerte del padre regresa a Madrid. Escribe para Estampa, ABC, La Vanguardia Revista de Occidente. También dicta conferencias acompañadas de fotografías y lecturas de poemas en Lisboa, Bruselas, París o Ámsterdam, entre otras ciudades europeas. Trabajó como intérprete en el Ministerio de Asuntos Exteriores y fundó, junto con Consuelo Berges, la Asociación Profesional de Traductores e Intérpretes. Compiló tres importantes antologías de poesía china publicadas por Revista de Occidente y Alianza Editorial; otras tres antologías de cuentos y relatos breves de la tradición china y, en 1977, una autobiografía que tituló La China que ayer viví y la China que hoy entreví (Luis de Caralt Editor), nunca reeditada hasta este momento.

El libro:
La China que viví y entreví (título original: La China que ayer viví y La China que hoy entreví, Luis de Caralt Editor, 1977), ha sido publicado por la Editorial La Línea del Horizonte en su Colección Viajes Literarios. Prólogo de Marisa Peiró. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 284 páginas.

Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.

Como complemento pongo el vídeo de la presentación del libro «La China que viví y entreví» de Marcela de Juan en la Fundación Ortega-Marañón en Madrid.


Para saber más:
Marcela de Juan en Wikipedia.
Marcela de Juan en “Archivo China España” 1800-1950
https://cvc.cervantes.es/obref/china/marcela.htm


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