Vaya día! ¡Hoy ha sido completito! Antes de salir de casa no encuentro las llaves así que me tiro media hora buscándolas, el coche me deja tirada en el camino y justo cuando voy a llamar para pedir ayuda ¡me quedo sin batería en el móvil!Como si no fuera suficiente, cuando llego a la oficina mi jefa me recibe echándome la bronca por el informe que no presenté a tiempo. Por fin el día finaliza, así que decido quedarme un par de paradas de autobus antes de llegar a casa para poder relajarme dando un paseo después de tanta tensión acumulada. Ensimismada en mis pensamientos no veo la caca de perro que amenaza a mis tacones favoritos. ¡¡¡Dios mío!!!¿¿¿De qué alimentan a los perros de hoy en día????? ¡¡¡Esto debía de ser de un San Bernardo por lo menos!!! Puffff, llego a casa de un humor de perros-nunca mejor dicho-y cuando voy a desahogarme con mi media naranja resulta que está apagado/fuera de cobertura viendo el partido Madrid-Barça... Entonces ,mientras me sale humillo por las orejas y mi vena yugular comienza a tomar dimensiones insospechadas,mi cerebro solo puede pensar una cosa: ¡¡¡CHOCOLATE!!!! Así que grito: "Esto es algo entre el Häagen Dazs y yo!!" mientras corro a la cocina a aliviar mi necesidad de chocolate y, ya de paso, todos mis problemas del día.
¿Es real esa necesidad de chocolate?
Pocos estudios demuestran la correlación entre el estado de ánimo y el consumo de chocolate, aunque han surgido diferentes hipótesis.
Algunos investigadores opinan que ésta "necesidad " de consumo solo se asocia a la combinación entre su sabor , textura y aroma que lo convierte en irresistible* Si a esto le añadimos que es un alimento muy energético (100 g de chocolate aporta unas 500 calorías, más que el pan -250 cal- o la carne -170 cal-) y que, por tanto, se recomienda consumir con moderación, nos hace a verlo como un "alimento prohibido" y, por tanto, esto incita nuestro deseo de tomarlo. Lo vemos como un premio, un gusto que darnos; lo asociamos a un momento de disfrute, a la infancia y eso, junto con sus características gastronómicas, lo conviernten en una necesidad.
Sin embargo, hay determinadas sustancias del chocolate que podrían justificar esa "adicción" o "necesidad" como, por ejemplo, la tiramina y la feniletilamina- que tienen una estructura similar a la de la anfetamina- o la anadamina- que tiene una estructura similar al canabis-La combinación de éstas tres sustancias en el chocolate podría hacer pensar que es una bomba explosiva altamente adictiva, sin embargo, se encuentran en muy pequeñas concentraciones para poder justificar que es adictivo.
Paralelamente, también es rico en triptófano, un aminoácido esencial para nuestro organismo que lo obtenemos de la alimentación. Es necesario para promover la liberación de serotonina, un neurotransmisor que participa en la inhibición de la ira, la inhibición de la agresión, el humor... permitiendo que aparezca esa sensación de tranquilidad y felicidad. Sin embargo, ésta sustancia es más abundante en otros alimentos como en la cigala, la soja o el queso como para poder justificar de ahí su necesidad.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de California y publicado en «Archives of Internal Medicine» determinó que las personas deprimidas consumían más chocolate que las que no lo estaban Sin embargo, el estudio no pudo determinar el porqué. Se planteó que podría deberse a que la depresión estimulara el antojo de chocolate y las personas lo consumieran como "autotratamiento". O bien que el consumo de mucho chocolate hiciese que las personas se deprimieran O bien que mejoraran su estado de ánimo pero de manera fugaz, de forma que despues de que pase el efecto se queden peor que antes. En definitiva, que no tienen ni idea y que tienen que seguir investigando.
Lo que está claro es que hasta la fecha todavía no hay justificación en eso de que "necesito chocolate" y que todo apunta a ser algo psicológico.
*Rocin, P., Levine ,E., Stoess, C.Chocolate craving and liking. Apetite 1991; 17: 199-212