Revista Cultura y Ocio

La ciudad del infierno

Publicado el 17 diciembre 2014 por Orlok @afriasangre
…Y subieron sobre la anchura de la tierra, rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró. Y el diablo que los engañaba fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde también están la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.   Apocalipsis versículo 20, capítulos 7-10
   Eddie Hastie se levantó sobresaltada aquella madrugada del 4 de diciembre de 1979. Había tenido un presentimiento, o quizá una pesadilla, no lo sabía bien. Lo que tenía claro es que sus hijos estaban en peligro. Salió corriendo de la habitación y observó que había fuego en la casa, demasiado fuego. Eddie fue empujada por su hijo Charlie de 15 años por una ventana. El chico volvió a por sus hermanos. Pudo rescatar a Thomas, de 9 años que padecía una distrofia muscular que le impedía andar. En aquel momento los bomberos entraban en la vivienda y pudieron salvar a Charlie, Paul, de 12 años y Peter, de 8. Demasiado tarde: los chicos presentaban quemaduras muy graves y morirían durante las dos semanas siguientes al siniestro. Por suerte, las tres hijas de Eddie no se encontraban en casa aquella fatídica noche.   Los bomberos creyeron que fue un incendio accidental. Pero en la escena del suceso los investigadores comprobaron que el incendio había comenzado en la entrada de la casa. Por lo visto alguien había introducido parafina por la ranura de la puerta, que servía de buzón para seguidamente, prenderle fuego.    La ciudad de Hull no tiene buena fama en Inglaterra. Situada al noreste del país, posee unos índices altos de violencia. La calle Selby, lugar del incendio pertenece a un suburbio de dicha ciudad y la familia Hastie estaba muy bien adaptada a la sociedad marginal de aquel barrio. El padre de familia, sin ir más lejos, se encontraba en prisión cumpliendo una condena.   Ron Sagar era el detective encargado del caso y empezó la investigación precisamente por el vecindario. Averigüó que los vecinos odiaban a la familia Hastie por lo que creyó que ese debería ser el comienzo de la investigación. No era tarea fácil, ya que al haber tantas personas que odiaban a los Hastie, muchos de ellos podrían haber sido los causantes del incendio de la vivienda, y numerosos indicios así lo atestiguaban, aunque fueron desechados todos ellos por no ser lo suficientemente consistentes.   La policía local de Hull, informó entonces a Sagar de que en la centralita recibieron una llamada anónima de un ciudadano al día siguiente del incendio, en la que informaba de que unos hombres se bajaron de un coche marca Rover 2000 de color rojo en la calle Selby a la hora del incendio, lo que le pareció sospechoso dado lo solitarias que están las calles por la madrugada.   Inmediatamente Sagar y su equipo se dispusieron a vigilar los movimientos de todos los propietarios de vehículos de esa marca de la ciudad. Entre ellos se encontraba un hombre que frecuentaba lugares de ambiente homosexual en zonas marginales, donde  se intercambiaba sexo por dinero.   En ese ambiente marginal urgó Sagar, hasta que dio con un joven de 19 años llamado Bruce George Peter Lee, nombre cambiado del original Peter Dinsdale, debido a la adoración que sentía el muchacho por Bruce Lee. El chico, presionado por el interrogatorio policial,  se vino abajo y confesó haber incendiado la vivienda de los Hastie por venganza.    Al parecer, había tenido relaciones sexuales con Charlie Hastie que lo chantajeaba por dinero, amenazándole con divulgar por toda la ciudad que era homosexual. Además, se había enamorado de la hermana mayor de Charlie, que lo había rechazado mofándose de él y es que el muchacho padecía problemas físicos, concretamente una hemiplejía congénita espástica, por la que cojeaba de la pierna derecha y tenía inmovilizado su brazo derecho sobre el pecho. También sufría de epilepsia, un leve retraso mental y otro trastorno que seguidamente descubrirían los investigadores: piromanía, al confesar el muchacho una serie de sorprendentes incendios que en su día fueron considerados accidentales en la ciudad de Hull.- El desdichado joven confesó haber incendiado una tienda a los nueve años en la que no hubo fallecidos.- La madrugada del 12 de octubre de 1973, y con 13 años de edad Peter Lee incendiaba la casa de Richard Ellerington, de 72 años. Los bomberos no pudieron salvarle.- Un par de semanas más tarde, el 27 de octubre de 1973, Lee incendió la casa de David Brewer, de 34 años de edad. Fue salvado pero murió unos días después por las graves quemaduras sufridas.- En 1974 quemó la casa de una anciana de 82 años, Elizabeth Rokahr. Murió por inhalación de humo. …Así hasta sumar un total de 11 incendios, con un total de 26 víctimas mortales, 11 de las cuales pertenecían a un asilo de ancianos incendiado por el muchacho infernal, en enero de 1977.   Al preguntarle Ron Sagar por qué había cometido dichos crímenes, Peter respondió que todas aquellas víctimas poseían un hogar que él nunca había tenido.    Su madre era una prostituta que renegó de él y a su padre nunca lo conoció. El chico había sido criado por su abuela y pasó una infancia difícil, siendo objeto de burla y maltrato por parte de otros niños.   Provocaba los incendios porque sentía una fuerte atracción por el fuego.
Actualmente Bruce George Peter Lee, cuenta con 54 años de edad y permanece ingresado por sentencia judicial desde 1981 en una institución mental del Reino Unido, de donde seguramente no saldrá jamás, siendo hasta la fecha uno de los asesinos más prolíficos que ha conocido el país anglosajón.            

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