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La ciudad palaciega de Medina Azahara

Por Bkik19 @bkik19

Medina Azahara debe ser parada obligatoria para todo aquel que viaje a Córdoba o que simplemente pase por allí en su camino hacia el sur, ya sea a Sevilla, Cádiz, Málaga o Huelva. Entre sus vestigios aún se perciben los recuerdos del esplendor del califato omeya, imprescindibles para el estudio de la época. El conjunto arqueológico cuenta con un estupendo centro de interpretación con un museo en el que se exponen muchas de las piezas encontradas durante las excavaciones y un vídeo explicativo para que todos los visitantes estén informados de la historia de la ciudad y de la grandeza que constituyen los restos que podrán ver después, cuando se desplacen al yacimiento. En el vídeo se muestra una recreación de lo que debía ser el día a día en la ciudad palatina, mostrando los diversos espacios de la misma y sus funciones en el ámbito civil, militar o religioso.

Medina Azahara

Fue el califa Abd al-Rahmán III quien quiso dejar patente su nuevo rango y su poder a través de la construcción de esta ciudad (936-1010). Situada a tan sólo 13 km de Córdoba, se convirtió en la sede administrativa y gubernamental del reino. Abd al-Rahmán III invirtió un tercio de los ingresos del Estado en los trabajos de edificación por lo que estos se produjeron de manera satisfactoria en un tiempo récord. Fue por ello el proyecto más ambicioso de su tiempo. Aprovechando la pendiente de la montaña se construyó en tres terrazas, siendo la más alta dominio del califa, donde se encontraba su palacio, desde el cual podía admirar todos los límites de su territorio.

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En la terraza media se encontraban los edificios del gobierno y el resto de palacios de los altos funcionarios, así como las salas de recepciones. Entre ésta y la más baja se hallaba la mezquita aljama, sobre una colina artificial uniendo la zona cortesana con la de viviendas más sencillas. Fue construida en la zona este, en el año 941 en tan sólo 48 días  por un millar de trabajadores, sucediendo en la supervisión de los trabajos su hijo al-Hakam II. De ella sólo quedan los cimientos, gracias a los cuales se conoce su planta, con cinco naves perpendiculares al muro de quibla. Se trata de una de las mejores mezquitas orientadas a la Meca. Constaba de un doble muro de quibla que servía de pasillo de acceso del califa desde el alcázar. Restos de las almenas aparecieron dispersos en los alrededores. También se ha estudiado una construcción cercana, justo enfrente de la mezquita y se ha llegado a la conclusión de que se trataba de una casa de abluciones.

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En la terraza inferior se extendían las casas sencillas, cuarteles, jardines y mercados. Fuentes históricas indican que incluso había manufacturas estatales y una prisión subterránea. Todo el área de la ciudad estaba fortificada. Tan sólo hoy en día se ha excavado un 10% de los restos, lo que nos da una idea de la magnitud del complejo. Se tiene la certeza de ello gracias a los análisis de infrarrojos.

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La importancia de Medina Azahara se redujo cuando Almanzor, primer ministro y regente del califa Hixem II fundó en las cercanías su residencia Madina al-Zahira (978-980). Aunque el final de la ciudad no llegó hasta el año 1010 cuando rebeldes bereberes redujeron a cenizas la ciudad. Las ruinas siguieron habitadas hasta al menos principios del siglo XII.

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Entre las construcciones que se han encontrado sobresale la Casa Real o Palacio del califa (Dar al-Mulk). Se distingue por la decoración de sus muros y el revestimiento del suelo con mosaicos. Junto a éste hay una serie de edificios administrativos y gubernamentales, caracterizados por la presencia de un patio interior grande y cuadrangular. Las viviendas que había por debajo del palacio servían al monarca de terraza.

También destaca la Casa del visir Jafar, primer ministro del califa al-Hakam II y personaje muy influyente de la corte, conocida gracias a una inscripción. Se divide en tres zonas: la oficial de representación, la vivienda del visir y las estancias del personal a su servicio. De la época de al-Hakam II son los salones de recepción como la Casa del Ejército (Dar al-Jund) o el famoso y suntuoso Salón Rico. La Casa del Ejército es un gran salón de 5 naves con pórtico ante el cual se extiende un gran patio cuadrado. Se trataba del lugar de reunión de los visires.

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Por último, el Salón Rico, que aún sigue cerrado al público debido a las obras de restauración, se encuentra en el centro de la ciudad. Cuenta con un espacio basilical dividido en cinco naves y un pórtico transversal. El acceso a la nave central se practica por una abertura de 3 arcos flanqueada por otra de 2, con grandes puertas en forma de arco de herradura. En la pared frontal del interior se distingue un gran arco de herradura ciego que marcaba el lugar donde debía situarse el trono del califa durante las ceremonias y recepciones cortesanas. Sobresale la decoración del salón con bellos paneles murales de yeserías decorados con ataurique, destacando el motivo iconográfico del árbol de la vida. También llama la atención el juego de la bicromía de los pilares y de los arcos de herradura , de manera semejante a como sucede en la Mezquita de Córdoba.

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Como en mi visita no pude entrar al Salón Rico a hacer fotos y todavía tampoco se puede entrar os dejo una fotografía del Portal de Museos de Andalucía.

Ante el Salón Rico se encuentra el “Gran Jardín” con un estanque sobre el que se reflejaba la fachada del edificio.

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La ciudad palaciega de Medina Azahara


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