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La clienta (Josiane Balasko, 2.008)

Publicado el 13 febrero 2011 por Rugoleor @rugoleor

La clienta (Josiane Balasko, 2.008)

Título original: Cliente

Directora: Josiane Balasko

Guionista: Josiane Balasko

  Franck Lee Joseph

Intérpretes: Nathalie Baye

  Eric Caravaca

  Isabelle Carré

  Josiane Balasko

  Catherine Hiegel

  Marilou Berry

  Félicité Wouassi

  George Aguilar

Productores: Cyril Colbeau-Justin

  Jean-Baptiste Dupont

Fotografía: Robert Alazraki

Música: DJ Kore

Montaje: Marie De La Selle

  Claudine Merlin

Nacionalidad: Francia

Año: 2.008

Duración: 107 minutos

Edad: 18 años

Género: Comedia

  Drama

  Romántica

Distribuidora: Vértigo Films, S. L.

Estreno: 04-09-2.009

DVD Alquiler: 02-12-2.009

DVD Venta: 18-02-2.010

Página WEB: Ficha completa en IMDb

  Ficha completa en FilmAffinity

  Web Oficial de la película en España

  Web Oficial de la distribuidora en España

  Tráiler de la película en YouTube

Calificación:

Crítica: 5,115 Espectadores: 31.388

Público: 5,126 Recaudación: 187.621,67 €

España:   Puntos (Popularidad): 0

Rugoleor:   Ratio de popularidad: 0,00%

Sinopsis:

Judith tiene unos cincuenta años muy seductores; es una mujer equilibrada y dirige un programa de teletienda. Divorciada, vive sola y tiene por confidente a su hermana Irene, que es la única que conoce su secreto: Judith contrata regularmente los servicios sexuales de chicos jóvenes que elige en las páginas de contactos de Internet. Así es cómo conoce a Patrick, que le gusta por su amabilidad, encanto y sencillez. Pero Patrick es en realidad Marco, está casado y profundamente enamorado de su mujer Fanny, que piensa que su marido suele trabajar en la construcción…

La actriz y realizadora Josiane Balasko (“Felpudo maldito”) lleva a la pantalla su propia novela sobre el sexo de pago con Nathalie Baye dando cuerpo a “La clienta” del título, una mujer de 51 años propietaria de un canal de teletienda, independiente y sin hijos, que se encapricha de marco (Eric Caravaca), un obrero de la construcción, mucho más joven y felizmente casado con una peluquera (Isabelle Carré). Para hacer frente a las facturas se prostituye en sus ratos libres. Es lo que hay.

Crítica:

08.09.2009 – JOSU EGUREN

Placer a precios razonables

Dinero que cambia de manos: de “La clienta” a Patrick; y del escort a las manos de su esposa que a su vez reparte un pellizco con la familia. Como la vida misma. Ese mismo dinero que sirve para que una mujer madura sepulte sus desordenes emocionales en los brazos de un prostituto de lujo, es el que paga las deudas de una pareja que convive con la madre de la mujer y su hermana, dos mantenidas insoportables que no plantean preguntas incómodas salvo cuando falta efectivo para pagar las facturas.

El gigoló es Patrick, un pintor de brocha gorda acostumbrado a mantener un equilibrio inestable entre dos vidas. Pero, un descuido, y su primera opción vital se trastabilla, justo cuando la mujer descubre el engaño del marido. Mandan los números, y la economía familiar obliga a Marco a desempolvar su disfraz de Patrick, pero ahora no se oculta. Su mujer y su mejor clienta caminan ahora sobre el alambre, obligándole a multiplicarse, forzándole a tomar una decisión. ¿El amor conyugal, y sus limitaciones presupuestarias, o la felicidad esporádica junto a una mujer de la que le separa una barricada emocional contrachapada con billetes de 500 euros.

A Josiane Balasko, le ha salido una comedia agridulce, si es que puede definirse así a una cinta desganada, que coquetea con la comedia y el drama sin llegar a encontrar su verdadero sitio. Sólo Nathalie Baye encuentra el norte de su personaje, una presentadora televisiva de economía saneada que puede permitirse el lujo de planificar sus momentos de placer sexual evitando el riesgo de repetir los fracasos sentimentales que arruinaron la primera parte de su vida. Aquí hay que aplaudir la valentía de Balasko para tratar el tema de la prostitución masculina sin prejuicios, aunque luego se encargará de matizar sus palabras con un discurso romántico cercano al moralismo caduco. No hacía falta que privilegiase la idea del amor verdadero, y sí una mayor decisión a la hora de prescindir de caracteres y situaciones muy próximas al costumbrismo.


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