Los afortunados que tengan invitación, podrán ir al primer desfile del año 2010 en la ciudad italiana de Milán, que levanta el banderín de salida de las pasarelas internacionales. Sin embargo, la presencia española a nivel mundial será escasa, por no decir casi nula.
La recesión económica también se ha proyectado en la moda española, somos el país de europa con la mayor tasa de paro y con el mayor estancamiento económico, y las previsiones no son mucho mejores. El hecho de la poca audiencia "fashion" made in Spain no es una casualidad. Ayer mismo conociamos la noticia de que José Font, el diseñador catalán fetiche de la actríz Leticia Dolera, abandonaba la pasarela de la Alta Costura de París por motivos de financiación. Font llegó a París en septiembre de 2008 con una gran ovación, aunque actualmente las ventas han caído considerablemente. Recordemos que uno de sus vestidos puede alcanzar la cifra de 12.000 euros. Los únicos que han conseguido formar parte de la Alta Costura han sido Paco Rabanne, Balenciaga y Pertegaz.
El ya mítico diseñador Christian Lacroix fue uno de los primeros en caer. La industria de la moda es una empresa, no basta con ser impactante sino que también hay que vender. Las facturas no saben de sensibilidad. No suframos de amnesia ¿Podemos ser exigentes con nuestro buen gusto, cuando una de las empresas españolas con más expansión es Tous? Lo importante es la rentabilidad, aunque con ello rueden cabezas. Ya decía mi padre que mis estudios son intelectuales y poco rentables...
En Nueva York se mantiene el ya veterano Custo Barcelona, junto a los noveles Toni Francesc y Joaquín Trías. El polémico David Delfín tampoco estará en la agenda neoyorkina, aunque sí estará en la agenda de la Gran Manzana. Dicho sea de paso, por mi, Custo puede dejar de diseñar.
Y las deudas también han llegado al grupo de moda Mariella Burani que está semana el fiscal insta a la empresa en quiebra. Este grupo recoge las firmas de Mandarina Duck o Coccinelle, que arrastra una deuda global de 480 millones de euros. Mariela Burani podría ser la primera casa made in Italy víctima de la deuda.