Huertas - Foto: Euroleague.
Como tantos otros domingos, Ayrton Senna leyó algún pasaje de la Biblia antes de ponerse el mono y ajustarse el casco. Quienes hablaron con él le recuerdan más serio que nunca. Muy tenso. No estaba nada cómodo con su Williams, había abandonado en las dos carreras anteriores y no se sacaba de la cabeza el trompazo sin consecuencias de su compatriota Rubens Barrichello y, sobre todo, la muerte, el día anterior, del austríaco Roland Ratzenberger en la calificación. Cuando Senna se salió en la curva Tamburello las
millones de personas que seguían el 1 de mayo de 1994 GP de San Marino se quedaron heladas. La muerte del piloto de Fórmula 1 se anunció más de dos horas después del triunfo en la carrera de Michael Schumacher. El mundo lloró el adiós de un mito, y en Sao Paulo un niño de 10 años estuvo tres días sin articular palabra. Marcelinho Huertas (1983) no se perdía una carrera de su ídolo desde los 4 años y agitaba la bandera de su país cada vez que Senna ganaba una prueba. Marce admiraba y sigue admirando a Senna por su desparpajo y pasión, y quizás también por su impermeabilidad a las críticas. Ayrton sabía que su pilotaje no dejaba indiferente, que tenía grandes seguidores y grandes detractores. Lo mismo le sucede a Huertas, capital en los últimos títulos del Barça y que no acababa de estar fino en este inicio de curso. Un par de notables actuaciones ante el Baskonia en el Palau y el Manresa a domicilio eran insuficientes para un base de su nivel. Caché que sacó a relucir en el Audi Dome ante el Bayern Munich, dirigiendo la tremenda victoria del Barça por 77-99. Los azulgrana empezaron la segunda vuelta clasificándose para el Top 16, como los otros invictos de la Euroliga, Olympiakos y CSKA Moscú. Huertas necesitaba una actuación así. Reivindicarse y acelerar al equipo como sabe hacer. El base brasileño repartió seis asistencias, cogió cuatro rebotes y recuperó la puntería (5/6 en tiros de dos, cuando acumulaba en el torneo un 5/25; 1/1 en triples, 7/13 hasta ahora). Los azulgrana pusieron tierra de por medio en el segundo cuarto con un parcial de 22-38 (39-60) con dos triples de Lampe, tres triples de Juan Carlos Navarro y otro de Nachbar. Estos dos últimos anotaron 15 puntos como Huertas, que minimizó a un McCalebb por el que en su momento tanto suspiró el Barça y al que ha fichado Pesic como revulsivo del equipo ante las bajas de Gavel, Taylor y Zipser. Poco tuvieron que decir los locales, muy inferiores y con apenas algún apunte de Djedovic, Savanovic o Benzing. El Bayern Munich, el mismo que estuvo a punto de dar la campana en el Palau, sólo lleva un triunfo en seis partidos. El Barça los ha ganado todos. BAYERN MUNICH 77 (17+22+21+17): McCalebb (4) Djedovic (14), Savanovic (9), Benzing (12), Bryant (10) -quinteto inicial-; Schaffarztik (4), Stimac (7), Jagla (3), Micic (8), Idbihi (4) y Staiger (2). BARÇA 99 (22+38+21+18): Huertas (15), Navarro (15), Hezonja (3), Doellman (9), Tomic (8) -quinteto inicial-; Abrines (2), Satoransky (10), Lampe (6), Oleson (-), Thomas (13), Nachbar (15) y Pleiss (3). Árbitros: Christos Christodoulou, Piotr Pastusiak y Rustu Nuran.