“La austeridad es contraproducente, crea sufrimiento”
Un estudiante de 28 años que, en su camino para sacarse un doctorado en
Economía en la Universidad de Massachusetts, ha desenmascarado la mentira macroeconómica más significativa
de los últimos años, y sobre la que EE UU y Europa se han apoyado en su
campaña por la austeridad fiscal y el recorte drástico del gasto. La base de las políticas de austeridad que están a punto
de dinamitar los pilares del Estado de bienestar en medio mundo, ha
resultado tan falaz como las armas de destrucción masiva que sirvieron
para justificar la invasión de Irak.
Cuando la deuda de un país supera el 90% del PIB, el crecimiento de la economía es inviable. O sea, lo que está haciendo el gobierno español es hundirnos hasta el más profundo de los abismos. Hoy son muchos -demasiados diría yo- los políticos que defienden esa errónea estrategia de que se pase la podadora al gasto para volver a la senda de un
crecimiento sano y robusto. Estos malos gobernantes han creído a pie juntillas lo que sus asesores económicos les decían, sin darse cuenta de que éstos, se basaban en un estudio con gravísimos errores de cálculo.
No hay plena conciencia de que la visibilidad mediática de un economista
depende primordialmente de su utilidad para los intereses económicos a
los cuales sirve, que tienen gran influencia en los medios. Y esta gran
influencia, que alcanza niveles de dominio, les ofrece una gran
impunidad para promover posturas que científicamente carecen de
credibilidad. Lo vemos diariamente en España (incluyendo Cataluña),
donde la necesidad de las políticas de austeridad ha sido promovida
activamente, pese a que la evidencia científica (y la propia realidad
que nos rodea) muestra claramente que están profundamente equivocadas.
No solo son ineficaces, sino que son tremendamente dañinas: han estado
dañando enormemente a las clases populares. Y es ahí donde los ideólogos
neoliberales, y los medios
que las han promovido tienen una enorme responsabilidad. Su trabajo, al
servicio del capital financiero, ha contribuido en gran medida a un gran
dolor, todo ello para gloria del capital financiero, cuyas rentas han
alcanzado unos niveles nunca antes conocidos. Así de claro. Todo lo que
está pasando podría haberse evitado fácilmente. Los problemas presentados como económicos son políticos, es
decir, dependen del poder que determina la configuración final de las
políticas públicas.