Llegar a la edad adulta conlleva algunos inconvenientes, aparte de tener que asumir responsabilidades a veces es complicado encontrar tiempo para hacer algo de ejercicio. Muchas veces lo mejor es no darle demasiada vueltas, coger las palas de padel y quedar con tus amigos esta misma semana.
Hay quien prefiere otros deportes como el fútbol, la natación o simplemente salir a correr. Sea cual sea tu actividad favorita los expertos no se cansan de repetirlo, hay que moverse. Si tienes dudas, acude a tu gimnasio o centro deportivo más cercano, infórmate sobre las actividades y ponte en marcha.
Es paradójico porque cuando uno es pequeño quiere hacerse grande, probablemente porque sólo vemos las ventajas de ser adulto. Sin embargo al alcanzar la mayoría de edad, y especialmente al tener que independizarnos económicamente nos empezamos a dar cuenta de las dificultades. Entonces a veces uno piensa que le gustaría volver atrás para llevar una vida de niño, con menos complicaciones y más tiempo libre.
El estilo de vida actual va muy rápido y aquellos que tienen una jornada laboral partida tienen bastante problemas para compaginar su día a día con tiempo para salir a hacer ejercicio físico. Con los años la cosa no mejora, ya que cuando se decide ser padres sobra aún menos tiempo, así que nos volvemos menos activos y ganamos peso.
Investigando cómo cambia la vida al hacernos adultos
En fechas recientes un equipo de investigadores del Centre for Diet and Activity Research (CEDAR) de la Universidad de Cambridge llevaron a cabo revisiones sistemáticas y meta-análisis de la literatura científica existente.
Esta metodología de investigación permiten comparar y consolidar los resultados de una serie de estudios a menudo contradictorios para llegar a conclusiones más sólidas. En esta ocasión realizaron dos revisiones que les llevaron a la conclusión de que la transición de la adolescencia a la edad adulta conlleva cambios significativos en la dieta y la actividad física.
Son cambios difíciles de evitar ya que tanto los estudios universitarios como las responsabilidades de la edad adulta limitan el tiempo para llevar una dieta más saludable y dedicar varias horas en semana a hacer deporte.
Cambios en la dieta y el ejercicio al dejar la secundaria
En el primero de los dos estudios1, el equipo examinó las pruebas relacionadas con la transición de la escuela secundaria a la educación superior o al primer empleo y cómo esto afecta al peso corporal, la dieta y la actividad física.
Para su revisión encontraron un total de 19 estudios que abarcaban edades entre 15 y 35 años, de los cuales diecisiete evaluaron cambios en la actividad física, tres en el peso corporal y cinco en la dieta o en las conductas alimentarias.
Al dejar la educación secundaria disminuía la actividad física moderada-vigorosa una media de siete minutos por día (49 minutos a la semana). Por género, la disminución fue mayor para los hombres que para las mujeres (una disminución de unos 16 minutos por día para los hombres en comparación con unos 7 minutos por día para las mujeres).
Un análisis más detallado reveló que el cambio es mayor cuando las personas van a la universidad, con niveles generales de actividad física de moderada a vigorosa que disminuyen más de 11 minutos por día. Podemos afirmar que hay que dedicar mucho más tiempo a los estudios, pero también hay bastante gente que pasa mucho tiempo en el bar de la universidad.
En cualquier caso está claro que la manera en que nos relacionamos a estas edades y la dieta se modifican. Por ejemplo muchas personas comienzan a consumir cerveza y en general llevan una alimentación menos saludable porque pasan menos por casa. Se dedica más tiempo a un ocio sedentario que a estar corriendo de aquí para allá. Además muchos dejan las actividades físicas extra escolares que venían realizando varias veces a la semana.
Tener hijos afecta a la dieta y la actividad física
En el segundo estudio2, el equipo analizó el impacto en el peso, la dieta y la actividad física al tener hijos. En este caso un meta-análisis de seis estudios reveló un incremento del 17% en el índice de masa corporal al convertirse en padre.
Por ejemplo, una mujer de estatura promedio (164cm) que no tenga hijos aumentará alrededor de 7,5kg durante cinco o seis años, mientras que una madre de la misma estatura aumentará 1,3kg adicionales. Esto equivale a un aumento del IMC de 2,8 frente a 3,3.
Naturalmente cuidar de hijos pequeños consume mucho tiempo y energía. Es posible mantener una dieta saludable, sin embargo puede ser complicado encontrar tiempo y ganas para salir a hacer deporte. Los mejor es no pensarlo dos veces, calzarse las zapatillas de padel o de running e irse a hacer deporte.
Aunque uno salga agotado al final se agradece porque se desconecta de la rutina, la interacción con adultos es totalmente diferente y hacer deporte sienta bien al autoestima.
Reflexionando sobre la transición a la edad adulta
Aunque el índice de obesidad infantil sigue progresando en España, en líneas generales durante la infancia la mayoría suele mantener un peso normal y muchos están apuntados a actividades extra escolares o por lo menos hace deporte en el colegio.
Sin embargo al pasar de la adolescencia a la edad adulta ya empezamos a reducir la actividad física y se modifica la dieta. Estadísticamente muchas personas comienzan a ganar peso a estas edades, cuando comienzan estudios superiores o al entrar en el mercado laboral.
Si te paras a pensarlo es de lo más habitual. Cuando terminas los estudios debes conseguir un trabajo para poder empezar con tu vida de adulto. Este cambio consume un gran número de horas al día, más que asistir a clase. Dependiendo del tipo de jornada laboral el margen para ocio y hacer deporte se reduce.
Las prisas, los recursos económicos limitados y las salidas con amigos probablemente afectarán a la calidad de la dieta. Se consumen alimentos menos saludables que cuando se estaba en casa de los padres y se empiezan a consumir bebidas alcohólicas más calóricas y menos saludables.
Al empezar una relación si no tenemos bien arraigado el hábito de hacer deporte es fácil volverse más sedentario. Más adelante si formamos una familia a la que hay dedicar tiempo, se reducirá aún más el margen de tiempo y nos consumirán la mayor parte de la energía. Encontrar ese hueco para salir a hacer deporte puede ser todo un reto.
No es casualidad que cuando los adultos pasan a ser progenitores el índice que personas con sobrepeso se incrementa notablemente. Por tanto de alguna manera debemos tomar conciencia de esta realidad y planificar la semana para ir mejorando poco a poco.
- Cambios en la actividad física, la dieta y el peso corporal a lo largo de las transiciones educativas y laborales de la primera etapa de la vida adulta: Una revisión sistemática y meta-análisis – Eleanor M. Winpenny
- Convertirse en padre: Una revisión sistemática y meta-análisis de los cambios en el IMC, la dieta y la actividad física – Kirsten Corder