Revista Deportes

LA FIESTA ADULTERADA (Crónica 7ª abono Feria de Málaga)

Por Malaka

LA FIESTA ADULTERADA (Crónica 7ª abono Feria de Málaga)

 

 

Plaza de Toros de Málaga
Sábado 24 de agosto 2013 / 7ª de abono / Poco más de media plaza
Se lidiaron seis toros de Juan Pedro Domecq, muy justos de presentación, 2º, 3º y 5º más terciados. Nobles todos, sin fuerza, descastados. Hermanitas de la caridad.

ENRIQUE PONCE: estacada baja que hace guardia y otro bajonazo (Saludos desde el tercio tras aviso) – Estocada desprendida (Dos orejas tras aviso)

FINITO DE CÓRDOBA (que sustituía a Jiménez Fortes): dos pinchazos saliéndose y media estocada caída trasera y perpendicular (Pitos) – Pinchazo y dos descabellos (Saludos desde el tercio tras aviso)

DAVID GALVÁN (que sustituía a Manzanares): estocada trasera y un descabello (Una oreja) – Estocada casi entera y un descabello (Saludos desde el tercio tras aviso)

 


 

LA FIESTA ADULTERADA

Por José Daniel Rojo

 

Llegó Juan Pedro Domecq a la Malagueta y con él, otra clara evidencia, una más, de la fiesta que nos han impuesto los taurinos de turno: toreros, ganaderos, empresarios… Una fiesta donde el que debía ser rey de la dehesa ha sido prácticamente “domado” para satisfacer las órdenes que las figuras del taurineo actual han ido demandando. Un toro sin remate, con carita pobre y con una nobleza que en ocasiones crea confusión en el espectador, pues no se sabe con certeza si lo que sale por toriles son toros bravos o toros propios de ser exhibidos en los circos como “el torito humano”.  Esa es la fiesta que quieren vendernos, una fiesta en la que la emoción brilla por su ausencia y en la que el peligro y el riesgo que debiera existir en el ruedo no es percibido por el que pasa por taquilla. Atrás quedó aquello de una fiesta íntegra; pues no lo es. Tampoco es válido el tópico “amamos al toro”, pues si lo amásemos de verdad no permitiríamos que la Fiesta hubiese caído en niveles nunca antes sospechados. Si esta es la tauromaquia de la que queremos presumir y salvarla de los continuos ataques que día tras día recibe, mejor que nos perfilemos por derecho y le demos muerte como merece. Y que en paz descanse.

Nadie duda que la mala suerte viene persiguiendo a la nueva empresa de Málaga. Ha tenido que hacer hasta tres ferias diferentes: una con José Tomás, otra sin él, y otra más con las sustituciones que iban surgiendo. En el cartel de ayer solo “sobrevivieron” Enrique Ponce y tres toros de Juan Pedro. Se cayeron Jiménez Fortes, Manzanares y no fueron aprobados los toros de “El Pilar”. En su lugar se permitió lidiar la corrida completa a Juan Pedro y las sustituciones fueron cubiertas por Finito de Córdoba y David Galván. Éste último se quitó del cartel en el que estaba anunciado en la localidad jienense de Sabiote para hacer el paseíllo en una plaza donde había más caché –en todos los sentidos-. Poco respeto el de Galván para la grandiosa afición de Sabiote. En el toreo ya tampoco vale la palabra; el acuerdo. A buen seguro que entre la mafia taurina llegaron a un pacto y aquí paz y después gloria.

Enrique Ponce volvió a salir a hombros de esta plaza tras cortar dos orejas al cuarto de la tarde. Un simulacro de toro al que el de Chiva cuidó para poder mantenerlo en pie. No importó al público que toreara a media altura, al hilo del pitón, con el pico… La gente prefirió ver el temple y la elegancia con la que Ponce imprime a sus series. Ponce estuvo en Ponce –que está muy de moda ahora decir eso de cada torero-. Cuando la llamada “poncina” tomó forma el público se puso en pie enloquecido y entregado a la causa. La mentira del toreo –y sin toro- fue premiada con dos orejas y vuelta al ruedo en loor de multitudes. El primero de su lote fue un “angelito” sin fuerza, sin maldad… ¡Para llevárselo a casa vamos! Brindó Enrique a su amigo Javier Conde, que ya cuenta por numerosos los brindis que ha recibido en esta feria en la que, por vez primera en mucho tiempo, se ha quedado fuera del abono. Sorprendentemente basó su faena por el pitón izquierdo ya que con la diestra protestó más el bobalicón Juan Pedro –el toro entiéndase-. Las series fueron de uno en uno y aquello no terminó de remontar. Tras dos bajonazos infames, uno de ellos haciendo guardia, tuvo la osadía el Maestro Ponce de salir al tercio a saludar.

Finito de Córdoba, Fino, que le llaman ahora, vivió una tarde de contrastes. El desencanto del respetable y la ovación a una tauromaquia que está de vuelta. El primero de su lote fue un toro chiquito, muy chiquito, y además flojo, muy flojo. No había clase, ni casta ni tampoco decisión por parte del torero. Entre las protestas del público abrevió sin confianza ninguna con la espada. Sin embargo al quinto le recetó un ramillete de verónicas que tuvieron sabor, con manos bajas, temple y que han venido a ser de lo mejor que hemos visto con el percal en esta feria. Le gustó el toro chiquitín con cuernos a Finito y regaló alguna gota de esa tauromaquia de pellizco. Aún sin enemigo, pues no había un toro como dios manda en el ruedo, dibujó una gran serie de naturales que vinieron a ser lo mejorcito de su actuación.

Sigue apuntando cosas interesantes el gaditano David Galván, que aunque no sorteó el mejor lote ayer en La Malagueta mostró voluntad y queriendo hacer las cosas medianamente bien. Ante la raspita que hizo tercero estuvo firme, y no era fácil. El toro era reservado y más que embestir lo que hacía era arrear con la cara suelta. Había que provocarle la embestida y la series se produjeron con muletazos de uno en uno. Hubo algún enganchón pero le anoté, especialmente, dos pases, uno al natural y otro con la diestra que tuvieron hondura y gusto. Una oreja fue el premio para una faena que tuvieron como epílogo unas manoletinas ajustadas. Pocas opciones le brindó el descastado y parado sexto que llevó siempre la cara alta y con el que trató de justificarse Galván.

La puerta grande del inolvidable Manolo Segura se volvió a abrir de par en par para deshonra esta vez, una vez más, de la Tauromaquia. Enrique Ponce fue alzado a hombros y con él, la salida triunfal también de una tauromaquia que es pura mentira.


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