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La forma del agua, amor bajo el mar

Publicado el 06 octubre 2017 por Patrick Bateman @CinefiliasO

La forma del agua, amor bajo el mar


La forma del agua es la nueva película de Guillermo del Toro, un director que no es la primera ni la última vez que pisa el Festival de Sitges con alguno de sus trabajos. Ya lo ha hecho anteriormente con su debut Cronos o con El laberinto del Fauno. Aunque no todas sus películas me parecen fascinantes, el realizador mexicano ha demostrado su talento a la hora de dirigir y contar historias que combinan muy bien el cine fantástico con la dura realidad. Un talento que ha mantenido también en La forma del agua, película en la que apuesta por un 'corte' drama-romántico. Claro qué, enmarcado dentro del cine fantástico y amasando distintas referencias al cine clásico de los años 50 y 60, pero con un estilo visual muy estilizado y optimizado para el público del siglo XXI.

Del Toro dedica un buen homenaje a las películas de monstruos de la Universal. Y aunque la película se plantea como una historia de amor con influencias de La bella y la bestia y Romeo y Julieta, a la vez que trata el tema racial en forma crítica pero con humor. La película aborda el tema del racismo de la época en la que se desarrolla la historia y, rizando el rizo, trasciende a la conexión entre distintas especies. Todo ello bajo una trama de espionaje gubernamental que le otorga mayor dinamismo e intriga a la historia.

La forma del agua, amor bajo el mar
Elisa es una joven muda que trabaja como conserje en un laboratorio en 1963, en plena Guerra Fría, donde se enamorará de un hombre anfibio que se encuentra ahí recluido.

Guillermo del Toro ha demostrado en distintas ocasiones que la mezcla de fantasía y realidad se le da especialmente bien, un gran ejemplo a citar es El laberinto del fauno, film que poco tenía que ver con la promoción que se le hizo. Esta situación se repite en La forma del agua, creo que deberían vigilar más el tipo de promoción que le hacen a películas como La forma del agua, puede llevar a conjeturas erróneas y, en consecuencia, decepciones. Me comentaba justo un compañero el día antes de comenzar el Festival, una madre que venía con su hijo de 12 años preguntando por las entradas, el cual, tenía muchas ganas de ver esta película. No es que no pueda verla, pero no me parece una película demasiado apropiada para gente tan joven. Tiene un poco de violencia y alguna escena sexual, que están muy avanzados hoy día con esa edad, pero es eso de 'esto no toca todavía'.


La forma del agua, amor bajo el mar
En esta nueva película, Guillermo demuestra su pasión por los escenarios 'fríos' muy deudores de la guerra o postguerra, una época por la que ya ha demostrado su pasión en varias ocasiones. La película se ambienta en plena guerra fría entre las dos grandes potencias mundiales, EEUU y la URSS.
A pesar de la frialdad que plasma Del Toro sobre los escenarios, el realizador mexicano desarrolla una elegante película con una ambientación muy bien conseguida y unos escenarios perfectamente recreados. Sin duda alguna, este el punto fuerte de la película y por el que mucha gente se sentirá atraída.

Por sacarle algún pero, algo más de celeridad o, en su defecto, veinte minutos menos de metraje tampoco le habrían venido mal a los 123 minutos que dura la película. Esto tampoco quiere decir que la película aburra en ningún momento, pero se plantea como una película pausada y sin prisa por contar la historia.

Los personajes están muy bien definidos sin necesidad de explayarse demasiado durante su presentación con banales diálogos o situaciones. Para mí, los personajes a los que el realizador mexicano ha sabido sacarle todo el jugo, han sido el de Elisa, la protagonista, interpretado por Sally Hawkins. Y el personaje de Strickland, el jefe de seguridad, interpretado por un excelente Michael Shannon (The Runaways, Batman vs Superman).

La forma del agua, amor bajo el mar
Shannon está justo por debajo de la interpretación ofrecida por Doug Jones que se pone otra vez en la piel de este anfibio con forma humanoide, que bien podría haber sido el padre de Abe aka palito de merluza en Hellboy, el parecido es terrible, en el buen sentido de la palabra. Con esta película Guillermo del Toro demuestra una vez más que es un gran contador de historias fantásticas dignas del mejor cuentacuentos.

La banda sonora de Alexandre Desplat (Valerian y la ciudad de los mil planetas) juega un papel importante en cuanto a la emotividad del film, aunque se empeña en calar hondo en el espectador, no es tanto como pretende. Al menos en mi caso. De todas formas la conjunción entre el 'soundtrack' y las imágenes es muy certera.

Aunque, siento discrepar con el artículo que le han dedicado en la columna del periódico de Sitges, que afirman es la mejor película de Guillermo del Toro, todo por su triunfo en su paso por Venecia Film Festival.

La forma del agua, amor bajo el mar


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