La popular comedia de situación, Aquellos maravillosos años 70, nos ha ofrecido la cara más positiva de esa década. Sin embargo, el cine se ha encargado de ofrecer en innumerables ocasiones su lado más amargo en cintas como Sérpico de Sidney Lumet, Taxi driver de Martin Scorsese, Zodiac de David Fincher o Los tres días del cóndor de Sidney Pollack, que apuntaba más alto en lo que al cine de policías y criminales se refiere. Por otra parte, el subgénero de las estafas ha proporcionado buenas tardes de cine con películas como El Golpe, El destino también juega o la reciente El lobo de Walt street. Tampoco el cine español se ha quedado atrás, acuérdense de películas como 25 kilates de Patxi Amezcua o de la célebre escena del timo de la estampita protagonizada por Tony Leblanc en Los tramposos. Pues bien, La gran estafa americana es una mezcla de todo lo anterior.
Irving y su amante, Sidney, van aumentando su patrimonio gracias a su habilidad para engañar a personas. El agente del FBI, Richie DiMaso, los pilla con las manos en la masa y le propone un trato para que le ayuden con la captura del corrupto alcalde de Nueva Jersey.
David O Russell, varias veces nominado a los Óscar (The fighter y El lado bueno de las cosas), vuelve a tener posibilidades de hacerse con alguna de las 10 estatuillas a las que opta, aunque tendrá que enfrentarse a una obra maestra como Gravity de Alfonso Cuarón. La trama parece disparatada, pero por lo visto es bastante cercana a la realidad. De todas formas, a la academia de Hollywood le ha dado por arropar los últimos trabajos de este cineasta. Sin embargo, nos parece excesivo el apoyo que se le está proporcionando porque si bien The fighter estaba muy bien, las dos posteriores no nos parecen tan buenas como para tanta candidatura.
El argumento, aunque original, no nos resulta demasiado atractivo y el ritmo resulta cansino. No obstante, la ambientación es magnífica porque durante el visionado, uno tiene la impresión de encontrarse en ese lugar y ese tiempo. La caracterización de los actores llama la atención tanto por la capacidad camaleónica de Christian Bale como por el cambio de imagen de Bradley Cooper; la sensualidad de Amy Adams o la imagen de nueva rica de Jennifer Lawrence. Ambas actrices han tratado de reflejar la ideología predominante de esos años, donde los temas del feminismo radical y la liberación de la mujer estaban en pleno auge, lo que no quiere decir que todo fuese positivo porque también muestra su parte negativa.
La película reflexiona acerca de la condición humana, una realidad que se encuentra en todas las sociedades y cómo, si no se actúa con celeridad y decisión, la manzana podrida corrompe al resto. Por otra parte, tampoco hay que despreciar el ingenio de estos delincuentes que, aunque sea para hacer el mal porque engañaron hasta el que se creía más listo, demostraron su talento e inteligencia.También se explica como la ambición puede hacerte perder el norte y puede ser tu tumba, cuando no tiene medida (publicado en Paginas Digital)