Revista Cultura y Ocio

La historia del “hombre del saco”

Por @asturiasvalenci Marian Ramos @asturiasvalenci

Para todos aquellos que tenemos más de cuarenta años la frase pronunciada por nuestros padres: se te va a llevar “el hombre del saco” nos recuerda la desesperación de ellos cuando nos habíamos portado mal por algo. Que nos advirtieran con esta frase significaba que no habíamos sido buenos.
La historia del “hombre del saco”


Esta vez os voy a contar una historia. Fue un hecho que ocurrió en el año 1.910y que dio lugar a leyendasposteriores en las que el protagonista era “el hombre del saco” y “el sacamantecas”. Hace unos días escuché  a una madre que amenazaba a una niña que pataleaba porque no quería la merienda. Y pensé…Esta frase tiene que tener origen en alguna leyendaigual que, por ejemplo, “una nochetoledana”. Comencé a investigar en Internet.Pero lo que vi no era lo que yo buscaba o lo que había imaginado que iba a encontrar. La verdadera historia del “hombre del saco” me pareció tan brutal que sentí la necesidad de contároslo a todos. Es posible que con la pretensión de que no volvamos a mencionar esta frase más porque es como rendir homenaje a unos hombres que no debieron existir nunca. Sé que me voy a salir de mi línea habitual del blog. No solamente por contaros esta historia del “hombre del saco” si no porque voy a hablaros en segunda persona del plural para que estemos todos juntos y cambiemos el chip. No vamos a leer ninguna leyenda de muchachas encerradas que se mueren de tristeza o de caballeros que ganan o pierden batallas. Vamos a leer una historia que ocurrió en las tierras de la Alpujarra almeriense en el año 1.910.Dos protagonistas reales diferentes, dos hombres que llegaron a confundirse en la mente de todas las personas de aquella época como un solo personaje: “el hombre del saco” y “el sacamantecas”. Alguien que vagaba por los campos con navaja en mano y que llevaba un saco al hombro. Buscaba niños para secuestrarlos y matarlos. Esta es la historia de dos personajes que todos hubiéramos preferido que no hubieran existido. Un hecho real que supera la ficción y que creo que, después de que todos leáis la historia, nunca vais a pronunciar esta frase para amedrentar a los pequeños.Nos encontramos en una bella zona de Almería. Un lugar escogido para rodar numerosas películas del género Western.


La historia del “hombre del saco”

Fotografía propiedad de Alejandro


Gádor es un bello pueblo situado en la vega del río Andarax. Y no hay nada que le distinga de otros bonitos pueblos de la Alpujarra almeriense si no fuera por el asesinato de un niño de siete años llamado Bernardo González.Era verano y el sol caía implacable sobre estas tierras andaluzas. En una casa de Rioja vivía una familia compuesta por Francisco y María con sus cinco hijos, entre ellos, Bernardo.Al atardecer, la madre y los niños salieron al campo. Mientras ella lavaba la ropa, los niños correteaban y cogían fruta de los árboles.En un momento dado, Bernardodesapareció sin que ninguno se diera cuenta. No escucharon ningún ruido ni grito.Cuando vieron que el niño no regresaba, sus padres y algunos vecinos del pueblo comenzaron a buscarlo. No aparecía. Los padres de Bernardo decidieron presentar denunciaa la Guardia Civil durante la madrugada del 29 de junio de 1.910.A partir de aquel momento se inició una búsqueda desesperada por los alrededores del pueblo. Pero transcurrían las horas y Bernardono aparecía.Algo sucedió la tarde de este día que cambió la investigación de la Guardia Civil. En el cuartel se presentó un vecinoa quien todos apodaban “El Tonto”. Julio Hernández, que así se llamaba, dijo que había visto al niño en un barranco. Estaba muerto y lo habían tapado con piedras. El cuerpo del niño apareció en el Barranco El Pilar. Estaba boca abajo y manchado de sangre. Lo habían intentado esconder colocando piedras sueltas y matorral encima de él. A pocos metros de donde estaba Bernardohabía manchas de sangre lo que indicaba que el cuerpo había sido trasladado hasta allí para esconderlo.El Tonto” contó a la Guardia Civil que había encontrado al niño porque iba siguiendo a una perdiz. Durante las primeras interrogaciones no declaró nada más.A raíz de este asesinato apareció una vecina de Gádor declarando que hacía unos días  habían intentado llevarse a su hija dos hombres que llevaban un saco. Realizada la autopsia, la Guardia Civil debía esclarecer tres cuestiones vitales para resolver el caso: que la muerte del niño se había producido en un lugar diferente donde había aparecido; el motivo por el que le habían extraído la grasa del intestino y el por qué de la puñaladaque llevaba Bernardo debajo de la axila y que hizo que se desangrara mucho antes.La autopsia determinó que la muerte se había producido por los reiterados golpes en la cabeza que el niño había sufrido. Aunque dejaba muy claro que se desconocía el por qué de la extracción y la puñalada. Comenzaron los rumores en Gádor. Muchos de sus vecinos empezaron a señalar a la misma persona como el asesino de Bernardo: un curandero que tenía tantos enemigos como personas influyentes a su alrededor.Francisco Leona practicaba ritos ancestrales. Decían que curaba enfermedades con la simple energía de sus manos. Daba masajes en las zonas enfermas.En realidad, esta energía calorífica que surgía de sus manos se debía al nivel de alcohol que siempre llevaba en su sangre. Francisco Leona había estado en la cárcel porque había sido acusado por matar a un paciente que había acudido a él con la columna rota. Los masajes que le dio en tal estado físico provocaron la muerte del enfermo.Leona tenía 75 años. Era barbero y curandero. Cuando la Guardia Civil lo interrogó por primera vez supo ofrecer una buena coartada. Negó su participación en el asesinato declarando que esa tarde había estado junto a otros vecinos del pueblo. Éstos confirmaron sus palabras.Francisco Leona era el tío del alcalde y compadre del juez municipal. Pero, a pesar de ello, Leona cometió un gran error: acusó directamente a “El Tonto” diciendo que había sido el asesino de Bernardo.Gracias a esa declaración la Guardia Civil detuvo rápidamente a los dos. Ya en la cárcel, tanto Leona como “El Tonto” fueron sometidos a largos interrogatorios.Leona siempre se exculpaba acusando a “El Tonto”.Por su parte, Julio, a veces, admitía haber participado en el crimenaunque aseguraba que él no lo había cometido.Cuando admitía su participación comentaba que alguien había golpeado con una piedra la cabeza del niño hasta asegurarse de que estaba muerto. Y solía añadir cuando decía esto que él lo había intentando primero pero que no había tenido suficiente fuerza para matarlo.Cuando “El Tontose exculpaba decía que lo había visto todo escondido desde unos matorrales aterrorizado e inmóvil para que no le pudieran ver.Al final declaró que Leona había golpeado la cabeza del niño con una piedra y que cuando había visto que estaba muerto entonces le había abierto el vientre para extraerle no sabía el qué. Cuando le preguntaban a “El Tonto” si habían participado más personas en el crimen éste nombraba a varios vecinos de Gádor.Por las investigaciones que le realizaron concluyeron que Julio era una persona inculta, salvaje pero con uso de razón.Los vecinos decían que le encantaba apresar pájaros para machacarles la cabeza con una piedra. Comentaban que era capaz de saltar una balsa de varios metros por un cigarro y que, por diez céntimos, corría hasta el pueblo de Rioja para llevar una carta. Esto lo hacía varias veces al día.Al final ambos admitieron su complicidad en el crimen. Además, culparon a otros cómplices: losdos padres, el hermano y la mujer de “El Tonto”; el “Moruno” y su esposa.Se seguía manteniendo la sospecha de que aquel asesinato había formado parte de un ritual. Recordemos la puñalada y la extracción de la grasa intestinal.Más tarde se supo que la puñalada en la axila se produjo para que un enfermo afectado de tuberculosis bebiera sangre caliente. La grasaextraída servía para realizar un emplastopara curar la tuberculosis.Este hombre enfermo de tuberculosis era Francisco Ortega. Un agricultor de 55 años que había acudido a una curandera que tenía fama de practicar brujería. A pesar de sus intentos, Agustina, no pudo curar la tuberculosis.


La historia del “hombre del saco”


Fue entonces cuando la curandera pidió ayuda a Leona. Como vieron que el agricultor estaba obsesionado por su enfermedad pensaron en practicar un remedio cruel y sanguinario para pedir una gran cantidad de dinero al enfermo.Unos días antes del crimen se reunieron en secreto Leona, la curandera y el enfermo. Los dos curanderos aseguraron a Franciscoque tenía una enfermedad mortal pero que existía un remedio. “El Moruno”, ansioso, estuvo de acuerdo que le aplicaran lo que hiciera falta para curarle:-Yo tengo el remedio, “Moruno”.-¿Cuál es?-inquirió con ansiedad el enfermo.-Es necesario que te bebas la sangre de un niño robusto y sano; pero la sangre tiene que estar caliente, según vaya brotando…Luego tendrás que ponerte en el pecho una cataplasma.-¿Pero para eso hay que matarlo?
-Sí, claro…- Fue la respuesta lacónica de Agustina la curandera.-¡Entonces, no!- gritó el enfermo- me castigaría Dios.-Tú verás…-añadió Leona.El enfermo estuvo pensativo durante un rato. -¡La salud es antes que Dios!- afirmó el enfermo.
(Conversación reconstruida a partir de las declaraciones escritas en el sumario).Dicho y hecho. La cantidad que pidieron a Franciscofue de 3.000 pesetas. Ahora los dos curanderos debían buscar un niño fuerte y sano que saliera al campo para poder secuestrarlo con mayor facilidad. Habría que llevarlo metido en un saco hasta el cortijo de la curandera. El único problema que encontraban ambos era que los dos se veían incapaces de transportar tanto peso a tan larga distancia. Así que pensaron pedir ayuda al hijo de la curandera que era un hombre muy basto y fuerte, “El Tonto”. Este hombre aceptó el encargo a cambio de 50 pesetas.La clave de toda la historia fue la declaración, al día siguiente de “El Tonto” a la Guardia Civil del descubrimiento del niño. Esta afirmación la realizó por vengarse de Leona y su madre ya que se habían negado a pagarle lo pactado.Transcurría la tarde del 28 de junio de 1.910. Leonay “El Tonto” merodeaban por el campo buscando una posible víctima. Vieron a unos niños jugando. Algunos de ellos recogían brevas de una higuera.El niño de siete años, Bernardo, no quiso participar en la recolecta y de alguna forma fue su perdición. Leona atrapó al niño inmovilizándolo y colocando un pañuelo impregnado de cloroformotapando su nariz.Cuando Bernardo perdió el conocimiento lo introdujeron en un saco. Y “El Tonto” transportó, apoyado en su hombro, al niño hasta el Cortijo San Patricio. Como la distancia era grande el niño despertó antes de llegar y no paró de gritar y patalear dentro del saco(según declaración posterior de “El Tonto”).Cuando llegaron al cortijo aún era de día. Esperaban allí, Agustina la curanderay José y su mujer.Fue José el encargado de ir a avisar al enfermo que ya estaba todo dispuesto. Pero éste tardó en llegar. Bernardoseguía en el saco ya medio asfixiado.La curandera comenzó a preparar una olla, un vaso, un azucarero y una cuchara. Mientras, Leona comprobaba el filo de su navaja. Elena preparaba la cena como si tal cosa.Llegados a este punto prefiero omitir detalles de los momentos posteriores que he ido leyendo. Pero con los datos que os he dado al principio podéis reconstruir las escenas de horror que aquella noche ocurrieron en aquel cortijo.Después de realizar la sangría y con el niño agonizando, Leona y “El Tonto” se lo llevaron en el saco al Barranco del Pilar. Allí, “El Tontointentó matar al niño golpeando con una piedra su cabeza.Como no lo consiguió fue Leona el encargado de golpear hasta acabar con la vida del niño.

Inmediatamente después con su navaja abrió el vientre y extrajo la grasa del intestino para realizar la cataplasma al enfermo.Transportaron el cuerpo del niño a un lugar más escondido y lo taparon con ramajes y piedras sueltas.Regresaron al cortijo donde Leona aplicó el emplasto al enfermo que se encontraba en estado de shock.


La historia del “hombre del saco”


Mientras todo esto ocurría, los padres de Bernardo y algunos vecinos ya estaban buscando al niño por todas partes. Los padres acudieron la madrugada del 29 de junio a denunciar la desaparición a la Guardia Civil.Por la tarde de ese mismo día entraba en el cuartel “El Tonto” para avisar que había encontrado al niño perdido.Este crimen traspasó nuestras fronteras. Hasta Almería llegaron enviados de prensa internacional para seguir de cerca el juicio. El 11 de agosto de 1.910 la sentencia se hizo pública:Francisco Leona, Agustina Rodríguez (la curandera), Julio “El Tonto” y Francisco Ortega (el enfermo) fueron condenados a morir con el garrote vil. José (el hermano de “El Tonto”) fue condenado a 17 años de cárcel. Elena y Pedro Hernández quedaron libres.

Leona murió envenenado en su celda. A Julio “El Tonto” le conmutaron la pena por ser considerado deficiente mental. Y Francisco, mientras estuvo en la cárcel, sanó por completo.

Esta es la verdadera historia del “hombre del saco” y del “sacamantecas”. Dos individuos que, posteriormente, originaron leyendasen las que un hombre se llevaba a los niños metidos en un saco. Si los niños no se portaban bien…Fue ese hombre el que nos quitó a muchos el sueño por las amenazas de nuestros padres. El “hombre del saco” sustituyó a aquel ser mucho más entrañable que se cantaba en las nanas y al que muchos llamábamos “coco”.Conociendo esta historia creo que todos hubiéramos preferido que se nos llevara el “coco”…


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