Estos últimos días han llamado mi atención al respecto de este término y sus derivadas. Integridad es una de esas palabras que se usan poco y mal. Definir a alguien como íntegro está relegado a las diatribas políticas y, la mayoría de las veces, sin razones para ello. En el mundo del vino es término en deshuso y este fin de semana y multitud de hechos anteriores me han demostrado porqué.
La integridad se tiene o no se tiene. Creo yo. Uno es íntegro o no lo es, en sus acciones, en su comportamiento, por su ética o su actitud ante las cosas que le van pasando por delante. Uno es íntegro cuando, por ejemplo, actúa con los mas altos estándares morales ante la posibilidad de recibir un premio inmerecido por hacer su trabajo. O cuando, llegado el caso, uno usa su supuesta credibilidad en beneficio propio y como medio para engañar o manipular a un tercero.
Hagamos un poco de filosofía de andar por casa.
Con respecto a una persona, la integridad personal puede referirse a un individuo educado, honesto, que tiene control emocional, que tiene respeto por sí mismo, apropiado, que tiene respeto por los demás, responsable, disciplinado, directo, puntual, leal, pulcro y que tiene firmeza en sus acciones, por lo tanto, es atento, correcto e intachable. Sin llegar a este nivel, íntegro es aquel que siendo referencia en una materia o actividad no usa su mérito para lucrarse. Por ejemplo, si Messi usase botas de fútbol marca Puma pero afirmase en un anuncio "Me encanta marcar goles con mis nuevas botas Nike". esto, por ejemplo, estaría feo y sería poco ético. Y no denota una gran integridad. A Messi o Cristiano le importará un pimiento, supongo, pero estaría feo.
La integridad, en este último caso, es la cualidad de quien tiene entereza moral, rectitud y honradez en la conducta y en el comportamiento. Y, esto es importante, trate uno sobre lo que trate y se dedique a lo que se dedique. En primer lugar porque está feo manipular a la gente, llevarla o invitarla a consumir algo cuando uno sabe que no es lo mejor ni lo mas adecuado (ni lo mas interesante, llegado el caso) a cambio de un dinero o de un beneficio en forma de pago. En segundo lugar, porque la credibilidad de alguien parte de la base de que lo que diga sea creíble, pero sobre todo de que sea veraz, desde el punto de vista de quien prefiere callarse a recomendar un producto o servicio inadecuado, por mucho que le paguen. Y en tercer lugar, porque ser un puto vendido es ser mala persona y un mal bicho.... y eso no le debería valer a nadie la pena.
En el mundo del vino existen docenas de interesados en decir que tal o cual vino, evento, concurso o sarao es "lo mas", "el mejor" o "el mejor blanco/tinto/rosado/espumoso de España". Y dicen esto, ojo, sabiendo perfectamente que lo que dicen es un embuste de proporciones bíblicas. No hablan desde la ignorancia los personajes a los que me refiero, no. Hablan sabiendo que es falso lo que dicen, pero apoyándose en la ignorancia de quien lee, en el "buenísimo" de quien no quiere líos o en una ausencia total de respeto por uno mismo y por los demás. Asumen que su posición e imagen adquirida tras años de chupar pollas y lamer culos es su único valor y lo ponen a la venta al mejor postor.
No se si será así en realidad pero creo que el vino es probablemente el sector donde menos se penaliza a los embusteros manipuladores y mas se castiga la integridad como forma de vida y actitud.
Y es muy sencillo manipular. Este fin de semana Cambados fue sede de la LXIII Festa do Albariño. Un evento que ofrece dos caras bien definidas, una puramente festiva donde el consumo masivo es norma y otra pseudo-profesional con catas y un concurso que pretende decidir, a golpe de Julio, que albariño de la última vendimia es el mejor. Con el albariño recién embotellado se ofrece a un grupo de catadores la posibilidad de que decidan a ciegas cual es "el mejor". Decía David Ogilvy, el padre de la publicidad moderna que "El Mejor, como concepto publicitario, no existe. Decir que algo es lo mejor debería invalidarlo como producto para siempre". Estoy de acuerdo. Y en vino mas.
Sea como fuere, los catadores del concurso pasan unos días, a gastos pagados, en Cambados. Lo hacen porque es lo lógico, no lo critico. Y mi axioma no vale para todo el mundo, por supuesto. Los que actúan como actúan lo hacen porque así lo quiere la DO Rías Baixas, que organiza el concurso, y lo hacen en Parador nacional y rodeados de atenciones. Y no me parece mal, allá cada quien. Lo que creo, personalmente, es que yo no lo haría. Y no lo haría siempre que tuviese la pretensión (yo) de que, tras ser atendido a cuerpo de rey, mi opinión fuese a tener alguna valor, mas allá de ser la mía. Es decir, ¿que es "integridad"?, ¿a donde llega?. ¿Que sería, en este caso, "lo íntegro"?
¿Es íntegro acudir como catador?. Nuestra opinión es una, se expresa a ciegas y para valorar un numero concreto de vinos, no la totalidad, ¿es razonable decir, por lo tanto, que hemos elegido "al mejor"?. ¿Es íntegro acudir al lugar a gastos pagos?. Uno puede ir o no a Cambados a golpe de jueves y, tal vez, dejando a un lado familia y trabajo, ¿es razonable pedir que uno se haga cargo de sus gastos?...y, en todo caso, ¿es lógico que a uno lo traten como a un cantante pop cualquiera, antes de dar un pregón en el pueblo?. Hoteles los hay, muchos y de muchos precios, y para comer, en Cambados, hay mas cosas que marisco, ¿es lógico que a uno lo agasajen así, si se pretende que uno sea ecuánime y justo?.
Alguno de los catadores visitó, además, bodegas concursantes antes y después del concurso, ¿debemos fiarnos de su criterio?. Es normal tener dudas cuando uno visita, un día o dos antes del certamen, a uno de los participantes y cata sus vinos. Yo tengo tendencia a guardar durante días el gusto de ciertos vinos (sobre todo si son buenos), ¿no encontraron asociaciones razonables entre esos vinos y alguno de los que probaron?, ¿Y es justo dudar de que pueda haberse producido conchaveo o "cohecho" de algún tipo?.
En resumen; ¿debemos creer en la integridad total y absoluta de las personas, sea cual sea el escenario y sean cuales sean las circunstancias?. No hablo de Cambados, digo en general. Cuando se publica una guía en base a muestras enviadas por las bodegas, ¿es justa la puntuación otorgada?, ¿no pesa para nada que unos vinos ofrezcan un corte comercial y otros no?. Y el hecho de que se ofrezcan anuncios delante, detrás o dentro de la guía o publicación, ¿no tiene ninguna importancia?, ¿no influye en la integridad de la publicación?.
Esto tiene que ver, supongo, con los limites personales pero, sobre todo, con quién es quién. España y su mezquindad nos tiene acostumbrados a una ausencia total de autoestima entre los personajes públicos o referencias en cualquier sector. Nadie dimite, sea cual sea el nivel moral de sus acciones (o la ausencia de nivel), nadie admite una culpa, un error, nadie rectifica nunca. Vivimos rodeados de inmundicia ética y moral y eso pesa. Nos parece lógico que alguien afirme ser una voz independiente pero luego cobre de los mismos a los que juzga. Nos parece admisible que una persona diga que su juicio está libre de influencias pero después se dedique sistemáticamente a inundar su muro o timeline de mensajes loando a tal o cual vino o bodega. Nos parece razonable que durante el fin de semana de la Festa do Albariño no se lea ni una sola crítica a nada que tenga que ver con el albariño, la DO; Cambados o su hostelería, que fue absolutamente perfecta y de funcionamiento intachable, por lo visto, con una calidad de vinos rayana en lo sideral y de un nivel absoluto. Eso parece si uno lee tal cual lo que se ha dicho en los perfiles de los y las participantes en cualquiera de los múltiples eventos que han tenido lugar estos días.
"Todo fue perfecto", como decía el chiste, "por eso no tuve nunca que decir nada, mama", le decía el hijo de 23 años a su madre tras 23 años de silencio. "Todo fue perfecto". E íntegro, supongo.
En cierta ocasión preguntaron a Walter Cronkite, referente universal en periodismo, por sus duras críticas al gobierno Nixon tras visitar Vietnam y por abandonar su habitual equidistancia (Cronkite fue siempre ejemplo de moderación en política, autentico equilibrista desde la veracidad entre republicanos y demócratas). En una entrevista, a la pregunta de si valía la pena esa actitud ante los ataques desde las filas republicanas, que lo tacharon de vendido, afirmó; "Bueno, no se que esperaban. Lo único que tengo es mi integridad. Sin ella no soy nadie, ni como persona ni como periodista. Y la integridad, como los vinos caros, es para las ocasiones".
Ser íntegro a diario es difícil, seguro. Pero ser integro cuando te regalan tus herramientas de trabajo, cuando te "donan" tus medios y te tratan como a cualquier politiquillo de la Gürtell tiene que ser complicadísimo. Ser integro cuando te financia la publicación de tu medio los mismos a los que juzgas ha de ser cosa fina y ser íntegro para decir no a una caja de vino o a una cuenta en un restaurante (o callarte la boca y no hablar de ello después) debe ser de lo mas complicado en el mundo. Porque lo fácil, digo yo, debe ser lo contrario.
No digo que esté mal cobrar, digo que está mal querer tomar por tonto al personal después. La gente debe cobrar por lo que hace, faltaría, pero también debe decir que está "trabajando" y que sus comentarios y opiniones están supeditadas al pagador.
Integridad la tiene quien la tiene. Y quien no la tiene demasiadas veces no la echa en falta. La integridad no es rentable y, a fin de cuentas, hay que comer, ¿no?. De poco vale que tres frikis crean que ciertas cosas en el mundo del vino demuestran poca o ninguna integridad cuando al resto del país le importa un bledo, ¿verdad?.
¿Verdad?
"Integridad es hacer lo correcto cuando no hay nadie mirando". Y debe ser bien difícil, porque no lo hace prácticamente nadie.
*Fotos: En la web y de la noche del sábado al domingo en la Festa do Albariño en Cambados.