Jaroslaw Kaczynski pide calma a sus seguidores tras conocerse los resultados del domingo. Reuters.
Los dos candidatos se volverán a ver las caras ante las urnas el próximo 4 de julio.
Komorowski y Kaczynski comienzan a buscar apoyos para la segunda vuelta de las presidenciales tras la escasa diferencia del primer asalto.
El resultado de la primera vuelta de las elecciones presidenciales celebrada el pasado domingo ha colocado a Polonia en una situación complicada. Ninguno de los dos candidatos con posibilidades de suceder al malogrado Lech Kaczynski logró mayoría absoluta (más del 50% de los votos). Ni su hermano gemelo Jaroslaw, un conservador a la vieja usanza en cuestiones sociales, morales y religiosas que utiliza un lenguaje populista y anticapitalista en el ámbito económico, ni Bronislaw Komorowski, actual jefe de Estado en funciones y al frente del Parlamento, que cuenta con el apoyo de las clases medias urbanas y en la UE tiene el soporte del Partido Popular Europeo (PPE).
Ambos se volverán a ver las caras en la segunda y definitiva ronda el 4 de julio. Komorowski, de la Plataforma Cívica (PO), que representa a la Polonia que se moderniza a pasos agigantados, la que apuesta por los negocios y el dinero fácil, consumista, europeísta, católica moderada y relativista en lo moral, obtuvo el 41,22% de los votos.
Kaczynski, líder de Ley y Justicia (PiS), que recoge el sentir de la Polonia popular, apegada a las tradiciones, nacionalista y dolida con Europa y el mundo, de mentalidad igualitaria y contraria a la corrupción, alcanzó el 36,74% de los sufragios. Grzegorz Napieralski, el joven dirigente de la Alianza Democrática de Izquierdas (SLD), obtuvo el 13,68%, un buen resultado que le permite ser la fuerza que incline la balanza hacia el conservadurismo con tintes populistas o el liberalismo. La abstención alcanzó el 46%.
Votos decisivos
Según el sociólogo Edmund Wnuk-Lipinski, Napieralski ha atesorado un importante capital político que puede ser decisivo.
El empate técnico entre los presidenciables liberal y conservador hará que los dos hagan todo lo que esté a su alcance para ganar, por lo que ya han empezado a coquetear con el SLD. Tanto Komorowski como Kaczynski han lanzado mensajes conciliadores hacia Napieralski. Su bolsa de votos es apetitosa, pero no está claro hacia dónde se decantará 'el deseado'.
Una parte importante de los votantes del SLD odia el liberalismo económico que defiende Komorowski. En eso coincide con los seguidores del PiS. Pero el ultraconservadurismo de Kaczynski también echará para atrás a muchos votantes de izquierda.
En la vida como en las disciplinas deportivas el tiempo de prolongación suele ser lo más complicado. «Tenemos que ser conscientes y movilizar nuestras fuerzas y toda nuestra energía para el final de esta carrera presidencial», declaró Komorowski.
«La llave de la victoria está en nuestra fe y nuestra convicción de que podemos ganar», manifestó por su parte Lech Kaczynski. En la definitiva ronda habrá que elegir entre dos visiones de Polonia porque está claro que hay profundas diferencias.
Según los sondeos, el 66,5% de los electores está dispuesto a dar su apoyo a Komorowski y el 30% a Kaczynski. Marek Jurek, candidato ultraderechista y admirador de Franco y Pinochet, que obtuvo el 1,04% de apoyos en la primera vuelta, ha anunciado que respaldará al ex primer ministro.
El PiS está convencido de que el escenario del 2005, cuando el actual jefe de Gobierno, el liberal Donald Tusk, adelantaba en tres puntos a Lech Kaczynski, pero perdió las presidenciales en la segunda vuelta puede repetirse.
El politólogo de la Academia de Ciencias Stanislaw Mocek no lo descarta, porque aunque Jaroslaw Kaczynski no sea tan carismático como su fallecido hermano, y cuando gobernó entre los años 2006 y 2007 sembró mucho descontento en la población, tiene a su favor unos electores muy disciplinados y fieles, mientras que Komorowski recoge un voto más heterogéneo y de menor compromiso político.