“Lo iba a intentar igualmente pero no al nivel o a la escala que lo puedo hacer con la subvención”
E. Carbajales, Vigo |
12 Febrero 2018 - 09:51 h. María Dolores Rodríguez, trabajando con las abejas.María Dolores Rodríguez López es una de las jóvenes ganaderas que recibirá ayuda para poner en marcha su proyecto, en este caso, una granja apícola que comenzará con 180 enjambres y 300 colmenas. “Yo este año compro 180 enjambres pero el compromiso que hay en el proyecto de la subvención es que voy a doblar hasta llegar a 300 colmenas”, que estarán 100 en Abalo, en Catoira; 100 en Vilanova de Arousa; y 100 colmenas en Xil, Meaño. Todas ellas en fincas privadas. “Ahora estamos en proceso con los bancos para ver si compramos una finca que tiene un pequeño galpón de unos 40 metros cuadrados para acondicionarlo y que nos sirva de sala de extracción y envasado”, asegura.Para esta joven, la apicultura no es un mundo nuevo, ya que su padre tiene colmenas desde hace 20 años. Llegó a tener 15 colmenas pero ocho se las mató la avispa velutina y se quedó con siete y ahora tiene 10.El inicio de esta explotación “es un salto muy importante para mí y tengo ganas de empezar”. “Si no me concedían la ayuda –explica–, lo iba a intentar igualmente, pero a otro nivel, no al nivel ni la escala que lo puedo hacer con la subvención. A mí me conceden 45.000 euros, lo único que no me cubre la subvención es el IVA”. “Esta ayuda te permite ir con todo y de otra forma empezarías a ver qué pasa y poco a poco”, asegura. Rodríguez explica que “todo surgió a raíz de que nos enteramos de que una de las mancomunidades de montes de Vilagarcía había hecho una plantación de castaños de siete hectáreas y, hablando, vimos que era muy buena zona para tener un colmenar porque la miel de castaño es más cotizada que la milflores”. Desde ese momento, comenzó a buscar si había algún tipo de subvención o ayuda y en la Cámara Agraria le orientaron a esta línea de subvenciones. “Esto fue en enero del pasado año, luego fui a hablar con Unións Agrarias y ellos me hicieron el proyecto y, tras superar una serie de problemas logísticos, lo presentamos y el último día de diciembre resolvieron a favor”, recuerda esta joven, quien explica que “ahora hay que ponerlo todo en marcha. Los enjambres no me los entregan hasta finales de mayo o principios de junio, pero en este tiempo hay que preparar las concesiones que tenemos en el monte, limpiar, preparar los asientos donde van a ir las colmenas y la sala de extracción y envasado”.La miel que va a producir esta granja es totalmente natural, Rodríguez explica que “la miel tiene no tiene procesado, solo hay que desopercular, es decir, romper la capa de cera que hacen las abejas, extraer la miel y filtrarla para directamente envasarla”. Rodríguez reconoce que hay mieles que son más baratas, y que viene de países extracomunitarios, que han sido pasteurizadas, con lo cual, pierden sus propiedades.En cuanto a la comercialización, esta joven apicultora explica que “este año, y dependiendo de lo que tarden en entregarnos las abejas, nuestra idea es envasar un 25% y venderlo directamente, pero dependerá de la cantidad que tengamos porque al principio las colmenas vienen muy flojitas y se van a perder toda la primavera, con lo cual no van a tener mucho tiempo de fortalecerse. El otro 75% lo venderemos a granel, posiblemente a la cooperativa Erica Mel”.Aunque la idea es, “si se puede, terminar vendiendo toda la producción con nuestra marca, pero esto no va a ser ni en un año ni en dos, es un proyecto a largo plazo”, dice Rodríguez.“La miel –afirma– es el único producto que no caduca ni se estropea. Tiene una baja concentración de agua, en torno al 17%, y un pH que hace que las bacterias no puedan proliferar, con lo cual no se estropea. Lo único que sucede es que la miel cuando baja de 20 grados, si es buena, cuaja, y la gente que no tiene ni idea no la quiere”. “La gente que no lo sabe prefiere una miel líquida y para eso hay que pasteurizarla y en el momento que subes la temperatura a unos 30 o 40 grados, no es miel, es azúcar”, explica María Dolores Rodríguez, quien asegura que esto hace que la manufacturación sea muy simple.La explotación también va a comercializar una línea de miel con propoleo al 30% y extracto de propoleo. “Esto lo empezaríamos a hacer en la primera fase porque no produce merma en la producción de miel”, comenta Rodríguez.Esta joven de 36 años considera que este tipo de ayudas pueden hacer que la gente más joven se quede en el campo y recuerda el compromiso de la Xunta de que antes de 2020 se tienen que incorporar unos 2.200 jóvenes y, a día de hoy, ya se han incorporado la mitad. Además, explica, son jóvenes que tienen que vivir del campo exclusivamente, ya que esta ayuda no es compatible con recibir otro sueldo. “Yo no sé de otras explotaciones, pero a día de hoy, en la mía si todo va más o menos bien, voy a poder cumplir”, explica Rodríguez, quien recuerda que una de las condiciones para la concesión de la subvención es que el proyecto sea viable.María Dolores Rodríguez también analiza la situación de las explotaciones apícolas y asegura que “Galicia no es capaz de abastecerse a sí misma de miel en estos momentos. De hecho, nuestra miel está muy cotizada y exportamos miel pero realmente no somos capaces de abastecernos”.Respecto a las mujeres en el campo gallego, Rodríguez asegura que “mujeres hay”, pero pocas. “De los 466 expedientes que se aprobaron este año, no sé cuántas mujeres seremos, pero la minoría seguro. Somos las menos pero como en casi todo en el planeta y poco a poco tenemos que ir empoderándonos porque la mujer gallega es la que siempre tiró para arriba”, concluye.