Las expresiones ‘me cago en la leche’, ‘que te pego leche’ (famosa por Ruíz Mateos) o ‘la leche que te dieron’, son bastante despectivas y que ya de por sí desprestigian bastante a la leche. En el fondo parece que haciendo estas ‘alusiones lácteas’ ya sabemos, desde hace tiempo, que la leche no era tan buena como nos la pintaba la industria láctea con su publicidad engañosa venida en los años 60 de los Estados Unidos.
‘Cinco años después de la Segunda Guerra Mundial entra Europa en contacto con la cultura norteamericana, y se producirá un cambio radical en los principios que durante siglos habían acompañado el crecimiento de los bebés: los fabricantes de leche en polvo y de alimentos dietéticos para niños arrinconaron la cultura tradicional, considerada como menos moderna y menos fiable. Incluso los pediatras se dejaron seducir por un comportamiento ‘moderno’ que no tenía en cuenta la individualidad biológica del lactante. Así se llegó a las aberraciones de la década de los 60 (introducción de los alimentos sólidos a partir del segundo mes de vida), que se está superando no sin dificultades tras haber visto, a más de veinte años de distancia, los problemas originados por estos cambios tan antinaturales.’
A unos les dieron leche materna con todos sus beneficios tanto físicos como emocionales y a otros, con menos suerte, nos dieron la leche de bote, todo un mejunje para aquellos inmaduros paladares de entonces, aunque hay que decir que nuestras propias madres pensaban que era mucho mejor que su propia leche…¡Menuda programación láctea!
Actualmente, después de décadas, el debate sigue en la mesa con sus pros y sus contras y además, está habiendo un ‘boom lácteo’ promovido por madres lactantes que abogan por una lactancia hasta la saciedad, por no decir hasta la Universidad. Personalmente opino, que lo ideal sería encontrar el punto medio del asunto y dejarnos de ser tan extremistas y simplemente decantarnos por lo que nos sea más adecuado, individualmente hablando.
Pongamos un ejemplo: Mujer trabajadora, soltera y recién madre con vistas a reincorporarse al trabajo en breve. Lo ideal, bajo mi punto de vista, sería dar a su bebé el calostro para aportarle las defensas necesarias y si puede aprovechar su leche durante su baja por maternidad y luego no sentirse culpable por no haber seguido dándole teta. Acabemos con este rollo lactivista que hace que muchas mujeres trabajadoras se sientan culpables y lo peor de todo es que transmiten esas emociones negativas a sus bebés creyendo que no son bien nutridos y sintiéndose ‘malas madres’ por ello. Mejor sería la leche materna, no cabe duda, pero no todo está en la nutrición física ya que es igual de importante, en estos momentos, la nutrición emocional.
Tenemos que ser realistas y ver en qué mundo de locos vivimos y las trabas que nos pone la sociedad actual para ser madres, auténticas Madres.
Otra cuestión importante que quiero recalcar es que, por mucha teta que una madre pueda dar a su bebé no será mejor si ésta no se cuida nutricionalmente hablando.¿Para qué sirve dar de mamar durante años si esa madre come desequilibradamente y si además lleva una vida estresante? Es normal que haya subido el índice de caries en los lactantes. La culpa no es de la leche materna, la raíz de este problema bucal viene directamente de la pésima alimentación de la madre. Pero ojo, algunas madres se creen que llevan una buena alimentación porque toman frutas y zumos (muchas en exceso y algunas litros de zumos industriales llenos de azúcares) y una ingesta excesiva de éstos que hace que nuestros niveles de glucosa en la leche sean más altos de lo normal, de ahí la llegada de la caries prematura.
Mi mensaje es claro: Si puedes dale teta con devoción pero cuidando tu alimentación y tu estado emocional; si no puedes por incapacidad física o laboral pues dale todo tu amor y cariño para que tu bebé se sienta saciado y nutrido emocionalmente ya que le ayudará con gran eficacia a que su sistema inmunitario sea fuerte y pueda contra infecciones, virus y demás visitantes y lo más importante, se sienta feliz y querido.
‘Son muchas las personas que en su infancia no se acercaron a la cantidad ideal del contacto con los pechos de su madre; demasiados de nosotros fuimos alimentados no por lo pechos maternos, sino por fríos pezones de plástico y fórmulas químicas elaboradas por empresas multinacionales. No es de extrañar que nuestra sociedad esté tan obsesionada por los pechos femeninos (tanto hombres como mujeres), ni tampoco que el escenario esté preparado tan pronto por molestias en esa zona del cuerpo femenino.’ C.Northrup.
Salud y Buenos Alimentos Maternos.
Yo Isasi