Más datos y hechos sobre la correlación existente entre el consumo de lácteos y enfermedades como diabetes y osteoporosis.
Un importante cuerpo de evidencia científica aumenta la preocupación acerca de los riesgos que los productos de leche de vaca traen a la salud humana. Estos problemas se relacionan con las proteínas, el azúcar, la grasa y los contaminantes en los productos lácteos, y lo inadecuada que resulta la leche de vaca entera para la nutrición de los lactantes.
Los riesgos del consumo de leche de vaca son más grandes para lactantes menores de un año de edad, para quienes la leche de vaca entera puede contribuir a deficiencias de varios nutrientes, incluyendo hierro, ácidos grasos esenciales, y vitamina E. La Academia de Pediatría Americana[1] recomienda que los lactantes menores de un año no consuman leche entera de vaca.
Los productos lácteos son muy bajos en hierro[2], contienen sólo cerca de 1 a 10 miligramos (mg) por porción de ocho-onzas. Para obtener la Asignación Diaria Recomendada en EE.UU. (15 mg de hierro), un niño tendría que beber más de 31 vasos de leche al día. La leche puede además causar pérdida de sangre del tracto intestinal, el cual, con el tiempo, reduce las reservas de hierro del cuerpo.
Los investigadores especulan que la pérdida de sangre podría ser una reacción a las proteínas presentes en la leche.3 La pasteurización no elimina el problema. Los investigadores de la Universidad de Iowa recientemente escribieron en la Revista de Pediatría que “en una gran proporción de lactantes, la alimentación con leche de vaca causa un incremento sustancial de pérdida de hemoglobina.
Algunos lactantes son delicadamente sensitivos a la leche de vaca y pueden perder grandes cantidades de sangre.”[3]
Aunque las preocupaciones son más grandes para niños en el primer año de vida, hay además preocupaciones para la salud relacionada al consumo de la leche entre niños mayores y algunos problemas asociados con los preparados de leche de vaca para niños.
Proteínas de la Leche y Diabetes
Varios reportes relacionan la diabetes insulino dependiente a una proteína específica de los productos lácteos. Esta forma de diabetes usualmente comienza en la niñez. Es la principal causa de ceguera y contribuye a enfermedades del corazón, daños renales y amputaciones debidas a una circulación pobre.
Estudios de varios países muestran una fuerte correlación entre el uso de productos lácteos y la incidencia de diabetes.[4] Un reporte reciente en la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra[5] agrega un soporte sustancial a la antigua teoría que dice que las proteínas de la leche de vaca estimulan la producción de anticuerpos[6] los cuales, destruyen las células pancreáticas productoras de la insulina.[7]
En un nuevo reporte, investigadores de Canadá y Finlandia encontraron altos niveles de anticuerpos en una porción específica de proteína de leche de vaca, llamada bovine serum albumin, en el 100 por ciento de los 142 niños diabéticos que estudiaron al momento en que la enfermedad fue diagnosticada. Los niños no diabéticos podrían tener tales anticuerpos, pero sólo en niveles mucho más bajos.
La evidencia sugiere que la combinación de una predisposición genética y la exposición a la leche de vaca es la mayor causa de la forma de diabetes en la niñez, aunque no hay un modo de determinar qué niños están genéticamente predispuestos. Los anticuerpos pueden formarse aparentemente en respuesta a pequeñas cantidades de productos lácteos, incluyendo los preparados para biberón.
La destrucción de células pancreáticas ocurre gradualmente, especialmente después de las infecciones, las cuales causan que las proteínas celulares sean expuestas al daño de los anticuerpos. La diabetes se hace evidente cuando del 80 al 90 por ciento de las células beta productoras de insulina son destruidas.
Las proteínas de la leche se encuentran además entre las causas más comunes de alergias a los alimentos. Con frecuencia, la causa de los síntomas no es reconocida por períodos sustanciales de tiempo.
El Azúcar de la Leche y los Problemas de Salud
Mucha gente, particularmente los descendientes de Asiáticos y Africanos, no pueden digerir la lactosa, o azúcar de la leche. El resultado de su consumo es sufrir de diarrea y gases. Para quienes pueden digerir la lactosa, sus productos derivados son dos azúcares simples: glucosa y galactosa.
La galactosa ha estado implicada en el cáncer de ovario[8] y las cataratas.[9,10] Los niños lactantes tienen enzimas activas que descomponen la galactosa. Con la edad, muchos de nosotros perdemos gran parte de esta capacidad.
Contenido de Grasa
La leche entera, quesos, cremas, mantequilla, helado de crema, crema agria (nata) y todos los otros productos lácteos –aparte de los desnatados y productos sin grasa– contienen cantidades significantes de grasa saturada, también como colesterol, que contribuyen a las enfermedades cardiovasculares y ciertas formas de cáncer.
Los cambios tempranos de las enfermedades del corazón han sido registrados en adolescentes americanos. Mientras que para los niños se hace necesaria una cierta cantidad de grasa en sus dietas, no hay un requerimiento nutricional para la grasa de leche de vaca. Por el contrario, la leche de vaca es alta en grasas saturadas, pero baja en ácido linoleico, ácido graso esencial.
Contaminantes
La leche contiene contaminantes frecuentes, desde pesticidas hasta drogas. Se ha demostrado que cerca de una tercera parte de los productos de la leche están contaminados con pequeñas cantidades de antibióticos.
El contenido de vitamina D de la leche ha sido pobremente regulado. Pruebas recientes de 42 muestras de leche encontraron sólo el 12 por ciento dentro del rango esperado de contenido de vitamina D.
Pruebas con 10 muestras de preparados para biberón revelaron que 7 productos contienen más de dos veces el contenido de vitamina D reportado en la etiqueta, y que uno de ellos tenía más de cuatro veces la cantidad en la etiqueta.[11] La vitamina D en exceso es tóxica.[12]
Osteoporosis
Los productos lácteos ofrecen un sentido de seguridad falso a quienes les preocupa la osteoporosis. En países donde los productos lácteos no son generalmente consumidos, hay realmente menos osteoporosis que en los Estados Unidos.
Estudios han mostrado los pequeños efectos de los productos lácteos sobre la osteoporosis.[13] El Estudio de Salud de las Enfermeras de Harvard hizo seguimiento a 78.000 mujeres por un período de 12 años y encontró que la leche no las protegía contra las fracturas de huesos. De hecho, quienes bebieron tres vasos de leche al día tuvieron más fracturas que quienes raramente bebían leche.[14]
Hay muchas buenas fuentes de calcio. Coliflor, brócoli, y otros vegetales de hoja verde contienen altos niveles de calcio que son fácilmente absorbidos por el cuerpo.
Un reporte reciente en la Revista Americana de Nutrición Clínica declaró que la capacidad de absorber calcio era realmente más alta para el coliflor que para la leche, y concluyó que “las verduras tales como el coliflor pueden ser consideradas al menos tan buenas como la leche en términos de absorción de calcio.”[15] Los granos son también ricos en calcio.
El jugo de naranja fortificado suple grandes cantidades de calcio de una forma agradable.[16]
El calcio es uno de los muchos factores que afectan los huesos. Otros factores incluyen las hormonas, el fósforo, el boro, el ejercicio, el fumar, el alcohol y las drogas.[17-20] La proteína además es importante en el balance de calcio. Las dietas ricas en proteína, particularmente en proteínas animales, promueven la pérdida de calcio.[21-23]
Recomendaciones
No hay un requerimiento nutricional establecido para los productos lácteos, y existen serios problemas de salud relacionados a las proteínas, azúcar, grasa y contaminantes en los productos lácteos.
Por consiguiente, se ofrecen las siguientes recomendaciones:
La lactancia materna es el método preferido, por ser más sano, completo y natural para la alimentación de los lactantes. Como es recomendado por la Academia Americana de Pediatría, la leche de vaca entera no debe ser suministrada a los lactantes menores a un año de edad.
Los padres deben ser alertados de los riesgos potenciales que a sus hijos trae el consumo de leche de vaca.
La leche de vaca no debe ser requerida o recomendada en las normas gubernamentales.
Los programas de gobierno, tales como programas de almuerzos en escuelas deben ser consistentes con estas recomendaciones.
Referencias
[1] American Academy of Pediatrics, Committee on Nutrition. “The use of whole cow’s milk in infancy”. Pediatrics 1992;89:1105-9.
[2] Pennington JAT, Church HN. “Food values of portions commonly used”. New York, Harper and Row, 1989.
[3] Ziegler EE, Fomon SJ, Nelson SE, et al. “Cow milk feeding in infancy: further observations on blood loss from the gastrointestinal tract”. J Pediatry 1990;116:11-8.
[4] Scott FW. “Cow milk and insulin-dependent diabetes mellitus: is there a relationship?” Am J CLin Nutr 1990;51:489-91.
[5] Karjalainen J, Martin JM, Knip M, et al. “A bovine albumin peptide as a possible trigger of insulin-dependent diabetes mellitus”. N Engl J Med 1992;327:302-7.
[6] Roberton DM, Paganelli R, Dinwiddie R, Levinsky RJ. “Milk antigen absorption in the preterm and term neonate”. Arch Dis Child 1982;57:369-72.
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[9] Simoons FJ. “A geographic approach to senile cataracts: possible links with milk consumption, lactase activity, and galactose metabolism”. Digestive Diseases and Sciences 1982;27:257-64.
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[11] Holick MF, Shao Q, Liu WW, Chen TC. “The vitamin D content of fortified milk and infant formula”. New Engl J Med 1992;326:1178-81.
[12] Jacobus CH, Holick MF, Shao Q, et al. “Hypervitaminosis D associated with drinking milk”. New Engl J Med 1992;326:1173-7.
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[21] Zemel MB. Role of the sulfur-containing amino acids in protein-induced hypercalciuria in men. J Nutr 1981;111:545.
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[23] Marsh AG, Sanchez TV, Mickelsen O, Keiser J, Mayor G. Cortical bone density of adult lacto-ovo-vegetarian and omnivorous women. J Am Dietetic Asso 1980;76:148-51.
Comité de Médicos por una Medicina Responsable
http://www.pcrm.org/health/Info_on_Veg_Diets/milk.html