En el grupo de los sírfidos, bonitas moscas polinizadoras que en muchas ocasiones imitan abejas y avispas, hay especies que se mantienen activas como adultos todo el año en Asturias. Por ello pueden ser registradas en invierno, y una de las más notables es el sírfido quizá más conocido y estudiado, la mosca cernícalo Episyrphus balteatus.
Controlar a esta especie en esta época se vuelve un poco más dificultoso. He podido comprobar que frecuentan mucho menos las flores, quizá por tener menos necesidades energéticas, así que son menos efectivos los métodos empleados durante el resto del año. Por ello para calibrar la importancia de la invernada debe rastrearse con cuidado la vegetación donde se refugia.
Uno de los refugios más notables en la campiña asturiana es el constituido por los setos de zarza, los populares artos, o sebes separadores de fincas. A finales de diciembre pude hacer una prospección detallada de los setos de las afueras de Luanco, en la zona de Peroño, recorriendo en total unos 1.700 m y registrando 14 ejemplares en total, uno cada 120 metros más o menos, una densidad notable. Recorridos similares en otras zonas un poco más cortos me dieron una densidad similar.
Casi la totalidad de los ejemplares que se ven en estas fechas son hembras, que son más resistentes a las bajas temperaturas. Vuelan en general de forma muy discreta a poca distancia del suelo entre la vegetación, ya que su principal misión en esta época es poner huevos, que en su día fueron fecundados por los machos. Lo hacen poco a poco, de forma muy dirigida y buscando lugares donde haya presencia de ácaros, de los que se alimentan las larvas. Ese es otro de los servicios que nos presta esta mosca tan útil y beneficiosa.
En día calurosos sí que se puede ver algunas moscas alimentándose y por tanto ejerciendo su función polinizadora. Buscan flores que no estén muy alejadas de los setos donde pasan el invierno, en especial velloritas y compuestas de flor amarilla. Se puede ver incluso alguno de los pocos machos presentes.
La mayor parte de los huevos que la mosca cernícalo pone en estas fechas dará lugar a individuos adultos al inicio de la primavera, cuando se produce una verdadera explosión de este insecto en la campiña asturiana. Desde aquí iniciarán entonces el asalto al continente europeo, ya que se trata de una especie migradora. Asturias y su campiña se convierten así en un importante reservorio de la especie durante el invierno. Sí que nos podemos encontrar con alguna hembra que podríamos denominar "fase oscura", con los tonos negros del abdomen más destacados, y que pueden haber nacido ahora en invierno. De todas maneras siguen siendo tan bonitas y llamativas como el resto de congéneres.