Revista Cultura y Ocio

La otra revolución hormonal

Publicado el 11 octubre 2017 por María Bertoni
La otra revolución hormonalEl segundo largometraje de Lenoir desembarcará el jueves 12 de octubre en salas de Buenos Aires, Gran Buenos Aires, Rosario, Santa Fe, Córdoba y Mendoza.

Cuando se lo piden, Aurora hace gala de un talento inútil y, cuando nadie la ve, lidia con una maldición igual de anodina. A partir de estas y otras ocurrencias, Blandine Lenoir le asegura a la protagonista de su nuevo largometraje, 50 primaveras, una personalidad ajena a la caricatura que Kathy Bates encarnó décadas atrás en la trama secundaria de la taquillera Tomates verdes fritos. Aquélla que inspiró el célebre diagnóstico en boca del personaje a cargo de Jessica Tandy: “Honey, you’re going through the change” (algo así como “Querida, estás experimentando el cambio”).

El cambio en cuestión es hormonal, comienza cerca de los 50 años, anuncia el final de la etapa reproductiva o, en palabras menos drásticas, el comienzo del climaterio. Para desdramatizar esta transición biológica con intensa repercusión sociocultural, la realizadora francesa despliega un sentido del humor amable, que contrasta con la tosquedad del retrato acordado a Evelyn Couch (recordémosla cuando remodela su hogar, enconsertada en un equipo de gimnasia y al grito de Towanda).

Salvo cuando bautiza a la protagonista con un nombre claramente alegórico, incluso anticipatorio de un final luminoso, Lenoir les escapa a los lugares comunes. A contramano de cierta tendencia eurocéntrica, le evita pretensiones universales a una aproximación a lo sumo occidental –sobre todo francesa– de la llamada crisis menopáusica (ilustra este acierto el diálogo de Aurora con una compañera de trabajo de origen africano).

Agnès Jaoui es el alma mater de esta comedia que se estrenará mañana en nuestro país, apenas seis meses después que en Francia. Es un placer reencontrar a la actriz, realizadora, cantante que los argentinos descubrimos en la lejana Un aire de familia, aprendimos a querer en El gusto de los otros, y vimos por última vez en alguna sala vernácula hace ¿cuatro? años.

Además de asumir el rol protagónico, Jaoui aportó algunas líneas al guión que Lenoir escribió con Jean-Luc Gaget. Acaso por eso encarna con absoluta ductilidad las distintas reacciones de su personaje ante las pequeñas hostilidades que ginecólogos, ex esposos, patrones, el mercado laboral en general, los medios de comunicación y sus cánones de belleza les infligen a las mujeres (occidentales) que empiezan a transitar el cambio diagnosticado por la enigmática viejecita Ninny Threadgoode.

La actriz se luce sola y acompañada por los demás integrantes del elenco. En las escenas compartidas con los colegas a cargo de los papeles secundarios y secundarísimos, saltan a la vista el tino de los responsables del casting y la destreza narrativa de los guionistas. En este punto corresponde destacar la capacidad para crear e hilvanar pequeños sketches contundentes, como la serie de entrevistas que Aurora mantiene con distintas agentes –todas contemporáneas– de la oficina estatal de reinserción laboral.

En declaraciones a La Dépêche du Midi, Lenoir explicó que Aurore (así es el título original del film) tiene un origen autobiográfico.

Empecé a transitar mis cuarenta años con angustia y sin comprender por qué, a diferencia de mis amigos hombres, tenía tanto miedo de envejecer. Enseguida me di cuenta de que las mujeres de cincuenta años no aparecen representadas en el cine, y entonces me pregunté cómo podemos tener ganas de llegar a una edad invisibilizada. Al mismo tiempo veía que muchas de mis amigas –mujeres formidables, bellas, talentosas– llegaban a esta instancia con una soledad amorosa terrible. Tuve ganas de rendirles homenaje, de darles (y darme) ganas de envejecer. Aurore es también una manera de curar mis propias angustias“.


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