Algo sorprendida me quedé cuando nominaron La pesca del salmón en Yemen a varios Globos de Oro, aunque al final no se haya llevado ninguno. Si bien es cierto que soy de las que defienden este tipo de films para pasar el rato, que se definirían como encantadores, con una historia romántica al uso y con final predecible, no es para nominarla a este tipo de premios. Galardones a parte, la película de Lasse Hallström es menos artificiosa, presuntuosa y más natural de lo que estamos acostumbrados a ver del director, sobre todo después de la sparkiana Querido John. Se nos presentan unos personajes que con poco consiguen hacer una película agradable, que mantienen unas conversaciones interesantes y que se plantean si su vida hasta ahora ha tenido sentido.
En estos papeles, McGregor y Blunt combinan a la perfección la sutileza y la naturalidad de su historia de amor, y como contraste aparece un personaje antagónico, fuerte y excéntrico, una mujer de armas tomar que lleva el control de la situación y cuyas conversas con el primer ministro son de lo mejor del film. La sencillez de la película resulta de un guión que no destaca, con una premisa un tanto inverosímil y con un desarrollo que no aporta sorpresa alguna. El espectador sabe bien qué vendrá y cuál será el final del film, pero eso no deja de querer seguir viéndolo para comprobarlo. En suma, La pesca del salmón en Yemen es de esas películas que te hacen pasar un buen rato, que incluye amor para nada apasionado, más bien contenido, humor británico, bellas imágenes, y alguna que otra denuncia sobre el quehacer político y las relaciones internacionales. Sencilla, bonita, pero al fin y al cabo olvidable.
Nota: 7Alejandra Diez
Hace un tiempo, justo antes del estreno de La pesca del salmón en Yemen, recuerdo decirles a mis compañeros de Cinema Lights que la filmografía de Lasse Hallström -al menos sus trabajos en inglés- se podía dividir en dos bloques: el de las buenas cintas, con ese toque mágico marca Hallström -¿A quién ama Gilbert Grape?, Chocolat, Las normas de la casa de la sidra-, y el de las aceptables y meramente entretenidas, aquellas que muchos han considerado sentimentaloides, aburridas, horrendas, etc. etc. -Siempre a tu lado, Hachiko, Querido John-. Tenía la esperanza de que, esta vez, de la mano de McGregor y Blunt, podríamos sumar La pesca del salmón en Yemen en el primer grupo... No fue así. Algo le falta a esta historia -credibilidad, narrativa, un buen clímax, Lena Olin...- para pasar del notable ordinario. No obstante, y si le quitamos la inverosímil cadena de acontecimientos finales, el film de Hallström es un film disfrutable y amable, con dos protagonistas muy acertados -cuándo no lo están- en sus respectivos papeles contrapuestos y a la vez atrayentes, como el salmón que nada a contracorriente.
Así como en la parte dramática la narración falla bastante -en ese sentido es muy superior El exótico hotel Marigold-, las escenas de comedia dan bastante juego y vida a la película. Sólo hace falta ver a Ewan McGregor contando el porqué no es viable llevar salmones al Yemen [imagen de arriba] o a la siempre genial Kristin Scott Thomas en sus cínicas conversaciones con el primer ministro. Finalmente, las razones de este 7 -ya sabéis que entre Alejandra y yo, a no ser que nos pongáis superhéroes por en medio, no acostumbra a haber demasiada discordia, aunque sí valoraciones distintas- se completan gracias a los diálogos entre el sheik y los protagonistas (por muy idealistas que sean), la química entre McGregor y Blunt y las notas de un Dario Marianelli que, ya me perdonareis, pero está mejor aquí que en la forzada y exagerada Anna Karenina. P.D. Por cierto, tampoco habría sido tan difícil nominar a Seven Psychopaths como mejor película de comedia en los Globos. Claro que después de The Tourist, todo era posible.
Nota: 7
M. del Mar Gallardo
Supongo que los Globos de Oro nominaron a esta cinta por su conocido reparto. De musical, no tiene nada. De comedia, puede ir de ella, pero no hace gracia. De calidad, poca; y menos si comparamos con dos de las nominadas en la misma categoría. La pesca del salmón en Yemen es una aburrida historia que deambula entre géneros para terminar en el sinsentido y en la absurdidad de una comedia romántica en que no te crees nada. Tampoco funciona ese intento de crítica a la burrocracia y la diplomacia internacional a través del personaje de Kristin Scott Thomas. Esta amalgama de géneros y situaciones se diluye, el guión se pierde en sí mismo y acaba agotando al espectador.
Un par de momentos simpáticos y algún diálogo inspirado -normalmente, conversaciones entre los dos protagonistas- no eclipsan unos personajes vacíos sin ningún tipo de interés. El guión no cuaja en ningún momento y su mayor desacierto es mezclar tanto para ofrecer tan poco: tiene elementos de la comedia tradicional inglesa, pretensiones de fábula a lo Big Fish, aspiraciones al sarcasmo político tipo la estupenda In the loop y la relación entre sus protagonistas cabalga entre el drama y la comedia. Este desconcierto y la atmósfera new age que respira acaba por convertir el film en algo ridículo en donde solo la labor de los actores y poco más destacan ante tanta mediocridad. Ni por bien ni por mal permanecerá en el recuerdo, se olvida tan rápido como el tiempo que tarda un salmón a cruzar un río.
Nota: 3
Alain Garrido