(Dirigida por Francois Truffaut –
Francia 1976)
“El amor es para el niño como el sol
para las flores; no le basta pan: necesita caricias para ser bueno y ser fuerte”.
Concepción Arenal
La historia de un grupo de niños dispuestos a crecer en
todos los aspectos de su vida. Un maestro que les enseña a pensar.
Lo más interesante de esta película es la manera tan
natural como actúan los niños. No hay un personaje principal, los niños tienen
una historia distinta cada uno por contar en la pantalla. En una escena Julien,
el niño más pobre de la clase, logra ingresar al cine sin pagar dinero gracias
a una astuta idea. Recordemos que Truffaut en su niñez era un fanático del
cine.
Julien viene a ser el tipo de niño que llega a la escuela
y corrompe a otros niños. Sin embargo es un niño sufrido, golpeado en su casa,
medio traumado. Patrick será el niño que intentará ayudarlo, además que en este
proceso se ayudará a conocerse a si mismo. Hay otros niños como los hermanos De
Luca (dos avezados niños con ganas de ser adolescentes), Bruno (este no es un
niño, este es casi un joven jugando a ser adulto), Sylvie (una niña ansiosa por comprender a sus
padres y sus actitudes tan adultas), Richard (un niño deseoso de ser mejor
alumno en la clase), Martine (niña enamorada de Patrick y en espera de probar
la emoción de un beso por parte de él). Hay muchos niños en la clase, pero sólo
he mencionado algunos.
Desde el punto de vista educativo esta película es infaltable
para todo educador.
Escena para recordar: El profesor se dirige a los alumnos
luego de que Julien es llevado con la gente de la asistencia pública.
Profesor: Sé que todos estamos pensando en Julien Leclou.
Lo leyeron en los periódicos, oyeron a sus padres hablar de eso entre ellos o
con ustedes. Antes de que nos vayamos de vacaciones quiero hablarles de Julien.
Para empezar no sé mucho más que ustedes ignoren pero les diré lo que pienso.
Como me siento. Primero, la beneficencia pública cuidará de Julien. Lo
colocarán con alguna familia. Y les aseguró que a donde vaya, estará mejor que
con su familia que lo maltrataba tanto, donde en sus propias palabras: “lo golpeaban”.
Su madre perderá sus derechos maternales. Para Julien, pasarán muchos años
antes de que esté en libertad de ir y venir a donde quiera. El caso de Julien
es tan terrible que no podemos evitar el comparar nuestras vidas con la suya.
Mi infancia no fue tan trágica pero créanme estaba ansioso por crecer. Me daba
cuenta que los adultos tenían todos los derechos. Son dueños de si mismos,
pueden vivir sus vidas como quieran. Un
adulto que no es feliz puede comenzar su vida en otra parte, desde cero. Pero
un niño que no es feliz esta condenado a la impotencia. Sabe que es infeliz
pero no puede expresar esa infelicidad con palabras y lo que es peor algo
dentro de él le impide poder dudar de sus padres o de los que lo hacen sufrir. Si
un niño no es amado y sufre, él cree que es culpable y ¡Eso es lo terrible! De
todas las injusticias de la humanidad .. la injusticia hacia los niños es la
peor, la más despreciable. La vida no siempre es justa y nunca lo será …
Nota:
Este artículo, escrito por David Cotos, fue originalmente publicado para el
Blog “Homenaje a Truffaut de un peruano”