Hace unos días este blog cumplía su primer año de vida, que mejor homenaje que dedicar esta entrada a nuestro equipo, a nuestra ciudad. Esta es la historia de uno de los mejores equipos que ha habido en Oviedo, en Asturias y en España, “La Primera Delantera Eléctrica” del R.Oviedo.
Oviedo, es la capital de Asturias. Teniendo en la actualidad 225.000 habitantes dentro de su concejo. Su origen se remonta a la Alta Edad Media (siglo VIII), o incluso antes. Asimismo es un concejo asturiano cuya capital es la ciudad del mismo nombre, Oviedo, y una parroquia de dicho concejo, que comprende a Oviedo capital. La historia milenaria de la ciudad de Oviedo está ligada a su papel de capital de Asturias: primero del Reino Astur, y después del Principado, más tarde de la provincia y, finalmente, de la Autonomía. La historia de la ciudad de Oviedo es la de un cruce de caminos, la de un punto clave en la historia del norte de la Península y de la Europa medieval. El Camino de Santiago y la Ruta de la Plata tienen en Oviedo un jalón capital de ambas rutas que contemplan ya una historia milenaria.
La historia del fútbol en la ciudad de Oviedo comienza como la de muchos otros sitios: con el retorno de estudiantes de clases adineradas que cursaban sus estudios en Inglaterra, donde habían practicado un novedoso juego de equipo llamado “foot-ball”. En 1903, se forman los primeros equipos que juegan partidos de exhibición en el Campo de Maniobras de Llamaquique ante otros clubes de Gijón y Avilés. Pero estos equipos no pasarán de ahí.
El primer equipo representativo de la ciudad se funda en 1914: el Real Stadium Club Ovetense. En 1919 se funda el segundo club de la ciudad: el Real Club Deportivo Oviedo. Desde el comienzo, se crea una gran rivalidad en la ciudad entre este club, tenido por el club de las clases pudientes, y el Stadium Ovetense, representativo de las clases populares. A pesar de todo, el Stadium Ovetense siempre está por encima del Deportivo Oviedo. Por aquella época la principal competición futbolística española era la Copa del Rey. Participaban en ella los ganadores de los campeonatos regionales, torneos que se disputaban previamente, entre ellos el Campeonato Regional de Asturias. El primer gran triunfo llega de la mano del Stadium que, en 1925, consigue proclamarse campeón de Asturias y juega la Copa del Rey de 1925, donde queda apeado en cuartos de final. El siguiente año es un desastre para ambos equipos de Oviedo, por lo que rápidamente se vio la conveniencia de fusionar ambos para dar lugar a un club más poderoso.
El gran portero del Stadium Ovetense, Óscar Álvarez, medió ante ambas directivas para conseguir llegar a un acuerdo. El 14 de marzo de 1926 se reunieron los dirigentes de ambos clubes para fijar las condiciones del acuerdo; el 26 de marzo se volvieron a reunir para dar su acuerdo final, fecha que se tiene por la de fundación del nuevo club y, finalmente, se firma el acta de fusión el 26 de abril. En estas reuniones se determinó, aparte de los estatutos del nuevo club, que el color de la camiseta sería el azul y que en el escudo figuraría la Cruz de los Ángeles, símbolos ambos de la ciudad.
El primer partido del Real Oviedo se juega en el estadio Vetusta del Stadium Ovetense (situado en el barrio de Fozaneldi) frente al Arenas Club de Guecho, uno de los equipos más fuertes del momento. El Real Oviedo perdió por 2-6. La formación del primer Real Oviedo de la historia es la que sigue: Óscar Álvarez; Comas, Trucha; Justo, Mieres, Obdulio; Tiesu, Emilio Menéndez, Ángel Avilesu, Barril y Pepín. Unos pocos años después se formaría en el histórico club carbayón la que sería una de las delanteras más conocidas del mundo balompédico español; “La Primera Delantera Eléctrica” del R. Oviedo y del fútbol español.
Casuco, Gallart, Lángara, Galé e Inciarte. Cinco nombres propios, una delantera histórica, “La Eléctrica”, su legado: dos temporadas, 34 partidos, 101 goles. A esa leyenda le sucedería meses después una aún mayor; la de una regla mnemotécnica en forma de oración corta, de fácil recuerdo, que mayores y pequeños recitaron (y recitan muchos en la actualidad) de memoria, con pasión y orgullo, como una tradición heredada de padres a hijos. Fue la segunda versión de La Eléctrica: Casuco, Gallart, Lángara, Herrerita y Emilín. Sus méritos: dos temporadas, apenas 54 partidos y 124 goles. Ni siquiera el odio, la muerte, o la hambruna de la Guerra Civil Española pudo acabar con los recuerdos de quienes fueron testigos de una hermandad de ángeles a los que, si les paraban los pies, les salían alas. Tenían el gol inyectado en la sangre y el azul de Oviedo en las arterias.
“La Delantera Eléctrica” era el sobrenombre con el cual fue conocida la delantera de los años 30 del Real Oviedo. Por aquella época se jugaban con 5 delanteros, por lo que en aquellos tiempos las goleadas eran muy comunes. Los cinco delanteros de “La Primera Delantera Eléctrica” del Real Oviedo serían “Casuco”, Gallart, Langara, Gale e Inciarte. En dos temporadas (31-32 y 32-33) jugando 16 y 18 partidos por cada una, marcarían un total de 101 goles, quedando ambos años máximos goleadores de la liga. Decir que en la segunda temporada el Real Oviedo conseguiría el ascenso a la Primera División. De esta delantera eléctrica cabe destacar a su mayor artífice, Isidro Lángara, habiendo obtenido tres Pichichis en la máxima categoría del fútbol español, y ser uno de los tres jugadores en la historia del fútbol mundial en tener al menos un pichichi en tres ligas de distintos países, siendo estas España, Argentina y México.
Ya en la división de honor se formaría “La Segunda Delantera Eléctrica”, que perduraría hasta el comienzo de la Guerra Civil Española. Durante las temporadas 33-34, 34-35 y 35-36, esta delantera conseguiría ser dos veces la segundo máxima goleadora de la Primera División y otra sería la máxima goleadora. En esas tres temporadas el delantero que más goles marcaría sería Isidro Lángara, habiendo marcado 81 goles en 60 partidos de liga, y con la selección española 17 en 12 partidos. El resto de componentes de “La Segunda Delantera Eléctrica” serían “Casuco”, Gallart, Herrerita y Emilin. Tras el inicio de la Guerra civil esta delantera no volvería a jugar junta.
Por último se llegaría a formar una “Tercera Delantera Eléctrica”. Esta solo duró dos años porque muchos equipos de la liga pretendían fichar a sus integrantes. En dos temporadas marcarían un total de 124 goles en 54 partidos En una época en la que se jugaba al fútbol con cinco delanteros, era frecuente que los quintetos que alcanzaban una especial relevancia o una capacidad goleadora fuera de lo normal fuesen bautizados con apelativos de diverso tipo. Así pasarían a la historia “La Primera Delantera Histórica” del Ath. Bilbao de principios de los años 30 (también conocida como “El Ataque Mortífero”) , “Los Stukas” del Sevilla, F.C. en la postguerra o “La Delantera de Seda” del At. Madrid, por mencionar alguno de los muchos ejemplos existentes.
El periodista “Moncho”, que firmó durante muchos años las crónicas de los oviedistas en el extinto diario La Voz de Asturias, tuvo la idea de bautizar como “La Delantera Eléctrica” la que formaron en el Real Oviedo; Casuco, Gallart, Lángara, Galé e Inciarte, la temporada del primer ascenso carbayón a Primera División y la anterior. Motivos no le faltaban cuando fueron ellos los que comenzaron a acostumbrar a la parroquia azul a las tardes de grandes goleadas en Buenavista, hasta el punto de que poco menos que se les exigía que marcasen cinco goles para poder decir que había salido “el Jorobu” (y es que el número 5 del marcador del viejo estadio de Buenavista tenía un trazo defectuoso que el ingenio popular comparó por su semejanza con la figura de una joroba).
Los cambios en la formación del quinteto en los años venideros haría que esa fuese la primera de las tres que la crítica aceptó
consensuadamente. Tímidamente en Valencia intentaron apropiarse del calificativo aplicándolo al gran ataque de su equipo en los años 40 (Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza), pero acabaron desistiendo. La verdadera “Delantera Eléctrica” de la historia futbolística es la del Real Oviedo. Como extremo derecha jugaba Casuco. Era un asturiano que aportaba una gran rapidez al juego del equipo con sus internadas por la banda. Llegó al Oviedo al final de la temporada 1931-32 (no llegó a jugar partidos de Liga aquella campaña en la que ese puesto era ocupado por Polón) procedente del Stadium Avilesino, formó una gran pareja con su compañero en esa zona del campo, Gallart, el cual se había incorporado a la disciplina azul un año antes.
El directivo Luis Botas se había desplazado a Barcelona para concretar el fichaje del barcelonista Sastre y al no presentarse éste a la cita convenida, cambió el objetivo y con las 45.000 pesetas que llevaba para realizar la operación, se trajo para Oviedo a los españolistas Tonijuán (que tras jugar sólo una temporada colgaría las botas de futbolista y se haría cargo del banquillo llevando
al Real Oviedo a Primera División) y Gallart. Gallart era un interior derecha barcelonés de poca estatura (1,65 m.) y constante brega, que ya tenía un nombre en el fútbol español como integrante del Español de Ricardo Zamora. Incluso sabía lo que era marcarle goles al que iba a ser su nuevo compañero, el portero Óscar, pues anotó los dos de la victoria por 2-0 del Español sobre el Real Oviedo en el partido de ida de Cuartos de final de Copa disputado el 4 de mayo de 1930.
No llegó a ser internacional pese a ser convocado para el España-Yugoslavia disputado en Buenavista en 1932 y de jugar en plena
Guerra Civil con una “supuesta” selección española que se enfrentó a Portugal en Vigo en noviembre de 1937 en un encuentro que no sería reconocido como oficial por la FIFA. Integró también “La Segunda Delantera Eléctrica” y hasta jugó en el Real Oviedo de la posguerra tras su cesión al Racing de Ferrol, hasta que causó baja en 1943. Su rendimiento en las nueve temporadas que vistió de azul fue extraordinario, marcando 39 goles en los 134 partidos de liga que disputó entre Primera y Segunda División (uno de ellos el primero de la historia oviedista en la máxima catgoría), al margen de los obtenidos en el torneo de Copa y en los campeonatos regionales.
Mediada la temporada 1930-31, en diciembre de 1930, llegó a Oviedo un vasco que iba a ser considerado por muchos el mejor delantero centro mundial de la época, Isidro Lángara. Tras unos comienzos difíciles en los que la directiva presionaba para que el puesto de delantero centro lo ocupase el canario Álamo en contra del criterio del entrenador (Patricio O’Connell había descubierto en su primer entrenamiento sus grandes cualidades afirmando que se trataba “de un diamante sin pulir, una mina de oro”). O’Connell tuvo que abandonar el cargo en parte, por esa discrepancia. Pero Lángara pronto le daría la razón al entrenador, convencería a todos y se quedaría en propiedad con el puesto de ariete. Su facilidad anotadora le llevó a debutar con la Selección Española cuando todavía jugaba en Segunda División con el Oviedo. Y es que la fama que estaba alcanzando “La Delantera Eléctrica” no se veía afectada por ese motivo. Remataba desde cualquier posición, en cualquier postura y con una dureza asombrosa que causaba admiración y temor en los porteros.
El otro asturiano de la delantera era Gonzalo Díez Galé. Con 17 años ya jugaba en el Stadium Avilesino y al poco tiempo fue fichado
por el R. Madrid, con quien jugó dos temporadas antes de regresar a Avilés, pues el fútbol era para él algo secundario a los estudios. Del equipo avilesino es fichado por el Oviedo, como poco después haría Casuco, donde jugaría dos temporadas (1931-32 y 1932-33), abandonando la práctica futbolística tras el ascenso oviedista para dedicarse únicamente a sus estudios. Había marcado nada menos que 17 goles en 31 partidos de Liga, lo que demuestra sus facultades goleadoras pese a jugar de interior. Las secuelas que le había dejado una lesión también influyeron en su decisión.
Galé era un jugador eminentemente elegante. Se compenetraba de maravilla con Lángara. En abril de 1933 fue convocado y jugó
dos partidos con la Selección Española en otro claro ejemplo de que la militancia oviedista en Segunda División no era obstáculo para que la calidad de lo integrantes de esta delantera de lujo fuesen reconocidos a nivel español. Fue el segundo internacional español del Oviedo. Completaba el grupo como extremo izquierda, Inciarte, un vasco que estuvo bajo la disciplina azul entre la temporada 1930-31 y la 1935-36. Bastante veloz, si hubiese que definirle con una palabra esta sería improvisación. Hasta la llegada de Casuco, disputó muchos partidos en la banda derecha. Polón era el acompañante habitual de Galé por la izquierda.
La capacidad anotadora de la “Primera Delantera Eléctrica” fue la clave para lograr el ascenso del club azul a la Primera División Española por primera vez, categoría de la cual es el Oviedo uno de los primeros veinte equipos con más temporadas disputadas, y categoría que volverá a acoger partidos en la capital asturiana en un futuro, que nadie lo dude.
Para terminar esta entrada, el siguiente vídeo de la colección de RTVE “Históricos del Balompié”, en donde se habla de la primera etapa de la historia del R.Oviedo, haciendo especial hincapié en “La Primera Delantera Eléctrica”, aquella inolvidable para la memoria de la hinchada oviedista, formada por Casuco, Gallart, Lángara, Galé e Inciarte;