Revista Arte

La resonancia afectiva

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

La resonancia afectiva, un concepto familiar para nosotros, es algo considerado erróneamente obvio por parte de la población general.

Un terapeuta, público o privado, cualquiera afincado aquí en Asturias, en Oviedo, ha visto la semana pasada a varias personas que no emanaban una natural resonancia afectiva.

La resonancia afectiva
Pudieron sentirlo, en su superávit o en su ausencia, porque ellos si tenían resonancia afectiva. Son las misma tripas de las que hablaba aquel insigne psiquiatra vasco que nos enseñó los mecanismos animales del miedo.

El miedo se siente, se respira, se palpa en el aire, quizás porque puede ser cierto que aun residen en nosotros destrezas del hombre antiguo, de un código ancestral que tenía más que ver con la capacidad de erizarse de la piel que con gurús de la criminología.

Puedo sentir en consulta cuando mi interlocutor apenas siente nada. Cuando le importo lo mismo que un protozoo, puedo sentirlo en mi propio ego. Esa no es la cuestión. Mucho más crucial es la presencia clínica de escasa resonancia afectiva en personas que sufren o que hacen sufrir a los demás.

Para apelar a la capacidad de las personas que trato para girar la cabeza cuando les hablo o de un objetivo que creo les puede ayudar a sublimar sus problemas estoy contando con su resonancia afectiva. Me gusta el concepto de sublimación de conflictos; si bien es cierto que en un intento de acercarlo a la gente lo cocinamos desprovisto de excesos psicodinámicos. Lo hacemos nuestro. Una persona con un objetivo ya no está sola. Una persona con un plan B quizás pueda .

Se puede observar el odio y la rabia hacia los demás o hacia uno mismo en el grado, si bien aparente, de resonancia en un speech sobre la familia de uno. Sea proyectivo o introyectivo puede sentirse gracias a lo gestual, a la tensión que conlleva el hermetismo o al tono de voz.

Esta semana veremos otra vez a personas que sienten demasiado o demasiado poco. Si logramos ponderar cuánto hay de uno y cuánto es sintomático, huir otra vez del papel de jueces, veremos mucho más del problema de esa persona.


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