¿Qué relación tengo con Roma? Se me ocurre decir que es mi madre. Si alguien me preguntara qué relación tengo con mi madre, respondería que una madre es una madre, la persona que te da la vida”.
El libro de Di Paolo y Biferali desensilló en las librerías italianas en abril pasado.
Éste es uno de los pasajes de la entrevista exclusiva que figura al final de Viaje a Roma con Nanni Moretti, libro de Paolo Di Paolo y Giorgio Biferali cuyo desembarco en las librerías de Italia coincidió con el estreno de Mia madre en su país de origen en abril y con los preparativos para la exhibición en el 68° Festival de Cannes en mayo. Con suerte, alguna editorial argentina imite a Lozzi Publishing y aproveche el arribo del mencionado film a Buenos Aires para encarar la traducción de una obra entrañable.
En la reseña que redactó para Affaritaliani, Patrizio Macci comparó esa entrevista con una pepita de oro. Al parecer, el realizador abandonó su discreción habitual y “reveló detalles inéditos de su manera de pensar el cine y de su relación con la Capital”.
Jessica Cerino cubrió para Correta Informazione la presentación de la obra en la librería Feltrinelli de la Galleria Sordi. Asistieron los autores y el propio Moretti.
La periodista señaló que Di Paolo -nacido en 1983- y Biferali -“clase 1988″- son dos promesas de la literatura italiana. Luego citó al primer escritor: “La idea del libro comenzó charlando, sin imaginar que Nanni terminaría participando de alguna manera. Recorrimos las calles y los lugares que fueron locaciones de sus películas con la intención de poner en evidencia ciertos puntos en común”.
El proyecto se desarrolló en torno al núcleo temático de Caro diario. Según Di Paolo, “el libro habría sido impensable sin este film cuyas visiones se suceden bajo una forma escénica de cuento e invitan al espectador a tejer la trama narrativa”.
Con el tiempo los autores fueron descubriendo otros rincones de la ciudad. Al final, terminaron proponiendo “una Roma revisitada en cada una de las cuatro estaciones”. El recorrido concluye un día de invierno frente al Hospital Forlanini.
Moretti también habló:
Me siento incómodo porque ustedes saben mucho más de mis películas que yo. Cada tanto me pasa que se me acerca un muchacho con una sonrisa. Me dice algo, yo le devuelvo la sonrisa y él repite la misma frase. Sigo sonriendo sin entender. Después me doy cuenta de que se trata de una frase extraída de algún largometraje mío.
Caro diario fue citada varias veces. En realidad la película nació por casualidad, mientras tenía en mente otro proyecto. Sufro una enfermedad incurable: debo estar en Roma el 15 de agosto, aunque me encuentre en un hermoso lugar de vacaciones. Así vino al mundo el primer cortometraje de veinte minutos que me muestra montado a una Vespa, ansioso por descubrir el lugar donde asesinaron a Pier Paolo Pasolini, qué cosa era el Spinaceto, etcétera.
Después caí en la cuenta de que era una irresponsabilidad, una ligereza convertir este episodio en todo un film. Por esta razón terminé escribiendo los otros dos episodios: el de las islas y el de los médicos”.
Entre los anticipos y reseñas que la prensa italiana le dedicó a Viaggio a Roma con Nanni Moretti, se destaca este artículo que Michele Lauro redactó para la revista Panorama. Allí, el periodista explicó que Di Paolo y Biferali recrearon el recorrido urbano que realizaron entre dos primaveras, y que los llevó a “lugares poco mainstream pero repletos de historias dignas de ser contadas”.
Los autores intercalaron el texto de rigor con fotogramas, fotos de rodajes, mapitas y citas de parlamentos de películas. De esta manera le rindieron un homenaje afectuoso al cine de Moretti (desde Io sono un autarchico de 1976 a Mia madre de 2015) y al cine romano en general. Lauro escribió:
Detrás de la apariencia de guía para cinéfilos, este Viaje a Roma… esconde su condición de libro de autor, que se manifiesta en referencias a la literatura y al teatro, a la política, a la Historia, al psicoanálisis, a disciplinas profundamente entrelazadas con la poética de Moretti. Pensamientos que el viento de Roma esparce y deja ocultos a la espera de que alguien los descubra.
En el fondo, los dos escritores respetan el bajo perfil anunciado ya desde el título, la invitación a recorrer las pistas romanas de Nanni para capturar el vínculo emotivo del director con las locaciones de sus films. Pero a través de estas películas -admite Di Paolo en la introducción del libro- asoma una contra-historia de los últimos cuarenta años de Roma e Italia.
Al mismo tiempo escena, símbolo y mensaje, la ciudad eterna revive en estas páginas como fotogramas de pequeña belleza: los barrios transitados por la motoneta en Caro diario, los bancos de Villa Pamphili en Ecce bombo, el patio del Palazzo Farnese que en Habemus Papam se convierte en cancha de vóley, la autopista Roma-Fiumicino por donde circula el auto equipado con cámara de filmación delantera en una de las escenas graciosas de Mia madre…”.